Eduardo Adolfo Herrera Herrera

Educación y prevención para la salud sobre cáncer de cuello uterino


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2.5.

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      Fuente: Fotografía de Eduardo Adolfo Herrera Herrera.

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      Fuente: Ministerio de Salud Pública (2008, pp. 8-9).

      La educación en salud viene a ser una herramienta esencial para disminuir la mortalidad de varias enfermedades que afectan a la mayoría de las mujeres que no han cumplido con la instrucción básica obligatoria y que están bajo la línea de pobreza. Una de las principales dificultades es la falta del reconocimiento de las enfermedades, como problema de salud prevenible. La puesta en marcha de actividades de diálogo social para la protección social en salud contribuye a fortalecer el contacto directo y el trabajo conjunto de actores gubernamentales, parlamentarios, sociales, sindicales y eclesiásticos.

      La Constitución del Ecuador en el artículo 363, numeral 3, menciona que “el Estado es responsable de fortalecer los servicios estatales de salud, incorporar el talento humano y proporcionar la infraestructura física y equipamiento a las Instituciones públicas de salud” (2008). En consecuencia, es preciso utilizar la estructura institucional existente del MSP, administrando los recursos de la manera más responsable, con dignidad y honestidad. De ese modo, se beneficiará a todos los ecuatorianos.

      En este estudio se trata de analizar, por un lado, la documentación que demuestra la alta prevalencia de iletrados en salud, especialmente en las mujeres de bajas condiciones económicas; por el otro, recomendar una mejor educación y comunicación sobre las enfermedades más comunes de las mujeres. Se espera que los resultados de esta investigación aporten a la educación para la salud, sobre todo en lo que respecta a las madres de familia que viven en el sector de Turubamba, donde la mayoría son de escasos recursos económicos.

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       Educación y prevención para la salud de la mujer

      A la educación se le puede definir como una serie de acciones planificadas, basadas en valores humanos dirigidos hacia el entendimiento y el aprendizaje del alumno y concierne al educador que esté calificado para el ejercicio pedagógico. La educación del adulto se mantuvo en un bajo perfil hasta mediados del siglo XX, cuando se vio la necesidad de replicar la enseñanza fuera del sistema educativo formal, con el fin de optimizar los recursos humanos para el Estado. Inició, entonces, una redefinición de la educación del adulto a la que se le definió como andragogía.

      En el ámbito pedagógico, ser “adulto” equivale a haber alcanzado una madurez social que le permite catalogar el aprendizaje, potenciar su dignidad y cultura. Esto conlleva algunas diferencias que deberán ser tomadas en cuenta en los programas educativos tendientes al aprovechamiento de la experiencia del adulto para incrementar su pensamiento, la autogestión y su calidad de vida en el entorno social en el que se encuentra.

      En el último lustro, la Unesco ha mantenido una posición de apoyo al sistema educativo mediante el programa Educación para Todos, en el que incluye al adulto. Existe una estrecha correlación entre la alfabetización de adultos con la mejora de la salud, el aumento de los ingresos, la mayor participación en la vida cívica y la educación de los niños. Ello debe ser un estímulo poderoso para que los Gobiernos brinden el mayor apoyo al déficit que actualmente existe en materia de alfabetización.

      Los orígenes de la andragogía han influido en las teorías psicológicas y filosóficas que conciernen al papel conductor del individuo en el desarrollo social y personal. La andragogía, como teoría de aprendizaje del adulto, fue creada en 1970 por Malcom Knowles, Smith y Jarvis, quienes lo definieron como el arte y ciencia de ayuda al aprendizaje del adulto (Knowles et al., 2005). Los autores sostienen que existen premisas para considerarse adulto. De acuerdo con el concepto, existe una transición que va desde un ser dependiente de la personalidad hasta un ser humano que actúa por sí mismo. El adulto acumula en su crecimiento un acervo de experiencia que llega a ser una fuente de conocimiento en aumento. Además, tiene aptitud para aprender a orientarse progresivamente en las tareas de desarrollo de su papel cambiante.

      Los adultos están listos para aprender cuando perciben la necesidad de saber o hacer algo para desempeñarse más eficazmente en algún aspecto de sus vidas. Su disposición a aprender puede ser estimulada ayudándoles a evaluar las diferencias entre dónde están ahora y dónde quieren y necesitan estar. (Knowles et al., 2005, p. 294)

      Los programas de educación no deben ser elaborados con la idea de establecer la competitividad individual. Por el contrario, el énfasis debe estar en aspectos sociales relacionados con el aprendizaje. El contenido de los programas de educación debe centrarse en el proceso antes que en el producto y procurar el conocimiento útil para resolver problemas en los que la persona está comprometida en el lugar de trabajo y en la comunidad.

      La alfabetización debe ser definida como la inclusión de las habilidades para leer y escribir, pero se debe avanzar más allá de la instrucción meramente alfabética, pues se espera que la alfabetización sea un recurso tanto para la erradicación de la pobreza como para alcanzar el respeto y la consideración social. En el lenguaje de la mayoría de los países, el término analfabeto está ligado a desventaja; se ha creado una conexión entre alfabetización, estatus, poder y salud. Ser alfabetizado es tener posición social, habilidades en comunicación verbal y escrita; implica tener acceso a la información y a las tecnologías que hacen posible la participación en el proceso de la comunicación entre las personas.

      Los países en vías de desarrollo abarcan a la mayoría de los analfabetos, pues apenas 1,1 millones de ellos están en los países desarrollados. De acuerdo con la Unesco, hay 30 millones de mujeres analfabetas mayores de 15 años de edad y, de este número, 1,6 millones tienen 60 o más años. Así, el iletrado continuará siendo objeto de manipulación, abuso, agresión de los caprichos y fantasías de las élites ricas, por lo que la alfabetización se vuelve el componente clave de cualquier estrategia de educación básica.

      La Unesco impulsa la agenda regional para la educación para jóvenes y adultos (EPJA) en Latinoamérica y El Caribe a través de: Alfabetización, Educación y trabajo, Educación ciudadanía y derechos humanos, Educación con indígenas y campesinos, Participación de los jóvenes en las actividades de enseñanza, Equidad de género, y Desarrollo sostenible. (Unesco, 2006, pp.92)

      Los principales retos de la cobertura de educación en el Ecuador, para que los niños y niñas puedan alcanzar los diez años de escolaridad básica, apuntan a la obtención de financiamiento y a la eliminación de la inequidad entre el sector rural y el urbano, así como entre la población indígena y la no indígena. Para cubrir