Daniel Cestau Liz

Las claves del éxito


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Stuart Mill reforzaba el concepto: “Aunque las circunstancias influyen mucho en nuestro carácter, la voluntad puede modificar en nuestro favor las circunstancias. Educar nuestro carácter es formarnos buenas costumbres”.

      Estas son algunas de las “buenas costumbres”: espíritu de iniciativa, dominio de sí mismo, perseverancia, amor al trabajo, habilidad, ponderación, discernimiento, nobleza, prudencia, seguridad, resistencia a la fatiga, buen humor y optimismo.

      Quizá teniendo en cuenta que también se habla de la falta de carácter, o de que el carácter más común es no tener ninguno, Stuart Mill recalcó que “un carácter es una voluntad completamente moldeada”.

       COMIENCE POR CONOCER SU PROPIO CARÁCTER

      El profesor William James nos ha dado esta pista: “Muchas veces he pensado que la mejor manera de definir el carácter de un hombre sería buscar aquel estado de ánimo mental o moral con el cual, cuando lo experimenta, se siente más profunda e intensamente activo y vivo. En tales momentos, oye una voz interior que le dice: ‘Este es mi verdadero yo’”.

       NO OLVIDE QUE ES EN LOS MOMENTOS DIFÍCILES CUANDO MÁS SE REVELA NUESTRO CARÁCTER

      El célebre escritor Herman Hesse así lo señaló: “Sólo en las circunstancias aciagas de la vida sale a relucir, sin disimulos, el carácter de una persona”.

      Pero no confunda las verdaderas dificultades con lo que usted cree que son grandes dificultades. Hace ya muchos siglos, el filósofo Demócrito se preocupaba por la falta de equilibrio entre la excesiva superficialidad con que tomamos los asuntos de real gravedad, y la excesiva seriedad con que consideramos los asuntos de menor importancia.

      El insigne escritor Samuel Jonson dio a un amigo un consejo sensato, de utilidad para todos, respecto a ubicar los banales problemas cotidianos en una perspectiva adecuada. “Señor —le dijo— considere lo insignificante que le parecerá esto dentro de un año”.

      Pero la regla de oro la dio Edward Hake: “No lleves nunca a cuestas más de un tipo de problema a la vez; hay quienes cargan con tres: todos los que tuvieron, todos los que tienen ahora, todos los que esperan tener”.

       SOMÉTASE A UNA INFLUENCIA AMBIENTAL POSITIVA PARA SU CARÁCTER

      Una vez que ha determinado los puntos débiles de su personalidad, sométase a una influencia positiva para neutralizar esa debilidad. Por medio de lecturas estimulantes, relaciones convenientes, y la determinación de establecer algunos hábitos nuevos.

       BUENA PARTE DEL CARÁCTER CONSISTE EN ESTABLECER LOS HÁBITOS CORRECTOS

      Cualquier sentimiento, emoción o comportamiento, si son reforzados una y otra vez, se convierten en un hábito, en un condicionamiento.

      No subestime la importancia y el poder de la formación de los hábitos. Dijo John Dryden: “Primero formamos nuestros hábitos, después nuestros hábitos nos forman”.

       LOS CUATRO PILARES DEL CARÁCTER

      Hay cuatro hábitos virtuosos de inestimable valía: puntualidad, exactitud, perseverancia y diligencia. Sin la puntualidad, se pierde el tiempo; sin la exactitud, se menoscaba el crédito; sin la perseverancia, no es posible hacer nada bien hecho; sin la diligencia, se malogran ventajosas ocasiones que ya no se volverán a presentar.

       EL CARÁCTER SE FORMA EN LA ADVERSIDAD

      Nos guste o no nos guste, en este punto coinciden casi todas las corrientes filosóficas y psicológicas.

      Quizá sea porque es en las situaciones difíciles cuando se da lo mejor de sí mismo. Y porque, muchas veces, se aprende más en diez días de agonía que en diez años de bonanza.

      Hay un proverbio escandinavo que algunos de nosotros deberíamos adoptar como grito de combate para nuestras vidas: “El viento norte hace a los vikingos”. ¿De dónde sacamos la idea de que la vida segura y agradable, la ausencia de dificultades y la comodidad de la holgura hicieron a las personas buenas o felices?

      Por el contrario, las personas que se compadecen continúan compadeciéndose, incluso cuando están entre blandos almohadones y, en cambio, la fuerza del carácter y la felicidad han sido siempre ligadas en la historia a personas que, en toda clase de circunstancias, buenas, malas o indiferentes, han tomado sobre sus hombros su responsabilidad personal. Así, repetidamente, “el viento norte ha hecho a los vikingos”.

      A pesar del humano impulso de escapar lo antes posible de situaciones difíciles, consideremos que gracias a ellas nuestro carácter puede fortalecerse y mejorarse.

      Para ello no hay otra regla de oro que la dada por Séneca hace muchos siglos: “Entrenemos nuestras mentes para desear lo que la situación demande”.

       LA DETERMINACIÓN ES LA CHISPA PARA ENCENDER Y SOSTENER NUESTRO CARÁCTER

      La indecisión, la aflicción, la ansiedad y el temor son los más terribles desmoronadores del carácter.

      Y todos se combaten determinándose a actuar. La determinación es el principio del carácter. Dice Zig Ziglar: “El carácter fue lo que nos sacó de la cama, el compromiso nos hizo entrar en acción, y la disciplina nos permitió completar la tarea”.

       EL CARÁCTER Y EL PENSAMIENTO

      Diversos autores han destacado la importancia del pensamiento en la formación del carácter.

      Señala el Dr. Andrés Frydman: “Somos literalmente un reflejo de los pensamientos y convicciones que tenemos respecto de nosotros mismos. Día por día nos vamos convirtiendo en lo que pensamos. Crecemos y evolucionamos de conformidad con el modelo fijado en la mente”.

      El hombre que anhelamos ser está delineándose en nuestro carácter, en nuestra personalidad, en nuestras acciones.

      El carácter guarda estrecha relación con la autoestima. Muchas personas han heredado una especie de deprimente concepto de ellos mismos, con muy mezquina estimación de la propia valía. Su atraso tiene, probablemente, mucho que ver con la insistencia en este despectivo pensamiento.

      En cambio, un estudio hecho con muchas personas de éxito, arrojó un hincapié puesto en la “responsabilidad y la integridad” o en “la energía y la integridad”, es decir, en rasgos del carácter.

       A LOS GENIOS SE LES ADMIRA. A LOS RICOS SE LES ENVIDIA. A LOS PODEROSOS SE LES TEME. PERO SÓLO A LOS HOMBRES DE CARÁCTER SE LES TIENE CONFIANZA.

       “Nunca te conceden un deseo sin concederte también la facultad de convertirlo en realidad. Sin embargo, es posible que te cueste trabajo”.

       Richard Bach

       EL DESEO

      La definición de DESEO es: ‘Impulso, movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de una cosa’.

      EL DESEO TIENE POR OBJETIVO ALGO QUE PROPORCIONA PLACER O AHUYENTA EL DOLOR, INMEDIATA O REMOTAMENTE, BIEN DEL INDIVIDUO O YA DE OTRA PERSONA POR LA CUAL SE ESTÁ INTERESADO. La aversión o la repugnancia que inspira algo es, meramente, una forma negativa del deseo.

      Si hay algo indiscutible para decir acerca del deseo, es lo siguiente:

      EL DESEO ES