Néstor Alfonso Rodríguez Espinosa

Medio siglo de historia del cooperativismo financiero colombiano


Скачать книгу

y participativo como modelo superior de organización política. Actualmente los conceptos de derechos humanos y de libertad política forman parte de la retórica imperante. Las diferentes regiones del mundo, mantienen más lazos que nunca, no sólo en el campo del comercio y las telecomunicaciones, sino también en el de las ideas y los ideales interactivos. Sin embargo, también vivimos en un mundo de notables privaciones, miseria y opresión”. (Sen, 2002: 2).

      El Estado, por su parte, basado en una racionalidad que se orienta en el cumplimiento de las leyes, hace uso de instrumentos represivos para someter a los gobernados al cumplimiento de la ley, y promueve la concentración del poder en pocas manos. Así, por ejemplo, pese a que la Constitución Política de Colombia señala que el Estado debe garantizar la preservación de los derechos (civiles, económicos y políticos) y el cumplimiento de los deberes de los gobernados, la acción del Estado no ha sido suficiente para garantizar la igualdad, en el acceso a los recursos productivos y en la distribución de la riqueza.

      Al respecto, un dirigente cooperativo, dice:

      Estas organizaciones se mueven dentro de una sociedad marcadamente capitalista, donde su sistema de Gobierno defiende fundamentalmente el modelo del capital. (Entrevistado 1).

      Dado que la racionalidad del modelo económico imperante y la racionalidad del Estado no han sido suficientes para lograr mayores niveles de acceso a los recursos productivos, mayor participación en la distribución de la riqueza y mayor participación en la toma de decisiones en la conducción del Estado, surge en el mundo desde la población afectada, un sector con incidencia económica basado en la ayuda mutua, la cooperación y la solidaridad con el que se pretende mejorar las condiciones de vida.

      El origen del tercer sector tiene que ver con un momento histórico de la crisis del Estado de bienestar y que tiene que ver con las limitaciones que tiene la organización mercantil para proveer de satisfactores [sic] al conjunto de la población, la importancia que adquieren organizaciones que no son ni del Estado, ni responden a la lógica privada capitalista del mercado para generar satisfactores [sic] que beneficien al conjunto de la población y en ese sentido se ha observado la necesidad de considerar organizaciones de distinto tipo que realizan muy diversas funciones, que nacen no con el criterio de maximizar ganancias, la racionalización estatal, sino con un criterio de solidaridad, de manera que el concepto clave del tercer sector es hacer la solidaridad. (Guerra, 2005).

      Se reconoce a las cooperativas5 como una de las formas de organización del sector solidario, basada en principios que difieren del modelo tradicional de la economía, llamado por el entrevistado 1 “modelo del capital”. Estas organizaciones se caracterizan porque el capital es un instrumento y no el fin de la organización, que es utilizado por sus gestores para ayudarse mutuamente y satisfacer sus necesidades.

      Desde un comienzo, los fundadores le dieron a COOPDESARROLLO la orientación de organización cooperativa de carácter financiero. Al respecto José T. Niño6, en la celebración de los 25 años de COOPDESARROLLO, dijo:

      Han transcurrido 25 años desde aquella ya lejana noche, el 4 de octubre de 1962 cuando un grupo de dirigentes sociales patrocinados por la Unión Cooperativa Nacional, UCONAL y la UTC nos reuníamos para fundar una organización cooperativa de carácter financiero [sic] [...] (el subrayado es nuestro). (Niño, 1987: 9).

      Esta orientación de organización cooperativa de carácter financiero es determinante para analizar los aciertos y desaciertos en la gestión de COOPDESARROLLO después de 46 años de existencia. Por ello, primero se hace una aproximación al concepto de organización solidaria.

      Teniendo en cuenta lo dicho por Sánchez Cabrera (2006):

      […] el análisis de su quehacer organizacional (en las organizaciones cooperativas) como entidades sin ánimo de lucro, debe estar intercruzado por los conceptos de Organización como categoría de la teoría organizacional; Cooperación como categoría económica financiera y Solidaridad como categoría filosófica aristotélica. (Sánchez Cabrera, 2006: 13-15).

      Para la teoría económica neoclásica la empresa es el paradigma de la organización y corresponde a “una unidad de producción privada básica en una economía. Contrata trabajo y compra otros factores con el fin de hacer y vender mercancías” (Samuelson & Nordhaus, 1990: 42), citado por (Castillo Sandoval, 2004: 42). El objetivo de la empresa, para la teoría neoclásica, consiste en máximizar los beneficios económicos a partir de la minimización de los costos. Esta percepción tiene varios limitantes que Ayala resume de la siguiente forma:

      Esta empresa (la neoclásica) carece de estructura interna y en la teoría no hay lugar para ninguna influencia emanada de la conducta de los individuos sobre las decisiones dentro de la organización. Se supone que las fuerzas de mercado externas son las dominantes, por lo tanto, el comportamiento de la empresa es predecible, sin importar tamaño, industria, estructura organizacional y otros elementos como las instituciones, los derechos de propiedad y los contratos. [(Ayala, 1999: 43) citado por (Castillo Sandoval, 2004: 42)].

      Con base en el enfoque de la “teoría de las organizaciones”, se considera a la organización en un sentido más amplio que el señalado anteriormente. Teniendo en cuenta el aporte de Ricardo Dávila, se debe considerar a la organización como un “sistema socioestructural y cultural”, que da cabida al carácter social de la actividad empresarial. Asume la organización y la empresa como un “sistema social abierto en constante interacción con la sociedad en la que se teje un conjunto de relaciones sociales entre los agentes que la componen” (Dávila, 2002: 11), citado por (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

      Cualquier grupo de personas no puede catalogarse como “organización”, debido a que ésta implica una disciplina estructurada a partir del cumplimiento de unas reglas de juego (J. Hicks, 1969), citado por (Ayala, 1999: 254).

      Para Ricardo Dávila las cooperativas se consideran organizaciones diferentes y con estilo de gestión particular, se ubican en una corriente teórica que propone un modelo de organización alternativo al modelo burocrático y propende por un modelo sistemático de organización democrática y participativa que puede ser considerada como “una manera diferente de hacer las cosas” (Rothschild & Whitt, 1988: 65) citado por Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 32).

      En esta corriente de pensamiento se busca construir un modelo organizacional en el cual el control descansa en los asociados, quienes pretenden con objetivos tanto económicos como sociales, buscar que los procesos de toma de decisiones estén basados en la democracia participativa (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 32). Este enfoque de la teoría de las organizaciones, permite entender las dos dimensiones de las que hacen parte las cooperativas: la económica y la social.

      Desde la primera dimensión, los beneficios económicos son el medio y no el fin, y se distribuyen a los asociados de acuerdo con el uso de los servicios. De acuerdo con la dimensión social, se puede concebir la cooperativa como escuela de desarrollo de habilidades y capacidades sociales, organizacionales, empresariales, gerenciales, políticas y productivas (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

      Benjamín Ramírez asume la organización cooperativa como:

      […] una asociación de personas que se han constituido para mejorar las condiciones económicas y sociales de sus miembros, a través de una organización empresarial en cuyo proceso administrativo se da la cooperación, la solidaridad y la participación de los asociados. (Ramírez Baracaldo, 1994: 211).

      En ese sentido, la cooperativa constituye un excelente ejemplo de lo que significa el concepto de organización (Dávila Ladrón de Guevara, 2004: 30).

      Mientras que la dimensión económica le da el carácter