a gusto con la atención; extiendo mi mano y ella la toma. Noto un pequeño temblor en su apretón—. Soy Jeremy McQueen, su actual abogado para patear el culo de lo que tacharemos como su garrafal error.
—Naomi Kanet.
—Eso suena más como un nombre. Fuiste bendecida con un buen apellido.
—¿Realmente eres abogado? —Luce desconfiada mientras entrecierra sus ojos—. Pareces más como un modelo encantador.
—Oh, gracias, eso hace sentir genial a mi ego. —Rasco mi barbilla. Esta es la parte que a veces me pone un poco de mal humor, cuando con vistazo solo me quitan los logros que tanto me esforcé en conseguir—. Pero soy abogado, graduado hace seis años, con un posgrado y unos cuantos estudios más. Créeme, cuando quiero ayudar a alguien no me detengo.
—No quería ofenderte.
—No, no lo has hecho. —Palmeo su hombro—. Solo quiero asegurarte de que puedes confiarme este caso. Vamos a patear el culo de quien va a ser tu exesposo. Confía en mí.
—De acuerdo, confiaré en ti.
Me gustan esas palabras. Me gusta que confíen en mí porque sé que no defraudo a las personas a las que les doy mi palabra. Me gusta cumplir con lo que digo, y Naomi Kanet va a ser una mujer libre de cualquier rastro de su exesposo.
—Doug me ha dado una breve explicación, pero necesito que me expliques todo desde el comienzo. Tengo entendido que has traído unos documentos contigo. ¿Dónde discutimos esto? ¿Prefieres aquí o quieres ir al pequeño despacho?
—Donde prefieras.
—¿Eso quiere decir que incluso puede ser en mi habitación? —Enarco mis cejas y al fin ella ríe. ¡Aleluya! Pensé que se iría corriendo en cualquier momento. Supongo que esta es la táctica para hacerla sentir cómoda: no tratarla como una víctima, hacerle saber que es como cualquier otra mujer que tiene derecho a vivir su vida. Porque lo tiene, tiene derecho a tener una vida plena.
—No, no a tu habitación.
—Buena respuesta, puedo sentir esta pequeña tensión entre nosotros, pero vamos a ignorarla y pongamos atención en este caso. Cuando terminemos con el dolor de culo que te da problemas, entonces, si lo logramos, que lo haremos, te llevo a cenar ¿Te parece?
—¿Siempre hablas tanto?
—Solo cuando estoy intimidado por la belleza de una mujer. —Guiño de nuevo un ojo antes de girarme hacia mamá. Ella me observa divertida—. Mamá, voy a estar en el despacho, quédate con Hilary, esto tiene que ser entre nosotros dos, para poder obtener cada detalle.
—De acuerdo, cariño, estaré haciendo el almuerzo.
—Eres hermosa, madre. —Beso su mejilla, no hay mujer que amé más que a Emma McQueen—. Andando, Kanet.
—¿Vas a llamarme de ese modo?
—Eso creo…
Muy bien yo podría estar llevándola a una tortura por la manera en la que arrastra los pies y camina a mucha distancia de mí, no me lo tomo como algo personal. He vivido y visto de cerca las secuelas del tipo de maltrato que ella vivió, más que verlo en cualquier cliente, lo vi en mamá cada vez que Paul, el papá genético de Doug, perdía su mierda, lo cual solía suceder a menudo.
Le indico que tome asiento y para no hacerla sentir más incómoda de lo que está, arrastro una de las sillas y me siento frente a ella, que se encuentra sentada en el sofá. Le sonrío.
—Sé que estás cohibida, pero necesito que me digas todo. Estoy dispuesto a ayudarte, pero para ello debes confiar en mí.
—¿Por qué yo haría eso? No te conozco.
—Porque he visto tu historia de cerca, la he vivido y me prometí que haría hasta lo imposible para recoger tanta basura como pudiera de la sociedad. No estoy dispuesto a que más mujeres pasen por esto.
