Fernando Paris Roche

La planificación estratégica en las organizaciones deportivas


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en las organizaciones y entidades deportivas, que, como señalo más adelante, presentan ciertas diferencias cualitativas en relación a las entidades privadas con fines de lucro.

      Intento en el mismo transmitir toda mi experiencia de los diferentes ensayos de poner en marcha los mecanismos de planificación en diferentes organizaciones deportivas: en la Diputación General de Aragón, en el Servicio Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Zaragoza, en federaciones, en mi club, y especialmente en el Consejo Superior de Deportes, en una época irrepetible para el deporte español y para quienes tuvimos la suerte de estar en ese momento allí. La experiencia de planificación estratégica desarrollada en el organismo estatal es la base y el origen de este libro.

      Como ocurre siempre, la construcción teórica es relativamente sencilla, es más complicado su aplicación en el día a día, en el trabajo cotidiano de las entidades. Pero en la planificación estratégica tan importante como los resultados es el proceso mismo. La planificación estratégica conlleva una serie de acciones y actitudes que pueden ayudar al cambio de la cultura del trabajo de las entidades deportivas. Y todos los que nos movemos en este mundo sabemos que no es fácil proponer cambios y mucho menos que éstos sean aceptados. Siempre hay demasiados intereses en juego para modificar muchas cosas.

      No existen recetas infalibles, no hay técnicas mágicas, la planificación estratégica no soluciona por sí sola los problemas ni garantiza el éxito. No hay que creerse ni estar de acuerdo en todo lo que a continuación se señala. La literatura sobre planificación estratégica es muy diversa; en la misma, no todos los conceptos son analizados desde idéntica perspectiva, pero toda ella es más o menos útil.

      Este libro puede ser leído no sólo como manual –adaptando a cada situación la metodología propuesta –sino también de forma más activa y creativa, construyendo cada uno y para su organización sus propios métodos, conceptos y forma de proceder. Leerlo de esta forma será, sin duda, más interesante aunque menos cómodo. Probablemente le dará pistas; con sólo eso, el libro habrá sido útil. Y el autor se sentirá satisfecho. Lo importante es el proceso –reflexionar antes de actuar, saber cuál es el rumbo, tener definidos nuestros objetivos–, los resultados a corto plazo son secundarios.

      Todavía muchas organizaciones deportivas son reacias a introducir elementos de planificación y gestión utilizados con frecuencia en las empresas privadas –con menos frecuencia de la que se cree, por cierto– aduciendo que «ellos son otra cosa», «que no existe la competencia», «que se financian con recursos públicos», «que tengo el monopolio de mi deporte», «que trabajan con funcionarios». Y si bien es cierto que hay que terminar con tópicos como los de que «la gestión privada es buena, la gestión pública es un desastre» (la gestión es buena o mala, sea pública o privada; lo que ocurre que las empresas privadas que gestionan mal no pueden mantenerse en el mercado y desaparecen y las entidades públicas no); o «las organizaciones deportivas deberían ser gestionadas como empresas» (eso es un peligro, hay unas importantes diferencias que se señalan más adelante) no es menos verdad que muchos de los recursos utilizados por las entidades privadas pueden ser muy útiles al cambio permanente de las organizaciones deportivas. De una parte de ello –la planificación estratégica– habla este libro.

      Si usted está al frente de una organización o entidad deportiva de la dimensión que sea, trabaja en ella, colabora con ella, o tiene responsabilidades de cualquier tipo, cierre el libro y póngase a reflexionar, tres minutos, sobre su entidad; piense en su situación actual, en los puntos fuertes y débiles de su organización, en los objetivos claros y definidos que le marcan el rumbo, en las estrategias más adecuadas para cumplirlos, en los proyectos que está desarrollando, en cómo mejorarlos, etc. Si lo tiene todo muy claro, ¡enhorabuena!, regale el libro a un amigo, usted no lo necesita. Si le cuesta identificar todo eso, quizá este libro pueda ayudarle. Pero léalo con espíritu constructivo, y ¡no se crea todo lo que pone!

       Fernando París

C A P Í T U L O 1
Concepto general de planificación

       PLANIFICAR

      Todas las entidades y organizaciones, y por supuesto también las deportivas, se ven sometidas hoy en día a un cambio permanente en su entorno, en sus objetivos, en su forma de actuar, en sus expectativas, en la disponibilidad de recursos. Por todo ello las organizaciones –y también los individuos– se ven obligadas, cada vez con más frecuencia a reflexionar sobre el camino a abordar en el futuro, sobre qué hacer, por dónde ir. Es decir, las entidades –y las personas– se ven apremiadas a planificar.

      Como decía el célebre jesuíta aragonés Baltasar Gracián, en el prólogo señalado, planificar es «Pensar anticipado». Es decir, después de una reflexión, prever y decidir qué es lo que uno va a hacer.

      El hombre, durante su vida cotidiana está permanentemente planificando. Se planifica lo inmediato: «mañana iremos a la playa, si hace buen tiempo»; se planifica lo relativamente próximo: «si aprueban los niños, iremos este verano de vacaciones a...»; se planifica lo lejano: cualquier familia que aborda la compra de un piso o de una casa hace un verdadero y complejo ejercicio de planificación.

      Muchos autores se han aventurado a hacer definiciones de “planificar” o de “planificación”, aun cuando, como dice Edward Quade (1) «la planificación es algo difícil de definir aceptablemente; existen demasiadas interpretaciones sobre lo que significa la palabra planificación».

      Veamos, no obstante, alguna de estas:

      Del análisis de las definiciones reseñadas y de la planificación de la vida doméstica, que luego trasladaremos a las organizaciones deportivas, se deducen algunos de los elementos clave de la planificación, que progresivamente iremos viendo a lo largo de este texto:

      – «Planificar es más que hacer planes; es construir el futuro que se desea»(2).

      – «Planificar es establecer un objetivo y, luego, determinar el curso de acción que debe seguirse para alcanzarlo» (3).

      – «Planificación es el proceso de preparación de un conjunto de decisiones para actuar en el futuro, orientado a lograr los fines con medios óptimos» (DROR, 1963).

      a – La planificación es un proceso que puede ser formal –escrito– o informal. Cuando pensamos en ir a esquiar o en ir de vacaciones, normalmente estamos hablando de planificación informal. Cuando compramos un piso con hipoteca podemos hablar de planificación formal.

      b – La planificación exige reflexión sobre nuestro entorno, sobre lo que ha pasado y pasa ahora a nuestro alrededor, sobre cuál es la situación actual en relación al tema que nos ocupa.

      c –La planificación supone, por otra parte, previsión de qué es lo que puede pasar –o qué es lo que va a pasar– en el futuro. La previsión es siempre anterior en el tiempo a la planificación, aun cuando forme parte de ésta, de la misma forma que la planificación es un proceso que precede a la acción. Todo el mundo antes de planificar –es decir, antes de decidir qué va a hacer– hace previsiones de futuro. Y aquél que dice que «nunca hace previsiones» está previendo que todo va a seguir igual y que no va a haber cambios (4).

      d – La planificación es una toma de decisiones sobre lo que se quiere hacer. La planificación exige, pues, optar, elegir, por una acción o conjunto de acciones, por una actitud, por unos proyectos, por unos caminos. Y como toda elección, la planificación siempre será un proceso incierto, con un gran componente humano, por muchos criterios y modelos que se apliquen a la hora de elegir el futuro.

       Incluso en los modelos de planificación que utilizan criterios numéricos y matemáticos, la planificación en sí es un acto humano y, como tal, susceptible de ser erróneo.