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N.º 230 -enero 2021
© 2007 Liz Fielding
La prometida inadecuada
Título original: The Sheikh’s Unsuitable Bride
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
© 2014 Liz Fielding
Solo para sus ojos
Título original: For His Eyes Only
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Estos títulos fueron publicados originalmente en español en 2008 y 2014
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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I.S.B.N.: 978-84-1375-153-5
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Índice
Capítulo 1
–DEJA eso, Di.
Diana Metcalfe se apartó de la puerta trasera del minibús que estaba limpiando y, metiéndose en el bolsillo del mono de trabajo el envoltorio de una chocolatina, se volvió para mirar a su jefa, que parecía sumamente irritada.
–¿Qué pasa, Sadie?
–Jack Lumley se ha ido a casa, estaba enfermo. Es el tercero hoy.
–¿Otra vez los pasteles de carne del café?
–Eso parece, aunque es problema del Inspector de Salud Pública. El mío es que tengo tres conductores vomitando sin parar y un VIP que va a llegar al aeropuerto de la City de Londres en menos de una hora –a pesar de sus preocupaciones, Sadie sonrió–. Por favor, dime que no tienes una cita esta noche.
–No la tengo. ¿Quieres que trabaje esta tarde?
–Sí, si puedes.
–No veo por qué no. Llamaré a mi padre para decirle que dé la merienda a Freddy.
–¿Cómo está ese niño tan precioso que tienes?
–Creciendo sin parar.
–Daisy no hace más que preguntarme que cuándo va a volver a casa para jugar con él. Yo llamaré a tu padre y lo arreglaré, tú no tienes tiempo si vas a ir a recoger a ese cliente.
Diana parpadeó.
–Perdona, ¿estás diciendo que soy yo quien va a ir a recoger a ese VIP?
–Sí.
–¡No es posible! No puedes…
Sadie frunció el ceño.
–Has pasado la prueba para conducir ese coche, ¿no?
–Bueno, sí…
En