Darlis Stefany

Conquistando a Jeremy


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su vínculo con los famosos hermanos Jefferson pertenecientes a la banda BG.5 así como su reciente relación secreta con Doug McQueen, bajista de dicha banda. Sin embargo, ella es una de las chicas más sencillas y agradables que he conocido en mi vida.

      En la escuela me encargué de tener un montón de amigas, era la chica a la que todos agradaba, pero cuando decidí irme de Hampshire para casarme con Ronald a mis casi diecinueve años, me alejé un poco de esos amigos por la distancia y entonces, más adelante, él se encargó de arrancarlos de mi vida.

      No tuve oportunidad de hacer otros amigos, no unos que lograrán agradarle. Usando sus palabras: nadie era lo suficiente bueno para mí.

      Hilary es el soplo fresco de mi nueva vida, la primera amiga en años y aunque me siento torpe sobre cómo ser de nuevo una amiga, parece que no lo hago mal y ella con rapidez se ha ganado mi cariño.

      Ahora puedo llamarla mi amiga.

      Doy otro pequeño sorbo a mi vino y abro el mensaje.

      Hilary: Tienes cita con quien será tu nuevo abogado.

      Jeremy McQueen te espera en Westminster este 7. ¿Puedes?

      De poder, puedo. Pero ¿sola viendo a un hombre? ¿Hablándole de lo que me causa pesadillas? No me creo capaz.

      Algunas cosas, quizá, solo están destinadas a suceder, Jeremy McQueen es el hermano del súper novio de Hilary: Doug McQueen, y dicho hermano ha resultado ser un estupendo abogado o, al menos, eso garantizan ellos. Si él logra que Ronald me dé el divorcio y se aleje de mí, entonces, será el mejor abogado de todo el mundo y una parte de mí siempre estará agradecida con él. Si lo logra.

      Naomi: No puedo ir sola.

      Hilary: ¿Para qué están las amigas? No te abandono, Nao.

      Hilary: Estoy contigo en tu batalla. Pasaré por ti… de todas formas más tarde me paso por tu apartamento.

      Hilary: Llevaré helado.

      Hay un nudo en mi garganta; durante tanto tiempo estuve tan alejada de este tipo de lealtad y afecto.

      Naomi: Gracias, amiga. Tú trae el helado y yo hago la cena.

      Hilary: Hecho. ¿Confirmo entonces la cita con el muy solicitado abogado McQueen?

      Naomi: Es un hecho, confirma.

      Por favor, denle todas las facultades a ese hombre para que me libere de Ronald, para terminar de romper mis cadenas. Por favor.

      Capítulo uno

      Jeremy

      7 de marzo de 2013

      Durante el tiempo que viví afuera cada día extrañé mucho a mamá ¡Demonios! Había días en los que quería llorar porque solo quería a mi bella madre consintiéndome. Pero ahora le gruño mientras camino detrás de ella intentando dejar las cosas como yo las tenía.

      —¡Mamá! Está desordenado porque así me gusta.

      —Mucho estudio y muy buen trabajo, pero esto no me gusta ¡¿Cómo encontrarás tus cosas?!

      —Es mi forma de ordenar las cosas.

      —¿Desordenándolas? —Se cruza de brazos y casi quiero reír porque se ve encantadora y siempre me ha divertido verla enojada por esta clase de tonterías.

      —Solo quiero dormir.

      —No es hora de dormir.

      —Pero no he dormido nada.

      —Porque pasaste toda la noche viendo una serie. ¿Quién va a cuidar de que duermas cuando estés solo en tu apartamento?

      —Ya te he dicho que voy a estar bien. He vivido años solo fuera del país.

      —¡Pero eres uno de mis bebés!

      —Y puedes verme siempre que quieras, lo prometo.

      —Está bien. ¿Estoy actuando como una loca?

      —Solo estás siendo Emma McQueen.

      —Hum, me lo tomaré como un cumplido por tu bien.

      —Estaba destinado a ser un cumplido.

      —Voy a hacer el almuerzo, será mejor que pronto vistas más que un bóxer. Tu hermano llamó diciendo que Hilary viene con una chica a verte.

      —Lo sé, esta memoria mía es un tesoro. Nunca olvido nada.

      Incluso las cosas que no me gustarían recordar. Sacudo mi cabeza.

      —Siento que traje a este mundo solo niñitos locos.

      —Rubios y atractivos.

      —Eso también. —Ríe y sale de mi habitación temporal. Pronto estaré mudándome al apartamento que conseguí.

      Bostezo y río viendo el pobre intento de mamá de ordenar lo que llama desorden, pero que de hecho es mi manera de organizar mis cosas. Supongo que es algo raro.

      No estaba en mis planes quedarme dormido, pero soy algo obsesivo cuando descubro una serie o libros que me gusten mucho. Decido que debo darme un baño veloz y estar listo lo más pronto posible.

      Seguro este no será el mejor baño que he tomado en mi vida, pero sirve para asearme y para estar al menos en una toalla cuando escucho el timbre de la casa sonar.

      ¡Mierda! Suelo ser puntual, incluso si el encuentro es en mi casa.

      Me visto a toda prisa y paso la toalla por mi cabello que no deja de gotear. Veo las notificaciones en mi celular y río viendo el mensaje de Doug, mi hermano menor.

      Doug: El hermano atractivo saluda al hermano feo.

      Doug: No asustes a la chica, Jeremy.

      Doug: Y no fastidies a mi princesa. Sé buen chico y te daré una galleta.

      Jeremy: No soy tu jodido perro.

      Jeremy: Suficiente fastidio tiene mitad Dilary contigo.

      Jeremy: No pretendo asustar a la chica. Quiero ayudarla.

      Guardo mi celular y salgo de la habitación, cuando estoy en la cima de las escaleras puedo escuchar la conversación con claridad.

      —Siéntense. No estés asustada, Naomi. No vamos a comerte.

      —Oh, no, no estoy pensando eso, señora McQueen.

      —Llámame Emma.

      —O la Reina —señalo bajando los últimos escalones y pasando la mano por mi cabello. ¿Cuándo se supone que dejará de gotear como un diluvio?

      Le sonrío a Hilary. Soy un hombre de instintos y siempre supe que llegaría el día en el que Doug dejaría de luchar contra sus sentimientos y ella de ocultar lo que sentía. Ella es una mujer muy dulce, y enloquece de tal manera a mi pequeño estúpido hermano que, a veces más que divertido, resulta impresionante ver la manera en la que ella parece ser todo su mundo.

      —¡Cuñada! ¡Mitad de Dilary! —La obligo a ponerse de pie para poder abrazarla.

      —Mi querido Jeremy.

      —Sé que por tu cabeza está pasando la pregunta de por qué elegiste al hermano equivocado pero, créeme, Doug es más para ti.

      Ella ríe y me empuja, le guiño un ojo y mi atención vuela a la mujer que luce incómoda.

      No hay que ser un hombre inteligente para identificar a las mujeres atractivas, pero teniendo noción de algunos puntos de su caso y con experiencia en ello, sé que lo último que desea es la atención excesiva y exhaustiva de un hombre que apenas está conociendo y que va a conocer su historia. Por lo que me conformo con identificar las cosas más fáciles: piel achocolatada, ojos color avellana,