cultural del acontecimiento de habla en cuestión y junto con una bien entrenada intuición acerca de cómo se conduce el discurso argumentativo.
El libro La reconstrucción del discurso argumentativo (Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs, 1993) proporciona, entre otras cosas, evidencia —tomada de conversaciones durante mediaciones de disputas entre terceros— según la cual discursos argumentativos que a primera vista parecen flagrantemente poco razonables pueden, en un segundo acercamiento, entenderse como tendientes a resolver una disputa, sobre todo cuando se toma en cuenta que ciertas condiciones de orden superior para discusiones críticas no se habían cumplido durante el intercambio. Enfocándose a discusiones para resolver problemas, van Rees (1994, 2002) trató de establecer si los propósitos de este tipo de discurso, tal como ellos se plantean en manuales normativos están lo suficientemente de acuerdo con los propósitos de la discusión crítica como para hacer plausible una reconstrucción pragma-dialéctica. Esta autora utilizó también modelos descriptivos para este tipo de discurso a fin de investigar hasta dónde las discusiones reales orientadas a resolver problemas se conforman a estos ideales. En otro trabajo, la misma van Rees (1995) mostró que cuando de hecho reconstruimos discusiones para resolver problemas, podemos explicar la reconstrucción lograda utilizando enseñanzas de la teoría de actos verbales, del análisis del discurso y del análisis conversacional, y al revés: que el marco pragma-dialéctico puede usarse para interpretar la función de un fenómeno tan ordinario del discurso como es la repetición.
Otro aporte cualitativo lo hace Snoeck Henkemans en su libro El análisis de la argumentación compleja (1992). Muestra esta autora que la argumentación múltiple y coordinada es un resultado de distintos tipos de intercambios dialógicos encaminados a resolver diferencias de opinión.58 La argumentación coordinativa se propone en un esfuerzo por eliminar la duda o crítica del oponente acerca de si la argumentación es suficiente. Si la argumentación coordinativa se utiliza en una defensa directa, es “acumulativa”; si en una defensa indirecta, es “complementaria”. En ambos casos, los argumentos son interdependientes. En cambio, en la argumentación múltiple los argumentos que se plantean para defender un punto de vista son intentos de defensa separados e independientes, uno de los cuales está motivado por la posibilidad de que el otro fracase. En un trabajo posterior, Snoeck Henkemans (1995) examinó la influencia que tienen las propiedades estilísticas del discurso argumentativo sobre su comprensibilidad y aceptabilidad.
Otro tipo de investigación empírica que la pragma-dialéctica trae a colación consiste de investigación experimental (cuantitativa). Una pregunta importante que ha sido investigada es hasta dónde las personas son capaces de reconocer la argumentación. Los resultados sugieren que los indicadores verbales de la argumentación significativamente facilitan tal reconocimiento, mientras que las presentaciones implícitas e indirectas plantean más problemas, especialmente en ausencia de suficientes claves contextuales (van Eemeren, Grootendorst y Meuffels, 1989). En la interpretación de argumentaciones indirectas (y en general de argumentaciones implícitas) los indicadores contextuales resultaron jugar una parte importante: ayudan a intepretar al hacer clara la función comunicativa de lo que se dice. Problemas serios de interpretación solamente surgen en contextos “indefinidos” y carentes de indicadores auxiliares.59 Van Eemeren, de Glopper, Grootendorst y Oostdam (1995) investigaron el desempeño de estudiantes a la hora de identificar premisas inexpresas y esquemas argumentales. Los resultados de sus pruebas claramente indican que, en ausencia de informaciones contextuales desambiguadores, las premisas “mayores” inexpresas de un silogismo y las premisas “no silogísticas” se identifican correctamente más a menudo que las premisas “menores” inexpresas de un silogismo. Asimismo, los experimentos de Garssen (2002) han mostrado que los esquemas argumentales de tipo causal son más a menudo identificados correctamente que la argumentación sintomática, pero no más que la comparativa.60
La perspectiva pragma-dialéctica también se usa para proporcionar guías para construir textos argumentativos (van Eemeren and Grootendorst, 1999). El procedimiento pragma-dialéctico para (re-)escribir, el cual recibe retroalimentación sistemática del texto primario, tiene por fin asegurar que el texto revisado es demostrablemente mejor que el texto original. Sobre la base de una sinopsis analítica [véase arriba 2.2(a)], la cual puede también diseñarse como plan para escribir un texto argumentativo, podemos escribir y re-escribir un texto de tal manera que su comprensibilidad y aceptabilidad no se vean afectadas negativamente por redundancia, falta de explicitud, un pobre ordenamiento de los materiales a tratar o poca claridad. En este esfuerzo, hay que ejecutar cuatro “transformaciones de la presentación” sobre la base de la sinopsis analítica, las cuales con imágenes “como en espejo” de las transformaciones de la reconstrucción. Corresponden grosso modo a las cuestiones de qué puede omitirse (“borrado”), qué habría que añadir (“adición”), qué reacomodos serán necesarios (“permutación”) y qué reformulaciones mejorarían la claridad del texto (“substitución”).