—¿Es algo personal?
—Alguien a quien amo con mi vida pasó por una historia muy similar. Naomi, quiero ayudarte.
Permanece en silencio observándome, ladea la cabeza hacia un lado antes de asentir con lentitud.
—Quiero que me ayudes. Yo solo… Lo quiero fuera de mi vida.
—Vamos a lograrlo, lo prometo. Tienes mi palabra, pero para ello debes decirme mucho más de lo que pudo decirme mi hermano.
De nuevo permanece en silencio por breves segundos, luego observa a un punto indefinido a mi lado.
—Un 26 de marzo fue la primera vez que me puso una mano encima. Fui ingenua y creí que no lo haría de nuevo, mi error. —Hace una mueca de dolor—. Nada volvió a ser lo mismo. Donde antes solo era hostilidad, ahora eran gritos y cuando menos lo esperaba, llegó la segunda vez y podrás imaginar que hubo una tercera.
»Quizá algunos dirían que debería sentirme afortunada de que mi conteo de golpizas nunca llegó al número ocho, pero me temo que la séptima valió por muchas. Cinco días en un coma inducido, seis costillas rotas, órganos internos inflamados y un vaso que no soportó los golpes. —Voltea a verme—. Yo lo sabía, si yo no hablaba y dejaba mi miedo, él iba a matarme.
Aprieto mi mano en mi muslo para controlar mi rabia, es algo en lo que he ido trabajando durante los años cuando escucho de estos casos. Me hace viajar en el tiempo y verme sosteniendo un bate con un único objetivo: matar al hijo de puta que no hacía más que destruirnos. De lastimar a una mujer que debía ser tratada como una reina.
—Naomi…
—¿Es eso suficiente? —susurra y casi parece que está implorándome.
Sé que necesito una declaración más precisa, pero justo ahora ha dado suficiente de sí misma cuando apenas acaba de conocerme. La confianza es algo que se gana e iré ganándola poco a poco, no voy a presionarla.
—Es suficiente por ahora, tengo los documentos y estudio del caso realizado por tu anterior abogado. Mi hermano me dijo que insististe en pagar.
—Es lo justo.
—Algo me dice que perdería mi tiempo si te contradigo, por lo que veremos la manera de llegar a un acuerdo que nos convenga a ambos.
—No vas a hacer esto gratis.
—Eso lo sé Naomi, pero no todo es siempre el dinero.
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11 de marzo de 2013
Mi estómago se revuelve y por un largo momento no puedo ver las fotos junto al informe médico. Es como revivir una vieja etapa. Quiero ayudar, pero hacerlo ayuda a reabrir los malos recuerdos. Ese mal momento para mi familia.
Tomo una lenta respiración y bajo la vista de nuevo al informe médico donde se explica con todo detalle cada daño que sufrió Naomi con el ataque de su esposo. Antes de eso ella era una mujer saludable, solo visitas ocasionales al hospital por chequeos anuales o consultas, pero ese día fue diferente.
Extiendo las fotos y de nuevo siento náuseas. Sus ojos están más cerrados que abiertos, tiene el rostro lleno de moratones, los labios partidos y una pequeña franja de cabello en su lado derecho no está porque hay puntos que cierran un corte.
Me ordeno tomar profundas respiraciones por la boca, es como si alimentara toda esa ira y dolor que suprimo. Me ha tomado años controlar esas emociones.
—Maldita bestia. —Eso es lo más sano que puedo decir cuando veo el expediente policial de Ronald Hoult.
Observo muy bien su rostro porque si alguna vez yo me tropezara con él en la calle… me quitaría el papel de abogado para tener unas fuertes palabras con él. Unas que incluyan puñetazos y un montón de daño físico.
Cuando termino de leer todo lo que me ha entregado quien fue el ineficiente abogado de Naomi, cierro la carpeta. Si bien ella me dio pocos detalles, pero importantes, nunca mencionó