una camiseta y antes de abrir me observó.
—Hazte la dormida —susurró.
Me metí bajo las sábanas y me volteé hacia la pared, cerré mis ojos y escuché la puerta abrirse.
—¿Qué ocurre? —preguntó Ashton.
—¿Dónde está Alice? —Esa voz era la de Joe.
—Durmiendo.
—Tengo noticias.
—¿Qué tipo de noticias?
—Cambiarán a Alice de habitación —informó Joe. Mi estómago se apretó, mi garganta también y quise ponerme de pie a increparlo, pero me contuve con fuerza. Confiaba en Ashton, él no dejaría que me fuera así como así.
—¿Qué? —preguntó Ashton desconcertado—. ¿Dónde la llevaran? —susurró él fingiendo que realmente yo estaba durmiendo.
—A otra habitación, quizá con otra chica y otro tipo —dijo él—, puede que yo esté con ella.
Escuché a Ashton emitir una risa fingida típica de él.
—¿Bromeas? Yo no dejaré que se la lleven de aquí —su voz sonó fría—, para lo único que la quieren es para abusar de ella, Joe. Hasta tú quieres hacerlo, así que no jodas.
—¿Y tú sí puedes? —Pude oír su risa.
—Ella no saldrá de aquí —zanjó con fuerza.
—Eso lo verás con Marcus, no conmigo.
—Soy capaz de matar a ese hijo de puta —escuché a Ashton—. Si quiere verme, que venga a hablar conmigo, aquí —finalizó. La puerta se cerró de golpe y luego escuché que le ponía pestillo.
Me senté rápidamente y Ashton se volteó hacia a mí, escuchamos los pasos de Joe alejarse y él se sentó en su cama mirándome.
—No dejes que me saquen de aquí —le pedí en un susurro.
- capítulo catorce -
—Creo que estarías feliz de ver a alguna de tus amigas, ¿no?
—Por supuesto que sí, pero no quiero estar con otro tipo ahí.
Joe me parecía algo indefenso, pero si me ponían a otro tipo, pues ya no quería nada.
—Lo más probable es que ese tipo sea Joe.
—No confías en Joe. —Fruncí el ceño.
—No, pero es mejor que te cambien de habitación —opinó—, así tú y yo nos distanciamos un poco.
—¿Por qué? —pregunté confundida—. Yo no quiero eso, Ashton.
—Aunque no lo quieras, así debe ser.
—¿Es por lo que pasó hace un rato? —pregunté—. Tú te has acercado a mí y me besaste, yo no tuve la culpa.
—No, no es por eso —aseguró.
—¿Entonces?
—Alice, no quiero hacerte daño —bajó su voz.
—¿No? —sonreí con ironía—. ¿Y dejarás que otro tipo sí lo haga?
—No, claro que no —comentó con seguridad.
Guardé silencio y luego me tendí mirando el techo. No sabía dónde me llevarían o qué pretendían hacer conmigo y eso me tenía con los nervios de punta. Además, Ashton no decía absolutamente nada, no opinó, no continuó hablando de algo, solo estaba ahí, como si su cabeza estuviese en otra parte. Hasta que supongo se aburrió de mirar un punto fijo y tomó su cuaderno para trazar dibujos.
Golpearon nuevamente la puerta consiguiendo que el terror subiera por mi cuerpo, me mantuve en posición de defensa en todo momento por si debía correr o golpear. Vi a Ashton, que fue a abrir a regañadientes, era Joe, quien entró sin pedirle permiso a nadie. Me observó unos segundos y luego se le dibujó una sonrisa en el rostro.
—Alice, ven… Te tengo una noticia —me sonrió. Me puse de pie insegura bajo la fuerte mirada de Ashton, creo que él odiaba que le obedeciera a Joe, pero… ¿Qué más podía hacer? No tenía la opción de negarme y mandar a la mierda a Joe Denovan.
—¿Qué ocurre? —pregunté deteniéndome a una distancia prudente.
—Te sacaré de esta habitación por unos días —sonrió feliz. No entendía la razón de su sonrisa de felicidad.
—¿Qué? ¿Cuántos días? —mi voz sonó desesperada. No me quería ir de allí.
—Al salón que cuido yo —volvió a sonreír—. Podrás ver a Lía.
Sentí el brillo de mis ojos, mi corazón latió con fuerza al oír su nombre.
—¿Es en serio? —me ilusioné—. ¿Ella se encuentra bien? —miré a Ashton emocionada, pero a él parecía no agradarle la idea, no me sonrió, ni siquiera me miró con emoción en sus ojos, pero yo estaba lo suficientemente ilusionada como para que me importara.
—Sí, ella está bien —aseguró Joe—. Y también quiere verte.
Ashton Brook
Una punzada apareció en mi pecho cuando los ojos de Alice se iluminaron con una notable ilusión. Ella creía que estaba siendo parte de una invitación maravillosa, pero claramente no era así y ella no podía adivinar que no lo era. No confiaba en Joe, pues era tan predecible que podía adivinar todos los pasos que daba, incluso todo lo que tramaba hacer con las chicas. Rápidamente conecté los cables en mi cabeza y supuse que Lía era la misma chica de cabello rojizo que había visto en la oficina de Marcus. Si hablaban de ella, no parecía estar nada bien como lo pintaba Joe y, claramente, él quería ganar algo de ambas.
—¡Gracias! —chilló Alice con una sonrisa que casi sentí en el estómago.
Joe la observó con malicia, con sus ojos oscuros penetrándola por completo. Todos mis músculos se tensaron, odié la escena patética. Quise tomar a Alice y quitarla de ahí, ella no entendía de lo que el imbécil era capaz.
—¿Cuándo nos iremos? —preguntó Alice—. En serio, quiero ver a Lía.
—¿Hablan de la chica pelirroja que estaba en la oficina de Marcus? —me entrometí. Fijé la mirada en Joe, quien ya se encontraba observándome amenazante. La sonrisa de Alice desapareció.
—¿Qué hacía Lía ahí? —le preguntó Alice. Al no oír una pronta respuesta de Joe, Alice volvió a preguntar—. Dime ¿qué hacía ahí?
—Nada, Alice —contestó Joe un tanto nervioso—. Marcus solo quería hablar con ella, luego se fue, nada importante —se encogió de hombros—. No le han hecho nada, tranquila.
Alice respiró hondo, asintió y luego se alejó completamente de Joe.
—De acuerdo, ¿cuándo nos vamos? —continuó Alice.
—Esta noche, vendré a buscarte —informó él y luego salió de la habitación.
Cuando sus pasos se alejaron lo suficiente de la habitación, miré a Alice bastante molesto, aunque en realidad ella no tenía la culpa.
—¿En serio viste a Lía?
—Sí, pero quizá no es la misma Lía de la que ustedes hablan —contesté.
—Es la única Lía de mi sección, es baja y pelirroja, ¿ella estaba bien?
—No lo sé —confesé honesto—. Ese día no pude fijarme en nada, estaba molesto.
Ella asintió y luego me observó a los ojos para preguntarme:
—¿Crees que Joe sea una persona confiable?
—No.