Biología celular y molecular: con más de 20 años de experiencia en programas referentes a la aplicación de biología molecular y genética de los agentes causales de micosis sistémicas, incluye la participación en el desarrollo del genoma del hongo patógeno humano Paracoccidioides brasiliensis; cuenta además con una línea de investigación en hipertensión y riesgo cardiovascular, la cual se ha enfocado en el estudio de las causas genéticas de la hipertensión esencial y de los factores de riesgo cardiovascular.
Unidad de investigación clínica: su objetivo es el desarrollo de estudios clínicos a partir de la información generada en los procesos de investigación y de los servicios de atención diagnóstica y clínica en enfermedades infecciosas (micosis, micobacterias, infección VIH/sida). La unidad clínica espera aportar a la comunidad médica y científica información relevante para ofrecer a los pacientes mejores modelos diagnósticos y terapéuticos.
Fitosanidad y control biológico: creado en 1987 con el propósito de realizar investigaciones en el campo del control biológico de insectos vectores de enfermedades, desde 1994 amplió su foco de estudio al control de plagas de importancia económica en agricultura (hongos y lepidópteros).
Actualmente está direccionado al desarrollo de innovaciones y prestación de servicios al sector agrícola, brinda soluciones a problemas fitosanitarios en los sistemas productivos de interés para el país, a través de las líneas de investigación en aguacate y sustancias bioactivas.
Biotecnología vegetal: creado en 1996 para contribuir a la solución de problemas y necesidades de importancia en la agricultura del país con el uso de técnicas biotecnológicas modernas. Trabaja principalmente en musáceas (banano y plátano), papa (Solanum tuberosum), algunos géneros de orquídeas, y mas recientemente en aguacate; además de realizar investigación básica y aplicada, se prestan servicios de monitoreo in vitro de resistencia de hongos fitopatógenos a fungicidas.
Biodiversidad: da continuidad al legado de William Rojas con el control de vectores de enfermedades humanas (malaria y dengue) con el cual se benefician miles de colombianos en zonas vulnerables. Su enfoque principal son los estudios sobre conservación y uso sostenible de la biodiversidad colombiana, principalmente en Antioquia y Chocó.
Si desea conocer más sobre las líneas de investigación y los servicios ofrecidos por la CIB, puede ingresar a nuestra página web: www.cib.org.co
Dedicatoria
A todos los estudiantes de Medicina, médicos y personal de la salud, para que siempre demuestren una actitud de servicio permanente al paciente.
Agradecimientos
Agradecemos a la Editorial de la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB) por todo el apoyo para la edición e impresión de esta 5ª edición. A algunos doctores que nos asistieron con sus aportes y a nuestra familia por la tolerancia y acompañamiento durante esta ardua labor.
AUTOR
Adolfo León Uribe Mesa
Médico y cirujano, Universidad de Antioquia. Cirujano general, laparoscopista avanzado, Universidad CES. Especialista en endoscopia digestiva, Fundación Universitaria San Martín. Exjefe de Educación Médica y creador de la cátedra de Examen Físico del Normal, Universidad CES. Miembro activo Sociedad Colombiana de Cirugía. Miembro activo Asociación Latinoamericana de Cirugía Endoscópica, ALACE. Director de Cirugía Bariátrica y Metabólica, CIBARMET. Orden al mérito Don Juan del Corral, grado plata, Concejo de Medellín, 2019.
Colaborador
Diego Uribe Moreno
Médico y cirujano, Universidad CES. Cirujano general, Universidad CES. Miembro de Cirugía Bariátrica y Metabólica, CIBARMET. Certified Ketogenic Nutrition Specialist. Board for certification American Society of Clinical Nutrition. 2019.
PRÓLOGO
“La felicidad radica ante todo en la salud”.
Con la reflexión de George Williams Curtis, escritor y orador estadounidense, inicio el prólogo de esta obra escrita por el Dr. Adolfo León Uribe Mesa, médico cirujano general, dedicado a la Cirugía Laparoscópica, quien en un gesto de benevolencia y confianza extrema me solicitó escribir las primeras líneas de éste documento docente.
La formación médica impartida por las Facultades de Medicina, enfoca su atención en los centros asistenciales, en la cama hospitalaria y en el paciente y su enfermedad, desconociendo que la salud precede a la enfermedad en importancia y en el tiempo y es muy poco, por no decir nulo, el tiempo dedicado a la SALUD. De allí el mérito de obras que orienten a los profesionales para que miren también al ser humano de pie, sano, activo y vital.
En general los médicos nos vemos en aprietos cuando no encontramos nada anormal en el interrogatorio, en el examen físico o en las ayudas diagnósticas. Es aquí donde recae la importancia de textos orientados al individuo sano.
Tres reflexiones finales sobre el proceso salud-enfermedad, creadas por mentes brillantes y corazones bondadosos, nos ayudan a comprender un poco éste fenómeno y el papel del médico para contribuir en el proceso de recuperar y mantener la salud:
“Saludable es al enfermo la alegre cara de quien lo visita”.
“La función del médico es mantener al paciente de buen humor, mientras la naturaleza efectúa la curación”.
“Médico que no entiende el alma, no entiende el cuerpo”.
INTRODUCCIÓN
La historia del origen de este texto se remonta a mis primeras experiencias docentes en el Instituto de Ciencias de la Salud CES, hoy Universidad CES. Por allá en el año 1982, cuando recién salido de mi año rural, me vinculé a la Institución llamado por el doctor Luis Alfonso Vélez Correa, médico internista destacadísimo (QEPD), quien en ese entonces era el decano de la Facultad de Medicina. Tanto a él como a mí nos tocó pasar de las Ciencias Básicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia directamente a enfrentarnos a pacientes realmente enfermos del Hospital Universitario San Vicente de Paúl sin ninguna preparación previa en el arte de interrogar, y mucho menos, destreza alguna en las labores del examen físico de un paciente en esas condiciones; ni les cuento de los momentos amargos vividos con esa metodología de enseñanza. Fue así como entre dos víctimas de ese currículo, surgió la idea de un curso introductorio donde se enseñaran los conceptos teóricos de la semiología normal y se expusiera a los estudiantes a los métodos de examinar, siendo ellos mismos los conejillos donde aprender las destrezas básicas para afrontar de manera más lógica la práctica con el paciente real.
Yo fui el primer profesor de esa novedosa materia, diseñé todo el curso, hice las clases teóricas y prácticas como material de apoyo para aquella época. Sobre acetatos recortados con tijera, escribí y dibujé con marcadores de colores toda la información que pude recoger y que se hallaba dispersa entre textos de semiología de la época, verdaderos mamotretos difíciles de esculcar. Las clases las daba con el famoso "proyector de opacos" y los estudiantes me pedían los "acetatos" para fotocopiarlos. Al semestre siguiente, ¡sorpresa!, los estudiantes nuevos tenían las copias de los compañeros del curso anterior. Me di entonces a la tarea de escribir un texto con dibujos y luego fotocopiarlo y argollarlo con una flamante carátula, que luego se les entregó a los estudiantes. Entusiasmado con el resultado a pesar de no haber sido apoyado por el CES, busqué acogida en la CIB, Centro de Investigaciones Biológicas de la ciudad, hoy Corporación. El apoyo fue inmediato y para 1988 salió la primera edición. Gracias a la buena acogida