Detlev Brueggemann

Fútbol vivo


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conocimiento y la experiencia relacionados con el uso de un movimiento técnico específico permite la transferencia exitosa de lo que se ha practicado en el entrenamiento. De este modo, las acciones técnicas y tácticas deben ejercitarse dentro del entorno y la situación que tienen lugar en el partido.

      La importancia del tipo y la estructura de los ejercicios se hacen evidentes cuando tenemos en cuenta el poco tiempo que pasan los niños jugando al fútbol en la escuela o en los clubes, por todas las otras obligaciones y actividades que tienen. Por ello, se necesitan ejercicios con los que se pueda mejorar más de un único movimiento específico.

       LAS DESTREZAS TÉCNICAS Y TÁCTICAS DEBEN PRACTICARSE EN UN ENTORNO REAL, TAL COMO TIENEN LUGAR EN SITUACIONES DE PARTIDO

      Un concepto de este tipo se encuentra a la vanguardia de esta nueva filosofía didáctica del fútbol. Los ejercicios deben imitar situaciones típicas del juego, incluso de una forma diferenciada, en relación con el nivel de conocimiento y destrezas de los jugadores. El futbolista puede mejorar un movimiento concreto necesario para resolver con éxito una situación específica; sin embargo, también aprende a analizar esa situación específica necesaria para la forma de ejecución del movimiento en particular. Aprende la influencia táctica de su comportamiento sobre las acciones y comportamientos del entorno que le rodea (las acciones de los demás). En general, esto conlleva que los ejercicios vinculados a objetivos de aprendizaje técnicos y tácticos no deben desarrollarse solamente basándose en movimientos básicos fáciles de realizar, en los que la única opción sean repeticiones múltiples para el jugador, sino más bien que deben desarrollarse ejercicios adecuados a partir de situaciones de juego real.

      A fin de resumir estas consideraciones, destaquemos tres temas para un entrenamiento eficaz, en especial para futbolistas de categorías infantiles y juveniles:

      a)El mejor entrenamiento debe hacer referencia a lo más adecuado para la capacidad de aprendizaje de los jugadores, no solo a lo más adecuado para las habilidades del entrenador.

      b)Los mejores ejercicios para la mejora de los jugadores son los que requieren que inmediatamente demuestren varias habilidades, tal como se necesitan en el partido, aunque quizá en estos ejercicios sea más difícil controlar los detalles.

      c)Debe reconocerse la transición como una habilidad clave para disputar con éxito un partido. Esto requiere ejercicios que ofrezcan opciones tanto para los atacantes como para los defensores, tal como se puede encontrar en los juegos en espacio reducido.

       Los jugadores deben entrenar lo que necesitan, y tal como lo necesitan, durante el partido.

      Las formas, contenidos y métodos del entrenamiento dependen de la edad de los niños. Todo esto debe basarse en su desarrollo fisiológico y psicológico actual.

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      Las primeras experiencias para los niños deben ser divertidas y tener como objetivo que aprendan cómo jugar con el balón.

      Un aspecto esencial de cómo entrenar a niños de edad preescolar, de primer y segundo cursos consiste en dejarles jugar como deseen y limitarse a observar lo que aprenden durante el partido sobre ellos mismos (pensamientos y sensaciones).

      Una vez que los niños hayan tenido sus propias experiencias jugando al fútbol, puede iniciarse el entrenamiento sistemático de movimientos técnicos y tácticos sobre la base de estas primeras experiencias. Un entrenamiento sistemático conlleva explicar, demostrar y corregir individualmente mediante ejercicios relacionados con temas concretos y partidos con juegos en espacio reducido. El entrenamiento sistemático se caracteriza por analizar detalladamente, corregir y complementarse para mejorar la precisión con la que se juega, en especial en lo relativo a la técnica.

      Sólo cuando los jugadores aprendan a jugar el balón de forma controlada durante el partido —este nivel debe alcanzarse al comienzo de la pubertad—, los ejercicios podrán extenderse a juegos en espacio reducido con más jugadores y modificarse ejerciendo presión. En este sentido, presión significa más adversarios y menos espacio; es decir, menos tiempo para que el individuo utilice con éxito sus habilidades técnicas y tácticas.

       Aprendizaje de los jugadores en el fútbol

       Experiencias fundamentales

       (de 5 a 8 años de edad)

       Familiarizarse jugando

      •Obtener y procesar experiencias básicas en movimientos humanos y partidos (agilidad, utilizando un balón de fútbol)

      •Valorar situaciones (espacio, velocidad)

      •Llegar a conocer y familiarizarse con actitudes sociales (por ejemplo, cooperación, integración, inspiración, liderazgo, iniciación y actuación por sí solos)

      •Mejorar la capacidad de toma de decisiones

       Entrenamiento básico

       (de 8 a 12 años de edad)

       Entrenamiento detallado y sistemático mediante actividades

      •Estabilizar y desarrollar las habilidades y movimientos básicos con entornos apropiados de aprendizaje y asesoramiento (correcciones y consejos)

      •Mejorar la precisión y la aplicación variada de la técnica

      La tabla de la página anterior y la de esta página presentan la secuencia del desarrollo biológico del niño, centrándose en cómo los jóvenes jugadores mejoran con éxito las técnicas, actitudes y habilidades futbolísticas.

      En estas tablas de entrenamiento futbolístico que tiene en cuenta el desarrollo hay algunos aspectos importantes. Cada uno de los niveles se caracteriza por determinados objetivos esenciales de entrenamiento. Aunque no se mencione específicamente en las tablas, estos objetivos deben asentarse y mejorarse en un grado mayor también en el siguiente nivel. El aspecto esencial con que un jugador puede incorporarse al nivel siguiente depende del uso controlado de las habilidades que se han mejorado en el nivel anterior. Eso implica que si alguien logra una característica de edad de un nivel superior, pero aún no es capaz de jugar de forma controlada bajo presión, entonces debe seguir entrenando en el nivel inferior. Por ello, lo que debe tenerse en cuenta antes de pasar al siguiente nivel de entrenamiento no es la edad en sí, sino el nivel de desarrollo del jugador.

       Entrenamiento intermedio (I y II)

       (de 12 a 16 años de edad)

       Desarrollar y perfeccionar las habilidades bajo presión

      •Perfeccionar las habilidades coordinativas (agilidad), el uso de las habilidades técnicas y la táctica bajo presión en las situaciones del juego (máxima velocidad, espacios pequeños y uno o más oponentes)

      •Desarrollar y mejorar acciones más complejas relacionadas con el partido (esto conlleva entrenar con un número mayor de jugadores: de 5 contra 5 hasta 11 contra 11), y así, más dependencia de la capacidad para tomar decisiones y oportunidades para tomar decisiones más complejas

      •Mejorar la táctica jugando en espacios más grandes

       Entrenamiento avanzado

       (16 años o más)

       Mejorar y estabilizar, en concreto, la condición física

      •Estabilizar y perfeccionar las habilidades tácticas de