Detlev Brueggemann

Fútbol vivo


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      •Mejorar la condición física

      Entrenar a nivel avanzado se describe como algo que consiste principalmente en trabajar los aspectos físicos del fútbol, mediante ejercicios y prácticas especiales. No obstante, esto no significa que durante los niveles inferiores de entrenamiento no haya entrenamiento físico en absoluto. Debido a los requerimientos de adaptación vinculados con el juego, las habilidades físicas mejorarán de forma simultánea con cada ejercicio y partido con los juegos en espacio limitado, y en especial con ejercicios de secuencias más largas.

      Normalmente, a los niños de cuatro a siete u ocho años les gusta descubrir su propio entorno. En esta fase del desarrollo humano, los niños crean sus propios juegos, límites y normas. Al modo propio de los niños, repiten lo que han experimentado en combinación con sus impresiones.

      Por lo tanto, las expresiones típicas del mundo del niño deben considerarse un proceso natural del desarrollo. Implementar ejercicios de acuerdo con las exigencias de los adultos, en otras palabras, un entrenamiento sistemático en una fase excesivamente temprana del desarrollo biológico de los jugadores, conllevaría entrenar contradiciendo la tendencia natural. Esto puede generar una ausencia de desarrollo del importante proceso de autoidentificación dentro del entorno social. En consecuencia, esos déficits podrían generar problemas en el desarrollo de la personalidad y, en particular, de las actitudes sociales.

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      Por lo general, los niños de cinco a siete años de edad hacen lo que los adultos quieren que hagan, incluso en el entrenamiento. Pero esto se debe a que admiran al padre, al profesor o al entrenador como modelo, a quienes quieren imitar, agradar y de quienes esperan sus elogios. Por eso realizan los ejercicios tal como se les exige. Sin embargo, la naturaleza de los niños solo les incita a jugar. Los niños necesitan jugar para asimilar lo que descubren y experimentan.

      En lo relativo a los ejercicios futbolísticos para las edades más jóvenes, se sabe que los niños deben divertirse implicándose en entrenamientos y otros ejercicios implementados por los adultos. Esto suele llevar a la gente a suponer que a los niños les gusta realizar ese tipo de tareas. Sin embargo, solo les gusta agradar a los adultos. Este deseo interno supera sus propias intenciones y preferencias. La presunción de que entrenar de manera sistemática con niños de edad preescolar y de primer curso tendrá una influencia positiva en el rendimiento conlleva una hipótesis sobre el entrenamiento eficaz y exitoso que va contra la tendencia natural.

       ENTRENAR SISTEMÁTICAMENTE A NIÑOS DEMASIADO PEQUEÑOS PUEDE PERJUDICAR EL DESARROLLO DE SU PERSONALIDAD INDIVIDUAL

      Los años en que un niño se familiariza con las condiciones físicas, mentales y psicológicas, así como con el juego y el balón, deben diferenciarse de los años en que la naturaleza humana en sí misma presenta condiciones casi óptimas para ese desarrollo. Es el período de entre ocho y doce años de edad. Debido a la relación armónica entre el cuerpo y los músculos, y a una creciente curiosidad acompañada por un estímulo ausente de crítica, a este período del desarrollo se le suele llamar los años de oro del aprendizaje. En este momento, el desarrollo biológico del niño ofrece condiciones adecuadas para el entrenamiento sistemático, incluso para tareas de coordinación complicadas.

      Antes de este momento del desarrollo biológico, los niños deben desarrollar la motivación para jugar y seguir jugando al fútbol los años venideros. Démosles un balón y dejémosles jugar. Observémosles para aprender de su comportamiento. Ninguna exigencia, expectativa, corrección ni interferencia de ningún tipo. Aún nos encontramos en el mundo de los niños. Dejemos que lo descubran. Permitamos que desarrollen motivación hacia este juego. Demos a los niños la oportunidad de descubrir sus propias opciones para involucrarse en el fútbol.

      La mayoría de los científicos y expertos en fútbol defienden la teoría de que los niños pueden y deben jugar al fútbol ya en edad preescolar, siempre que sea a su propio estilo.

