este libro.]
43 Por cuanto se oponen al proteccionismo de puntos de vista y a la inmunización de cualquier punto de vista frente a la crítica, tales personas rechazarán todo “justificacionismo” fundamentalista (lo que los alemanes llaman Letztbegründung o “fundamentación última”). Al adoptar esta perspectiva, la pragma-dialéctica conecta con la dialéctica formal tal como la desarrollaron Barth y Krabbe (1982).
44 Véase Popper (1971, cap. 5, nota 6).
45 Esto no significa que el proponer una argumentación no pueda combinarse con o incluir el uso de páthos o éthos, o que haya argumentos relevantes que estén sugeridos por o implicados en agrumentos que parecen irrelevantes. Para un panorama de la historia de la retórica clásica y una explicación del papel de lógos, éthos y páthos, véase Kennedy (1994).
46 Qué signifique “válido en un sentido lógico” dependerá de la teoría lógica que se use.
47 Véase van Eemeren y Grootendorst (1992: 94-102).
48 La identificación pragma-dialéctica de falacias es siempre condicional. Una jugada argumentativa puede considerarse una falacia solamente si podemos decir correctamente que el discurso en cuestión tiene por fin resolver una diferencia de opinión.
49 Para un panorama de los acercamientos teóricos a las falacias antes y después de Hamblin, véase van Eemeren (2001).
50 [Nota del traductor: En la terminología pragma-dialéctica una diferencia mixta de opinión es una en la cual cada una de las dos partes de la discusión sostiene un punto de vista. La manifestación más simple de una diferencia mixta de opinión es cuando una parte sostiene la afirmativa y la otra la negativa de una proposición dada. Si solamente una de las partes sostiene un punto de vista (sea la afirmativa o la negativa) mientras que la otra parte se limita a expresar dudas o reservas respecto de ese punto de vista, entonces los pragma-dialécticos hablan de una diferencia no mixta de opinión.]
51 Un punto de vista “cero” ocurre en una diferencia de opinión no mixta cuando la otra parte tiene solamente dudas acerca de la aceptabilidad del punto de vista. Véase van Eemeren y Grootendorst (1992: 13-25)
52 Lamentablemente, en la práctica académica sigue habiendo una enorme brecha conceptual y una falta de entendimiento mutuo entre los protagonistas de los enfoques dialéctico y retórico. Se percibe en general que en la antigüedad griega la diferencia inicial se reducía a una división del trabajo. De acuerdo con Toulmin (2001), luego de la revolución científica del siglo XVII la división se volvió “ideológica” y el resultado fue que dos paradigmas aislados terminasen por considerarse incompatibles. La retórica se ha vuelto un campo de estudio en las humanidades para estudiosos interesados en la comunicación, el análisis del discurso y la literatura. La dialéctica se incorporó primero a las ciencias exactas y durante un largo tiempo desapareció de la vista con la ulterior formalización de la lógica en el siglo XIX. Hasta hace poco los retóricos ignoraron mayormente los resultados de las teorizaciones dialécticas y viceversa. Los artículos en van Eemeren y Houtlosser (coords., 2002) son parte de un esfuerzo por estimular un nuevo acercamiento.
53 Cuál sea la mejor manera de maniobrar estratégicamente depende en último término de los límites contextuales que impone la situación dialéctica, el auditorio al que hay que persuadir y el repertorio lingüístico utilizable.
54 La teoría pragma-dialéctica, tal como ella fuera desarrollada originalmente en van Eemeren y Grootendorst (1984, 1992, 2004) puede verse como un acercamiento dialéctico a la argumentación que mantiene los ojos abiertos hacia los aspectos retóricos de la realidad argumentativa por cuanto estudia el discurso argumentativo desde una perspectiva pragmática. Sin embargo, no toma en cuenta todavía de manera explícita lo que la retórica nos puede aportar.
55 Este enfoque difiere de los enfoques a las falacias como los de Biro y Siegel (1992) y el de Johnson (2000), los cuales dan precedencia a consideraciones epistemológicas —absolutas— así como también a los enfoques de Willard (1995) y Leff (2000), los cuales se apoyan en consideraciones sociales empíricas —y relativistas.
56 Puesto que quien cometa una falacia mantendrá al mismo tiempo un compromiso de cumplir con las reglas de la discusión crítica, cada jugada en la discusión se supone razonable (véase también Jackson, 1995). Este supuesto vale incluso cuando un modo particular de maniobrar viola alguna de las reglas de la discusión. Esto explica por qué la falacias a menudo no son manifiestas o aparentes a otros. Haciéndonos eco de la definición de falacia criticada por Hamblin (1970: 12), podemos decir que el maniobrar sigue “pareciendo” que obedece las reglas de la discusión crítica, aunque no lo hace ya. El enfoque de las falacias como descarrilamientos del maniobrar estratégico puede así ser auxiliar en la explicación del carácter engañoso de (algunas) falacias.
57 Hay algunos descarrilamientos específicos del maniobrar estartégico que pueden en general catalogarse como violaciones claras de una cierta regla que se aplica a una etapa particular de la discusión, pero esos casos son excepcionales.
58 [Nota del traductor: La palabra “publicitorial” intenta traducir el neologismo inglés advertorial, combinado a partir de advertisement (“anuncio”, “publicidad”) y editorial. En español se usa también la palabra “publirreportaje”, la cual es en ocasiones más acertada, a saber cuando el texto se presenta como una narrativa más que como una expresión editorial de opiniones.]
59 [Nota del traductor: En pragma-dialéctica se habla de un argumento múltiple cuando el argumentador utiliza dos o más argumentos independientes que convergen en la misma conclusión; y se habla de argumento coordinado cuando el argumentador utiliza dos o más argumentos interdependientes, con lo cual tenemos que todas las premisas están de alguna manera vinculadas y actúan juntas para establecer la conclusión. Véase van Eemeren, Grootendorst y Snoeck Henkemans, 2002, cap. 5.]
60 Van Eemeren y Grootendorst (1992: cap. 5) arguyen que el grado de convencionalización de la presentación verbal requerida para interpretar bien los actos verbales indirectos es inversamente proporcional al grado de definición del contexto en que ocurren.
61 Para la investigación empírica acerca del reconocimiento de esquemas argumentales véase también Garssen (1994).
62 Mientras que la visión de conjunto de la pragma-dialéctica que se ofrece en van Eemeren y Grootendorst (coords., 1994) solamente contenía trabajos escritos por miembros del grupo de Amsterdam, su reciente sucesor —van Eemeren (coord., 2002)— consiste de aportes de un grupo internacional de estudiosos.