Fernando Paris Roche

La planificación estratégica en las organizaciones deportivas


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y largo plazo). De esta última, fundamentalmente, se encarga este libro.

       EL PROBLEMA DE LAS DEFINICIONES

       Cualquier lector atento habrá observado ya, a estas alturas, la dificultad de fijar con rigor y precisión las definiciones de los diferentes conceptos que van apareciendo.

       Si uno analiza la literatura específica podrá observar cómo no todo el mundo quiere decir lo mismo cuando intenta definir o está hablando de un determinado concepto. En muchas ocasiones, estas palabras: planificación, dirección, gestión, presupuestación, programación, mezcladas con otras: objetivos, programas, estrategias, operaciones, marketing, etc., producen una gran confusión y se mezclan con tal alegría que es muy difícil en ocasiones saber realmente de qué se está hablando. El hecho de que predominen también las traducciones de otros idiomas al castellano efectuadas en varios países-o la traducción que hace cada uno– no ayuda a aclarar las cosas.

       En esto de las definiciones e interpretaciones no hay una verdad absoluta. Por eso no debemos entrar en retóricas imposibles e inútiles.

       He intentado, en este libro, dar una visión y una interpretación muy pragmática de los conceptos básicos, con la cual, sin duda –y tendrán razón –, otros autores o estudiosos del tema no estarán de acuerdo.

       Por lo tanto, hay que darle a cada concepto –en este manual– el significado que tiene en este manual, que probablemente no coincida exactamente con el significado que tiene en otras publicaciones.

       Lo importante no son las definiciones, ni los modelos. Lo importante es el proceso, la cultura y la forma desarrollar el trabajo.

      Avanzando más en el análisis de la planificación desembocamos en el objeto directo de este libro, la Planificación estratégica.

      Desde un punto de vista general, amplio, el concepto de Planificación estratégica está ligado al “largo plazo”, a los “caminos y orientaciones que debe seguir una entidad en el futuro”, a “los objetivos de una organización”. Desde un punto de vista más concreto y más práctico –que es el que nos interesa –podemos entender por Planificación estratégica:

       «El proceso por el que una organización, una vez analizado el entorno en el que se desenvuelve y fijados sus objetivos a medio y largo plazo, elige (selecciona) las estrategias más adecuadas para lograr esos objetivos y define los proyectos a ejecutar para el desarrollo de esas estrategias. Todo ello estableciendo un sistema de seguimiento y actualización permanente que adapte los citados objetivos, estrategias y programas a los posibles cambios, externos e internos, que afectan a la organización».

      Responsables de organizaciones deportivas que en nuestro país han incorporado la planificación estratégica a su trabajo de dirección definen en sentido parecido el concepto. Así, Boni Teruelo señala:

       “Desde nuestra perspectiva entenderemos por Planificación estratégica el conjunto de acciones orientadas a prever; en cada momento, las diversas alternativas posibles y a seleccionar e implementar aquéllas que mejor permitan cubrir la misión y objetivos definidos.

      La Planificación estratégica integra la misión, los valores, los principios y las políticas generales, objetivos y programas, en un todo coherente y contribuye a eliminar conflictos entre ellos”(11).

      La Planificación estratégica de una entidad está asociada a la dirección de la misma y tiene un sentido “corporativo” (en el buen sentido de la palabra). La Planificación operacional –la programación detallada de los proyectos a llevar a cabo en una organización– está asociada, por el contrario, a la gestión de la entidad.

       En realidad, esa diferencia es un poco artificial. De hecho, como señalan algunos autores, un sistema de Planificación estratégica está formado tanto por el propio Plan estratégico como por los planes operativos. Los planes operativos –normalmente anuales o, en nuestro caso, de temporada deportiva– son inseparables del Plan estratégico, puesto que son el desarrollo, en el corto plazo, de los objetivos y estrategias de la entidad.

       Un Plan estratégico elaborado sólo como líneas de trabajo de futuro que no es desarrollado a través de planes operativos concretos, puede tener un efecto publicitario para la entidad y quedar muy bien como adorno en las estanterías de los directivos. Pero nada más.

      La Planificación estratégica tiene relación asimismo con la previsión del futuro. En definitiva, dirigir no es otra cosa que organizar los recursos de la entidad para lograr unos objetivos de futuro. No se dirige el pasado. Se dirige para el futuro. Por eso, la planificación estratégica es inseparable de la dirección.

      Por último, hay que señalar también que la planificación estratégica está muy cerca de la “política de la organización”. El proceso de planificación estratégica está más próximo a la toma de decisiones políticas que a la planificación “racional”. La planificación estratégica tiene un carácter más inductivo que “racional-deductivo”. Como veremos más adelante, seleccionar estrategias no es sencillo ni es procedimiento mecánico o matemático. Sobre todo si en el seno de una organización deportiva no todo el mundo opina lo mismo. Todo esto lo señala Bryson (12), quien añade: «La planificación estratégica es una innovación en la dirección que es posible que persista porque, a diferencia de muchas otras recientes innovaciones, acepta y se basa en la naturaleza de los procesos de decisión política».

      La Planificación estratégica en una entidad y, por supuesto, en una organización deportiva pretende cumplir los siguientes objetivos:

      a) Reflexionar sobre los objetivos a medio y largo plazo de la organización y sobre las estrategias –los caminos– más adecuadas para alcanzarlos.

       No descubro nada al señalar que muchas de las organizaciones deportivas –públicas y privadas– que conozco, he trabajado o he mantenido relaciones profesionales no saben cuáles son sus objetivos ni sus líneas de actuación: no las conocen porque no las tienen.

       Servicios Municipales de Deportes, Federaciones, Clubs, etc., que confunden su objetivos con las tareas diarias o habituales: abrir las piscinas en mayo, mantener el funcionamiento de los pabellones deportivos municipales, organizar las competiciones de todos los años, preparar la selección regional para el Campeonato de España, etc. Pero, aparte de eso, de esas tareas habituales ¿hay algo más? En muchos casos todos sabemos que no.

      b) Establecer y fijar, para toda la organización esos objetivos y estrategias de tal manera que si la planificación es “formal”, ésta constituye una guía para la gestión diaria del conjunto de las personas que colaboran o trabajan en la entidad.

      Efectivamente, una cosa es reflexionar –tomarse un “tiempo muerto” para pensar, solo o en equipo, sobre el futuro– y otra es fijar, en un plan formal (en un documento) esos objetivos, estrategias, y, en definitiva, las prioridades de la organización.

      c) Implicar y motivar a los trabajadores y colaboradores de una organización en relación a las metas a alcanzar por la misma. El que los trabajadores –o voluntarios– de una entidad, en nuestro caso de una organización deportiva, conozcan el Plan Estratégico y hayan podido participar de alguna forma en su elaboración, puede ser en muchos casos un elemento motivador muy importante para el trabajo, que ayude a la identificación de las personas con la entidad, aunque la tarea diaria de éstas poco o nada tenga que ver directamente con los grandes objetivos y programas.

      d)