Detlev Brueggemann

Fútbol vivo


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la imagen de la fotografía, después de lo cual se representa y se explica aún más el ejercicio deseado. No obstante, tal vez lo más importante es que tenemos las numerosas modificaciones y limitaciones recomendadas para poner en relación la actividad con el nivel del jugador.

      La globalización del fútbol en la sociedad moderna ha generado enormes oportunidades para que los entrenadores tengan acceso al juego en todo el mundo. El entrenador Detlev Brueggemann, uno de los que más ha viajado, ha llevado a buen término sus numerosas experiencias en prácticamente todos los continentes, y las ha presentado en este libro para que nos beneficiemos todos.

       Frank Tschan Director de Coaching Education: Programa de Desarrollo Olímpico Europeo, miembro asociado de la Asociación Nacional de Entrenadores de Fútbol de Estados Unidos, director deportivo de la Escuela Internacional de Düsseldorf (Alemania)

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      En algunas partes del mundo, a los jugadores se les inculcaba el aprendizaje del fútbol por medio de su propia cultura. Esa cultura estaba impregnada de fútbol. Los jóvenes jugadores tenían muchas posibilidades de cometer errores, probar nuevos trucos y aprender el juego mientras disputaban partidos en sus barrios. Estos mismos jóvenes veían habitualmente partidos profesionales y semiprofesionales, en persona o en la televisión. Se implicaban en el deporte a un ritmo natural y se inscribían en su primer equipo formal a los 11 o 12 años.

      Y durante generaciones, los imbuidos de amor por el bello deporte lo aprendían a base de jugar partidos. Mucho antes de conseguir un lugar en un equipo, con un entrenador, numerosos jugadores habían desarrollado su pasión por el fútbol con los partidos disputados en su niñez. Aunque en todo el mundo sigue habiendo emocionantes partidos, la experiencia futbolística de los jóvenes futbolistas se basa cada vez más en sesiones formales de entrenamiento, y no en partidos disputados en sus barrios.

      En Estados Unidos, esa cultura futbolística existía solo en pequeña medida y casi exclusivamente en ambientes étnicos. Para la mayor parte de nuestros jugadores, la experiencia futbolística ha sido formal desde el comienzo. Durante la formación de los jugadores se ha puesto demasiado énfasis en una rutina de ejercicios automatizados en la que el entrenador se encuentra en el núcleo de su práctica. Por el contrario, el partido debe ser el plato fuerte, con los jugadores dirigiendo la acción. En efecto, durante más de treinta años, tanto la Federación de Fútbol Juvenil de Estados Unidos como la Profesional han defendido un enfoque similar al partido en las actividades de las sesiones de entrenamiento.

      En Entrenar desde el modelo de juego del partido, el experimentado entrenador Detlev Brueggemann explica este enfoque con un estilo que podemos utilizar en nuestras sesiones de entrenamiento. A lo largo del libro se presenta el enfoque, lleno de sentido común, consistente en entrenar a los jugadores basándose en el esquema anual de desarrollo y en la observación semanal de los partidos. Él observa el juego en sí mismo, toma situaciones que suelen suceder durante los partidos y después las incorpora a un enfoque de entrenamiento que los futbolistas de todas las edades puedan entender y disfrutar. Incluso en las sesiones formales, los entrenadores pueden utilizar el propio partido como maestro del juego. Además, las actividades se explican de forma que los entrenadores pueden dirigir con facilidad una sesión de entrenamiento muy productiva.

      Con la guía del entrenador Brueggemann podrás tener una mejor comprensión del partido y enseñar a tus jugadores. ¡Disfruta del juego!

       Sam Snow Director de Coaching Education, Federación de Fútbol Juvenil de Estados Unidos

      El entrenamiento se define como la preparación para el partido. En esencia, esto significa que lo que hagamos, y cómo lo hagamos, en el entrenamiento debería simular las propias acciones del partido. El jugador suele entrenar movimientos específicos con o sin el balón. Esto tiene como objetivo mejorar una habilidad particular o un movimiento táctico para rendir mejor en los partidos; sin embargo, hay tres aspectos que deben reconocerse y que impiden al jugador utilizar en el partido lo que ha practicado en el entrenamiento:

       a) Normalmente, en el entrenamiento el futbolista juega sin la presión del rival, del tiempo o la presión psicológica vinculada a ir perdiendo en el partido.

      b)Se necesitan ejercicios y técnicas para mejorar un movimiento específico mediante las repeticiones dentro de un breve período. Sin embargo, en el partido la estructura básica de muchos ejercicios no se repite. Esos ejercicios pueden estar bien diseñados, pero no son similares a un partido. Como consecuencia de esto, nos damos cuenta de que el futbolista lo hace bien en el entrenamiento, pero no lo consigue en el partido, cuando utiliza los mismos movimientos que ha entrenado. Esto suele ocurrir porque ha entrenado un movimiento técnico o táctico concreto, pero no la decisión de cuándo y cómo utilizarlo tal como se necesita en un partido.

      c)Por lo general, los ejercicios de entrenamiento consisten en solo una situación en la que un jugador puede mejorar un movimiento técnico o táctico específico. El problema es que estos ejercicios no incluyen las acciones relacionadas tal como tienen lugar durante el partido. El futbolista conoce con antelación las necesidades del momento, pero el éxito definitivo depende de la calidad, sincronización o timming y velocidad de la decisión adecuada en un entorno realista. Durante un partido, estas habilidades mentales están críticamente vinculadas a las acciones de los jugadores e influyen en ellas. Anticipar cuando ocurrirá una situación particular permite ahorrar tiempo y ayuda a asegurar la respuesta deseada. En otras palabras, hay una gran diferencia entre que un jugador sepa con antelación (gracias a alguna técnica) que le llegará el balón para chutar y que ese jugador necesite ser consciente de las numerosas opciones relacionadas con cómo, cuándo y dónde podría jugarse el balón.

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       Entrenamiento relacionado con el partido:

       •Un rival ralentiza la acción como en una situación real de partido

       •Dos compañeros ofrecen a quien lleva el balón varias opciones para decidir qué hacer

       •Sincronía en el juego, conectando las acciones necesarias

       •Situaciones cerradas fáciles de analizar

       •Entrenamiento en dos grupos

      La investigación anterior apunta en la misma dirección. La velocidad y eficacia de transferir con éxito los movimientos y habilidades practicados a comportamientos durante el partido se ven significativamente influidas por las experiencias que son el resultado de jugar un partido. Estos resultados han sido confirmados por entrenadores que trabajan con estos grupos de edad. Se compararon niños que obtuvieron gran experiencia de juego practicando ellos mismos partidos informales de fútbol, y con pocos jugadores, con otros que no participaron en estas actividades. Se eligieron los mismos ejercicios para los dos grupos. El objetivo era estudiar la transferencia exitosa de movimientos practicados a comportamientos propios del juego. Muy pronto fue evidente que los niños con experiencia mostraron un progreso mucho más rápido y eficiente que quienes tenían menos experiencia en el juego. Esto indica con claridad que el nivel básico de aprendizaje de deportes como el fútbol debería consistir en partidos, a pesar de cualquier carencia de habilidades técnicas y tácticas, e incluyendo todos los errores y fracasos relacionados. Observar a otros y adaptar los comportamientos que han tenido éxito; en esto consiste el aprendizaje por ensayo y error.

      Es importante señalar que un proceso de este tipo requiere bastante tiempo. Para tener cierta perspectiva, pensemos en cómo se hace un rompecabezas. ¿Termina antes quien ha visto previamente la fotografía