Gerhard Zeeb

Manual de entrenamiento de fútbol


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también para la preparación física y táctica de cara a la segunda parte. Comentarios como “¡los jugadores salieron totalmente cambiados del vestuario!” prueban que muchas veces los cambios decisivos en el curso de un partido se han fraguado en el descanso. Lo que se tenía antes del partido en forma de supuestos e informaciones sobre el rival queda confirmado o desmentido tras 45 minutos de juego.

      Según sea la moral que haya en el descanso, las negligencias y presunciones (fomentadas de forma inconsciente) pueden provocar un cambio hacia el fracaso; o con un estímulo eficaz y los cambios tácticos oportunos salvar todavía un partido.

      ¡Aquí el entrenador juega un papel decisivo! Tiene que

      - procurar, en primer lugar, que haya tranquilidad, hacer desaparecer las alteraciones nerviosas y las tensiones;

      - ocuparse (antes del partido) de que haya refrescos preparados. Aquí lo adecuado es: si fuera posible tendría que haber en función de los gustos de los jugadores por lo menos dos bebidas para el descanso, que sean digestivas, de sabor agradable y ligeramente templadas. Son especialmente recomendables:

      - agua mineral poco carbonatada, té, preparado con agua poco carbonatada y endulzado con miel o glucosa;

      - tratar a los lesionados o delegar esta tarea;

      - dar instrucciones cortas y concisas;

      - motivar nuevamente al equipo y a los eventuales sustitutos para el segundo tiempo.

      Paulatinamente se impone también en el fútbol la enseñanza de que el partido termina con el pitido final, pero que el organismo se encuentra aún en un estado de disposición para un rendimiento máximo. Como es habitual desde hace tiempo en otras disciplinas deportivas después del partido debería iniciarse sobre el mismo terreno de juego la fase de regeneración activa.

      Aquí se ha generalizado la utilización del término inglés “cool down”, que se refiere a “enfriamiento”, es decir, a un descanso activo. Sirve para relajar las tensiones musculares y mentales y para que el organismo tenga posibilidad de volver a su estado normal.

      Desde un punto de visto médico-deportivo, una carrera relajada combinada con la gimnasia y los ejercicios de estiramiento llevan a la eliminación de toxinas (degradación de los lactatos) y contribuye así a acortar la fase de recuperación.

      Con seguridad, desde el punto de vista psicológico no resulta fácil para los jugadores, por ejemplo, después de un partido perdido, moverse activamente haciendo ejercicios durante 10-15 minutos más sobre el terreno de juego, si además se exponen a la crítica y a las observaciones despectivas de los espectadores.

      Pero, al igual que el calentamiento es una parte fundamental de la preparación para el partido, también el enfriamiento después del partido, después de una cierta fase de familiarización, será algo normal tanto para los jugadores como para los espectadores.

      “Después del partido es antes del partido”, dijo una vez Sepp Herberger. Por eso mismo, todo entrenador debería reunirse después del partido con su equipo en el vestuario.

      En esta fase después del partido se trata de

      - eliminar las tensiones,

      - evitar las observaciones despectivas sobre los compañeros, los contrarios o el árbitro,

      - no permitir ningún tipo de crítica (dar uno mismo ejemplo de ello),

      - ocuparse de los lesionados,

      - consolar en las derrotas y

      - preparar los refrescos

      con el fin de fomentar la armonía de tal modo que se hayan creado las primeras condiciones previas para el siguiente partido.

      Después de haberse distanciado suficientemente del partido, pero con el desarrollo del mismo y sus incidencias más decisivas aún frescos en la memoria, es decir, transcurridas algunas horas, el entrenador debería anotar los puntos fuertes y los puntos débiles del contrario en forma de palabras clave. Estas anotaciones deberían hacerse de tal forma que representen informaciones útiles para el partido de vuelta.

      Por ejemplo:

      - Sistema de juego del contrario (4:4:2 o 4:3:3).

      - Disposición para el juego.

      - Jugadores destacados, creadores de juego.

      - Ejecución de saques de esquina, golpes francos y penaltis.

      - Dominio del mareaje de zona o individual.

      - Transición ataque/defensa.

      - Comportamiento ofensivo de los defensas.

      - Dominio del portero del área de penalti.

      - Reparto de zonas en el mediocampo.

      - Cambio de posiciones.

      - Táctica de las diferentes posiciones en el equipo.

      - etc.

      Las reuniones periódicas del equipo son un buen sistema para fomentar la comunicación y el entendimiento entre el entrenador y los jugadores y se constituyen así en una componente importante de la dirección de equipo.

      Las reuniones del equipo incluirán un repaso crítico del último partido jugado, un avance sobre el siguiente encuentro y se aprovecharán las mismas para informar también sobre otros aspectos relacionados con el club.

      En este sentido, se presta llevar a cabo el repaso del último partido jugado a continuación de la primera sesión de entrenamiento de la semana siguiente, porque así la distancia a lo acontecido entonces es lo suficientemente grande y, por otra parte, aún se pueden comentar las medidas correctivas y comportamientos de cara al futuro e integrarse en las siguientes sesiones de entrenamiento.

      El avance del siguiente partido se hará la noche después del entrenamiento final, puesto que entonces el futuro encuentro estará próximo.

      Teniendo en cuenta que después de un entrenamiento la capacidad de concentración y la receptividad de los jugadores es menor, una reunión del equipo no debería prolongarse durante más de 20-30 minutos.

      Análisis del juego y crítica de los jugadores

      - Primero lo positivo, después lo negativo.

      - Pasar de la crítica del equipo a la de los diferentes escalones (por ejemplo comportamiento de la defensa, juego de los mediocampistas y de los delanteros, cambios de juego, etc.) y finalmente a la crítica individual (actitud durante el partido y frente al contrario, grado de cumplimiento de las funciones tácticas, etc.).

      - Repasar las situaciones decisivas en la pizarra.

      - La alabanza y la crítica deberían estar equilibradas.

      - La crítica debe ser constructiva, reforzar la confianza en uno mismo y motivar; hay que aprender de los fallos y reducir su grado de repetición.

      - Fomentar la toma de posturas, provocar el diálogo con los jugadores.

      - Los jugadores especialmente sensibles es mejor criticarlos en conversaciones privadas.

      - Mencionar e incluir también en la exposición los jugadores que han jugado poco tiempo durante el partido.

      - Motivar a los reservas no alineados.

      Avance del partido

      - El siguiente partido es siempre el más difícil (Sepp Herberger).

      - Dar a conocer al equipo y a los diferentes jugadores lo que se espera de ellos.

      - Explicar la táctica propia y la que se espera del contrario.

      - Asignar tareas especiales (por ejemplo formación de pares de