      Se trata de juegos en espacio reducido con pocos jugadores, con normas inventadas por ellos mismos y relacionadas con el número de jugadores y el entorno real. Los principiantes aprenden mediante la imitación, el ensayo y el error. Una introducción de este tipo al mundo del fútbol fomenta experiencias fundamentales sobre los componentes técnicos, tácticos mentales y, en particular, sociales, de este deporte (véanse las tablas anteriores). En gran medida, estas experiencias básicas determinan el nivel exitoso de mejora de todas las habilidades necesarias para el juego a lo largo de este período de desarrollo fisiológico. En resumen, el nivel de eficiencia y rendimiento del adulto depende de la calidad de las experiencias fundamentales anteriores a la fase de entrenamiento sistemático y específico.

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      Las condiciones de desarrollo físico, mental y psicológico de los niños de entre ocho y doce años les induce a descubrir el juego de la misma forma en que observan a los adultos. Se ponen en el lugar de sus ídolos e imitan lo que observan (incluso movimientos difíciles), sin ningún temor al fracaso.

      Sin embargo, algunos expertos dicen que al fútbol se puede jugar solo después de haber adquirido técnica con el balón. Hacen referencia a la dificultad de estas técnicas y señalan el modo no organizado en que los niños juegan al fútbol. En efecto, el fútbol infantil se parece más bien al avance de un enjambre de abejas, tras lo cual sigue un disparo y una carrera. Esto se debe al problema básico del control del balón, en concreto, al hecho de intentar jugar con un balón de fútbol que da muchos botes. Una pequeña piedra que no se vea en el suelo puede impulsar el balón por el aire, o en una dirección distinta a la que el jugador quería que se dirigiera. Jugado con demasiada fuerza, el balón no llegará a su destino; con excesiva suavidad, no llegará a ningún sitio.

       «EL FÚTBOL ES SOLO CUESTIÓN DE ESPACIO Y TIEMPO» (JOHAN CRUYFF) EL NIVEL DE RENDIMIENTO REQUERIDO VIENE DETERMINADO POR LA PRESIÓN DEL OPONENTE

      El problema más frecuente que los balones de fútbol crean a los principiantes se produce cuando se juega por el aire y bota en el suelo. Cuando el jugador decide controlarlo, el balón vuelve a botar y alcanza una altura excesiva para llegar a él con el pie o dirigirlo al destino deseado. Para intentar controlarlo, el jugador inexperto debe esperar a que el balón vuelva a tocar el suelo. Esto da tiempo para que llegue algún adversario, o al menos para que perturbe el intento del atacante de controlar el balón. Pero incluso sin ser presionado por ningún defensor, el tiempo que se tarda en controlar un balón que cae al suelo es tan breve que incluso un jugador habilidoso debe coordinar la velocidad y la fuerza de su pie con la velocidad del balón para mantenerlo bajo control.

      Debido a la falta de experiencia relacionada con cómo coordinar el movimiento del pie con el del balón, un principiante necesita mucho más tiempo para el mismo movimiento. Los niños deben hacer esto para mejorar su coordinación. Una de estas habilidades tiene que ver con el cálculo de la velocidad de su propio pie en relación con el movimiento del balón, y su velocidad al caer y botar de nuevo. Las investigaciones han demostrado que, al compararlos con los adultos, los niños de edad preescolar deben compensar hasta un 30 por ciento la incapacidad de antici-parse. Normalmente, esto puede observarse cuando rueda un balón por la calle y un niño corre tras él, aunque vea que se acerca un coche. En ocasiones, un cálculo erróneo del ritmo del coche en comparación con el del niño da como resultado un accidente. En la actualidad, la mejora de las habilidades y de la coordinación parece ser condición previa para jugar al fútbol.

      Esta opinión está relacionada con la mejora del rendimiento. Pero todo el mundo puede jugar al fútbol. Las reglas solo imponen que el balón se juegue con el pie o la cabeza con el objetivo de introducirlo en la portería del equipo rival. Los métodos y estilos con los que se conseguirá esto dependen de las habilidades técnicas y tácticas del jugador,