Violencia intrafamiliar
La violencia intrafamiliar implica toda acción u omisión cometida por algún miembro de la familia en relación de poder, sin importar el espacio donde ocurra, que perjudique el bienestar, la integridad física, psicológica, la libertad y el derecho al pleno desarrollo de otro miembro de la familia, hace referencia al ámbito relacional en el que se construye la violencia, más allá del lugar donde sucede. En cambio, la violencia doméstica hace referencia al sitio donde se da el acontecimiento violento.
La prevalencia de la violencia intrafamiliar representa un serio problema de salud pública y una violación de los derechos humanos. En relación con el impacto de la violencia en la salud, la violación y la violencia doméstica aparecen como una causa significativa de discapacidad y muerte entre mujeres en edad reproductiva. Además de heridas, hematomas, fracturas, enfermedades de transmisión sexual y abortos, como resultado del abuso tanto físico como psicológico, las mujeres sufren dolores de cabeza de forma crónica, trastornos sexuales, depresión, fobias y miedos prolongados (Larraín y Rodríguez, 1993, pp. 203-208).
Las mujeres afectadas por la violencia se caracterizan por tener una baja autoestima, lo cual repercute directamente en su comportamiento, productividad en el trabajo, en su capacidad de protección, de buscar ayuda y denunciar su caso. Algunos estudios consideran que el abuso sexual y el maltrato físico ocasionan alteraciones mentales en las mujeres, lo que incide en sus actividades laborales (Paltiel, 1993, p. 145).
Según la OPS (2008a, pp. 30-32), las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH/ SIDA, entre los miembros de los pueblos indígenas del país son algunas de las expresiones más visibles de la inequidad en el acceso a la salud (también la sexual y reproductiva). La OPS propuso llevar a cabo una consulta acerca de la promoción de la salud sexual y la prevención del VIH/SIDA en esta parte de la población. Los chamanes, los curanderos, las parteras se esfuerzan por aplicar sus conocimientos y técnicas a las nuevas enfermedades.
Los programas escolares sobre salud, prevención del VIH y salud reproductiva (en particular aquellos que tratan acerca de las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados entre adolescentes) deberán abordar asuntos de género, capacidad y consentimiento informado. Se espera que los resultados de este estudio contribuyan a una mejora de la educación para la salud, especialmente en el caso de las madres que viven en Turubamba, donde se centra la mayoría de la población con falta de educación y bajos ingresos.
2.7. Financiamiento y recursos del sector de la salud
El presupuesto del MSP mantuvo un incremento constante desde 2001 (151,7 millones de dólares) hasta 2008 (1047 millones de dólares), pasando de 2,7 % a 10,1 % en lo que respecta al presupuesto general del Estado, y del 0,9 % al 1,7 % en lo concerniente al Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente (Organización Mundial de la Salud [OMS] y Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2009, pp. 32-33).
Según la Proforma General del Estado del 2016, en lo que se refiere a la Disposición Transitoria Vigésima Segunda, el presupuesto para el sector salud era de 512’132.846,89 dólares, que representaban el 0,5 % del PIB (Asamblea Nacional de la República del Ecuador, 2015, p. 209).
El gasto público en salud comprende el gasto recurrente y de capital proveniente de los presupuestos públicos, central y locales, el endeudamiento externo, las donaciones y los fondos de salud social y obligatoria. El gasto total en este rubro es la suma del gasto público y privado. Abarca la prestación de servicios en salud preventiva y curativa, las actividades de planificación familiar y de nutrición, además de la asistencia de emergencia designada para la salud, sin incluir agua ni los servicios sanitarios.
En el periodo de 2011 a 2015 el gasto público per cápita fue de 52,30 dólares. 90 % del gasto privado correspondió al gasto de los hogares (61 % para la adquisición de medicamentos e insumos; 24,3 % para la atención médica y 4,7 % para exámenes de laboratorio, odontología y aparatos ortopédicos). Del gasto privado, 74,7 % se hizo en el área urbana y 25,3 % en la rural, que concentra al mayor número de población empobrecida.
