de operaciones, sus consecuencias fueron estratégicas, teniendo un efecto relevante en el desarrollo de las operaciones navales en los meses y años posteriores.
Navío británico Thames, gemelo del Cumberland, rebautizado San Martín. Grabado sobre un dibujo de E. W. Cooke, Londres, 1828, reproducido en el libro. El Poder Naval y la Independencia de Chile, de Donald E. Worcester.
Habíamos anticipado que la fragata Lautaro, al regresar a Valparaíso el 29 de abril de 1818, lo había hecho con un mercante capturado. Se trataba del bergantín español San Miguel, procedente de Talcahuano y con destino al Callao, que llevaba a bordo a dos hombres de negocios de gran fortuna, simpatizantes de la causa realista, y que habían aportado recursos para la misma. Resultaron ser un verdadero regalo del cielo para los patriotas. Llevados a la presencia del propio Director Supremo O’Higgins, este los conminó a pagar una contribución en la forma de un fuerte rescate por su liberación, el que pudo obtener con rapidez gracias a su enérgica actitud, con la que consiguió aterrorizar a los cautivos. De inmediato, este monto fue utilizado para pagar lo que quedaba adeudado de los préstamos otorgados al gobierno por la compra de la propia fragata Lautaro.91
De esta manera, casi anecdótica, puede decirse que dicho buque terminó de pagarse a sí mismo, aunque no se puede olvidar que el precio también fue en sangre.
En las semanas que siguieron al combate de Curaumilla, y con el mar momentáneamente despejado de buques enemigos prosiguió el crecimiento de la aún pequeña Marina de Chile, a un ritmo que se iba acelerando.
El 22 de mayo de 1818 arribaba a Valparaíso el navío mercante Cumberland (1.350 toneladas, 44 cañones), enviado desde Londres por gestiones del eficaz agente de Chile, José Antonio Álvarez Condarco, al mando del Capitán William Wilkinson. A fines de junio se concretó su compra por parte del Gobierno chileno y, tal y como había sucedido con la Lautaro, su Comandante y oficiales pasaron al servicio naval chileno. El Cumberland fue rebautizado San Martín, y pasó a ser el buque capital de la Escuadra que iba tomando forma.
El 23 de mayo, es decir, al día siguiente del anterior fondeaba en Valparaíso la corbeta Coquimbo (450 toneladas, 20 cañones), de propiedad de comerciantes privados que originalmente la habían adquirido para destinarla al corso, aunque posteriormente decidieron venderla al Gobierno. Posteriormente, el 14 de julio, se le cambió el nombre por el de Chacabuco.
Recapitulando, el poderío naval chileno hacia finales de junio de 1818, al momento de asumir Blanco Encalada la Comandancia General de Marina consistía en el navío San Martín, la fragata Lautaro, la corbeta Coquimbo y el bergantín Águila. También podía contarse con el mercante armado Perla, pero se dudaba de su capacidad para desempeñarse como buque de guerra, y finalmente no fue utilizado como tal. Por lo tanto era una fuerza que, como podrá deducir el lector, a la luz de su experiencia aún escasa y de lo reciente de dos de sus incorporaciones, era heterogénea en su valer material y la preparación de su personal. Completar y elevar el nivel de entrenamiento de las dotaciones y prepararlas para operar en forma coordinada sería uno de los principales desafíos de Blanco Encalada.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.