3. Algunos temas de investigación importantes
Actualmente la investigación pragma-dialéctica, que se ha vuelto verdaderamente internacional,61 se concentra en primer lugar en salvar la brecha entre, por un lado, la filosofía y teoría de la pragma-dialéctica, y por otro lado, el estudio empírico, analítico y práctico del estudio argumentativo. Podemos distinguir los siguientes temas importantes:
En primer lugar está el análisis dialéctico y retórico, un conjunto de proyectos ambiciosos que examinan cómo podemos unir las enseñanzas de la dialéctica y la retórica para contribuir al desarrollo de herramientas más abarcadoras que permitan analizar y evaluar el discurso argumentativo. Como ejemplo ilustrativo, hemos realizado el análisis de un caso histórico de discurso argumentativo, la Apologie [Apología] de 1581, un largo panfleto que justifica las acciones de Guillermo de Orange en la revuelta holandesa contra el gobierno español (van Eemeren y Houtlosser, 2003).
En segundo lugar la ampliación del alcance de la pragma-dialéctica abarca proyectos encaminados a ensanchar la cobertura o incrementar la “inclusividad” de la pragma-dialéctica. Groarke (2002), for ejemplo, pretende ampliar la teoría dando cuenta de argumentos que en parte o totalmente se transmiten mediante imágenes. Jackson (2002) extiende la pragma-dialéctica como un marco para “la ingeniería del argumento”. En el mismo sentido, Aakhus (2002) modela la reconstrucción en la tecnología colaborativa de software.
En tercer lugar, el tema de las concepciones de lo que es razonable pertence a investigaciones empíricas de naturaleza experimental en las que se pretende poner a prueba hasta dónde la normatividad crítica encapsulada en las reglas pragma-dialécticas es inter-subjetivamente aceptable (van Eemeren, Meuffels y Verburg, 2000; van Eemeren, Garssen y Meuffels, 2002; van Eemeren y Meuffels, 2002).62 Los resultados arrojan luz sobre las concepciones que de lo que es razonable tienen los usuarios del lenguaje ordinario, en qué medida son consistentes, así como las diferencias sociales, culturales o de otro tipo que hay entre ellos.63 Esos resultados proporcionan también una base empírica para desarrollar libros de texto pedagógicamente adecuados.
En cuarto lugar, el estudio de las características del discurso argumentativo se concentra en los rasgos pragmáticos del discurso argumentativo y los compromisos creados por el uso de ciertas expresiones. Para cada etapa de una discusión crítica se trata de identificar las expresiones disponibles en el lenguaje ordinario para indicar, directa o indirectamente, las jugadas propias de tal o cual etapa, el tipo de información que transmitimos al usar indicadores particulares así como las condiciones que justifican el análisis de ciertas expresiones como indicadores de jugadas específicas en la discusión. Houtlosser (2002) examina indicadores de un punto de vista tomando no sólo en cuenta la presentación misma sino también las respuestas del interlocutor y la reacción subsiguiente del hablante o escritor original. Snoeck Henkemans (2002) se concentra en las claves que permiten identificar el esquema de la argumentación sintomática.
En quinto lugar tenemos la incrustación interpersonal del discurso argumentativo. Weger, Jr. (2002) reconstruye el comportamiento interpersonal problemático en conflictos como violando las reglas de la discusión crítica. Polcar (2002) considera la argumentación pregunta-respuesta como un intento por parte