Con relación a los recursos del sector salud, el Ecuador tenía 26.000 médicos en 2013, con una tasa de 16,48 %; 4162 odontólogos, cuya tasa fue de 2,64 %; 981 psicólogos, con una tasa de 0,62 %; 15.776 enfermeras, con el 10 %; 2.120 obstetrices, con 1,34 %, y 18.466 auxiliares de enfermería, con 11,71 %. El 31 % son médicos de atención primaria para la salud, aunque la meta es de 40 %. La razón de enfermeras calificadas en relación con los médicos es de 2,4:1 pese al 1:1, que propone la meta.
Según el Registro Estadístico de Recursos y Actividades de Salud (RAS) publicado por el INEC en 2018, se registró la existencia de 4165 establecimientos de salud a nivel nacional, de ellos 626 corresponden a sitios con internación hospitalaria y 3.539 a establecimientos sin internación. El país tiene 23,44 médicos y 3,12 odontólogos por cada diez mil habitantes. Durante 2018, en el Ecuador se efectuaron 39,8 millones de consultas atendidas por un médico, psicólogo u obstetra a pacientes por una enfermedad determinada (morbilidad). De ellas, el 61,07 por ciento corresponde a mujeres y el 38,93 por ciento a hombres. Cabe destacar que los establecimientos del sector público atendieron 19,2 millones de consultas de prevención, equivalentes al 84,75 por ciento de todas las efectuadas (INEC, 2018c).
El presupuesto del Ministerio de Salud se concentra en tres programas: prevención y promoción, provisión y prestación de servicios y vigilancia y control. En el 2019 fue de 3104,8 millones de dólares lo que implica una reducción respecto al año previo de 431,2 millones de dólares. Sinembargo, como se puede apreciar en la figura 2.4 se evidencia un aumento sostenido del presupuesto en la década previa que no se ha visto reflejado en una mejora del sistema.
Figura 2.4 Presupuesto del Ministerio de Salud Pública
Fuente: Carriel (2012).
2.8. Servicios públicos de salud del Distrito Metropolitano de Quito
En la parroquia de Turubamba —donde se realizó la investigación y se entrevistó a la mayoría de las mujeres— hay muchos hogares pobres. Se encuentra ubicada en la zona sur, área 19, y tiene el subcentro de salud, donde las madres de familia del lugar acuden a las consultas médicas. Todas las unidades del Ministerio de Salud Pública previenen y atienden problemas médicos generales, que afectan a niños, adultos y mujeres embarazadas. Los subcentros que están en el área 19 de Salud tienen como referente al Centro de Salud de Guamaní, localizado en la parroquia de Turubamba, que ofrece servicios de atención adicional como laboratorio, odontología, terapia familiar, rayos X, medicina no tradicional.
El centro de salud de Turubamba ofrece servicios de medicina alternativa e indígena, junto con especialidades de la medicina convencional. Este centro emplea métodos y procedimientos para la promoción de la salud, prevención de enfermedades, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación propios de la medicina convencional, alternativa, tradicional e indígena. Integra recursos terapéuticos de diferentes especialidades, con el propósito de ampliar la capacidad resolutiva del sistema de salud. El equipo dispone de especialistas en la medicina convencional y profesionales en acupuntura, homeopatía y chamanes de la comunidad.
En los últimos años se ha evidenciado una mejoría en la atención y el cuidado de los niños dentro del Distrito Metropolitano de Quito con la apertura de centros infatiles conocidos como Guagua Centros que han permitido el cuidado de los infantes, iniciar la escolaridad de los niños, mejorar indicadores de desnutrición; sin embargo, debido a las circunstancias de marginalidad y desconocimiento persiste la existencia de varios niños en situación de calle, con