Gerhard Zeeb

Manual de entrenamiento de fútbol


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      EXPLICACIÓN DE LOS SÍMBOLOS Y ABREVIATURAS

imagesDesplazamiento/trayectoria del jugador sin el balón
imagesDesplazamiento/trayectoria del balón
imagesDribling
imagesDribling con finta - Finta
imagesCentro
imagesTiro a portería
imagesJugador, contrario
imagesJugador con el balón
ACAncho del campo
CCCentrocampista
CCPCuarto del campo
CDCCentro del campo
CECentro
CJCreador de juego
DCDelantero centro
DCLDefensa central
DDCDiagonal del campo
derderecha
DFDefensa
DLDelantera, delantero
DRDefensor
EDExtremo derecho
EIExtremo izquierdo
ETEntrenador
GMPortero
hdhacia delante
hlhacia un lado
hthacia atrás
izqIzquierda
LBLibre
LCLargo del campo
LMLínea de medio campo
MCMarcador
MDCMitad del campo
PRPared
SESesión de entrenamiento

      TÉCNICA Y TÁCTICA DE LAS DIFERENTES POSICIONES DE LOS JUGADORES EN EL EQUIPO

      La técnica futbolística comprende el grado de capacidad de controlar el balón correctamente en cualquier situación del juego, esto significa recibir y llevar el balón, conducirlo, driblar, jugarlo y tirar a portería con seguridad.

      Por táctica se entiende el saber utilizar de forma adecuada en una situación de enfrentamiento los medios humanos y técnicos, teniendo en cuenta las influencias ambientales, para alcanzar el mejor resultado posible.

      La forma física, técnica y táctica, sin olvidar tampoco la preparación, son los factores a tener en cuenta en el rendimiento de jugadores y equipo.

      Mientras que en las categorías inferiores de aficionados se otorga en muchas ocasiones demasiada importancia al trabajo de preparación física, por regla general la enseñanza de la técnica y de la táctica se queda corta. Esto es comprensible, ya que los pocos días de entrenamiento semanales sólo permiten hasta cierto punto una enseñanza específica de los principios técnicos y tácticos.

      En la planificación del entrenamiento, esta carencia se compensa integrando estos elementos técnicos y tácticos en los diferentes ejercicios complejos adecuados al juego de las sesiones de entrenamiento. Esto supone, por ejemplo, que en los partidillos la recepción y la entrega del balón sólo se permiten con la pierna “mala”. También puede procurarse que para los problemas tácticos, por ejemplo, sólo se permite culminar una jugada con disparo a portería tras un centro atrasado, constituyendo los puntos fuertes de estos ejercicios.

      Ya en la edad infantil es en muchos casos el biotipo, pero también las cualidades técnicas, las decisivas para decidir en qué posición se va asentando un futbolista con el tiempo. No es necesario señalar aquí las exigencias técnicas a un portero, un defensa, un centrocampista o un delantero, pues ya son conocidas.

      Pero sí parece conveniente dar algunas indicaciones sobre las exigencias tácticas de las diferentes posiciones en el equipo, ya que aquí cada entrenador tiene determinadas expectativas, que debería comunicar a sus jugadores.

      El buen portero se caracteriza en primer término por su posicionamiento, que consiste en intuir aparentemente la esquina, en cubrir a tiempo el ángulo y en controlar el área de penalti. Un viejo dicho de los porteros dice que toda parada que se ha hecho necesaria viene precedida de un error de posición.

      Un portero debería ser también director de la defensa, ya que disfruta de una mejor visión del juego que se desarrolla delante de él. En este sentido, debería estar en condiciones de reconocer y corregir los fallos de colocación o errores tácticos de la defensa.

      Si está en posesión del balón, representa la situación que inicia el ataque. Esto exige que reconozca la necesidad de un desplazamiento del juego y requiere que haga una entrega precisa mediante el envío con la mano y el servicio de bote pronto o a balón parado. Como anotación al margen cabe señalar que deberá saber controlar el tiempo durante el partido en función de las necesidades tácticas.

      Una situación adecuada le evitará más de una intercepción, así como el uno contra uno, y esto es válido sobre todo para el lateral. Él debe conservar la así llamada “línea interior”, es decir, debe procurar estar siempre más cerca de la portería que el jugador contrario. Junto al mareaje al hombre el fútbol moderno pide que el lateral domine también perfectamente la defensa en zona (por ejemplo, cuando el contrario sólo juega con dos puntas y deja un carril libre).

      Su comportamiento en el uno contra uno se reflejará en lo bien que domine la intercepción, en su velocidad, en su juego de cabeza y en su seguridad en el disparo.

      Pero no sólo en la defensa, sino también en el ataque se le exige bastante al lateral en el fútbol moderno. Él decide mediante su comportamiento lo rápido y eficaz que puede ser un equipo en el cambio de la defensa al ataque. Aquí se caracteriza sobre todo por su juego de pases largos o cortos precisos o por sumarse él mismo al ataque.

      Aquí debe valorar qué riesgo (por ejemplo el dribling en el campo contrario) puede asumir. Por regla general debería, por su parte, concluir el ataque sin riesgos con un disparo a portería bien dirigido, un pase largo hacia las bandas o una entrega precisa para conseguir suficiente tiempo para recuperar su posición en la defensa.

      La táctica del defensa central es similar a la del lateral, con la diferencia de que ocupa su posición en el centro de la defensa. Aquí no siempre es posible mantener de forma consecuente la línea interior, pero en este caso sirve como regla básica que el mareaje de un contrario debe hacerse desde el lado donde el balón queda más cerca.

      El llamado “hombre libre” en la defensa debe dominar por igual el mareaje de zona y el mareaje individual. Cubre el espacio que deja libre el defensor al sumarse al ataque y los carriles cuando se producen contraataques y acude en ayuda de los defensas que han sido rebasados.

      Seguridad en el pase, dominio del juego de cabeza y una buena visión del juego son las cualidades indispensables en esta posición.

      Del libre, que no sólo se limita a las labores defensivas, se espera que él mismo se sume al juego de ataque. En muchos equipos asume, como figura central, el papel de jefe de la defensa: es responsable de mantener la línea del fuera de juego y de la organización de la defensa.

      En el caso ideal (presuponiendo un sistema 4:3:3), aquí hay que distinguir entre 3 tipos diferentes de centrocampistas,