Imperio español era una constante más que evidente. La presente obra sostiene un hecho incontrovertible: que la importancia geopolítica de toda esa área que circunda al mar Caribe no se ha perdido. Cada lector podrá advertir su mensaje, que es el de mostrar que su valor sigue siendo factor de sumo significado en la historia reciente.
Como se observa en este volumen, la frontera vivió un proceso de dificultades en su demarcación, que en sus primeras etapas requirió de una exploración territorial y de un posterior establecimiento. No obstante, se tiene el caso de que, durante el siglo XVIII, la penetración inglesa se intensificó hasta conformar una colonia británica enclavada en territorio otrora español, como lo fue la Honduras Británica. Por su parte, México no reconoció oficialmente la posesión británica de este territorio hasta finales del siglo XIX. Se puede sumar un ejemplo más que se vincula al fenómeno de las fronteras: el caso de República Dominicana y Haití, aquel en donde de nueva cuenta aparece la presencia de la diplomacia mexicana y en el cual la barbarie dictatorial fue puesta de manifiesto, así como sometida a juicio internacional (en el que también jugaría un papel presencial la nueva potencia mundial, los Estados Unidos de Norteamérica).
El valor geopolítico de toda esa área que circunda al mar Caribe no se ha perdido; su importancia sigue siendo factor de sumo significado en la historia reciente. En Desde otros Caribes. Fronteras, poéticas e identidades el peso de la geografía ocupa un lugar destacado, permitiendo a los lectores entender que la historia experimenta cambios constantes, vertiginosos, súbitos y hasta violentos. Los capítulos nos llevan de la mano para imaginar la cotidianidad de los habitantes de zonas en disputa, atrapados por redes comerciales formadas sin distinguir reinos o imperios (o luego Estados centralistas); viviendo en medio de procesos bélicos y jurídicos por medio de los cuales se trataría de negociar la definición de espacios ultramarinos. De igual manera, también permiten recorrer y reconocer “el rostro del territorio” a través de las narraciones testimoniales, literarias, aquel rostro que no aparece en los mapas. Encontramos visiones de los paisajes naturales, de la naturaleza violenta que, con huracanes y terremotos, define una realidad que la construcción exótica del Circuncaribe difumina, vela, y hasta pretende presentar como inexistente.
Los Caribes que se representan conforman un paisaje geográfico lleno de historia, donde aparecen de manera sorprendente lazos que se comparten de manera común. Paisaje de confines lejanos, de límites que se hicieron urgentes para marcar fronteras que pretendieron detener intereses imperiales, muchas veces sin lograrlo.
A diferencia del mapa de Moll —que, como toda iconografía, responde a una construcción imaginaria, y cuya intencionalidad no lleva a atender detalles de lo que en realidad pasa dentro de esa territorialidad—, en Desde otros Caribes se tiene en cuenta la narrativa que evoca la naturaleza. Se aprende a través de la referencia, de la existencia de una literatura que se ve impactada por la fuerza terrenal, de la potencia devastadora de la naturaleza que, con fiereza, es al mismo tiempo una oportunidad para develar las atrocidades, la brutalidad de regímenes que pueden superar los índices destructivos mediante políticas de exterminio. El mapa nos indica la lucha por el poder en colores, pero en las propuestas académicas se va más allá, al ofrecer datos sobre la rudeza de la realidad.
La intención de mostrar, desde una perspectiva original, los distintos Caribes —aquellos insulares que mantuvieron una constante ligazón con los continentales—, es un excelso aporte de este libro colectivo. Considerar los fenómenos de la trata negrera, así como la producción agrícola de exportación, como factores que muestran la conectividad que se manifestó de manera amplia en el plano caribeño —geográfica y temporalmente hablando— hace patentes los vínculos y las afinidades entre unos y otros Caribes.
En estas páginas se encuentran aspectos reveladores, como la evocación al desconocimiento del fenómeno esclavista de afrodescendientes en ciertas zonas que no han sido vistas como receptoras de esclavizados, tal como sucede con el caso de la presencia de ese grupo social dentro del proceso histórico, económico y social de la península yucateca, donde si bien no se asentó una estructura productiva esclavista, la figura del esclavizado actuó —sin duda alguna— como símbolo de prestigio.
La lectura de este conjunto de textos especializados posibilita el entendimiento de la región; se logra hacer un mapeo de unos y otros Caribes. Gracias a los escritos contenidos en este material, los lectores nos podemos acercar a esas zonas vacías, a aquellos espacios en los cuales la tranquilidad parece campear por todos los rincones geográficos. Así podemos romper con los estereotipos, con las marcas que olas o determinaciones canónicas han impuesto y anclado fuertemente; las construcciones imaginarias idílicas, como las contenidas en los millones de tarjetas postales dedicadas al Circuncaribe, se derrumban ante las nuevas interpretaciones que, gracias a una dinámica de atención interdisciplinaria, van dando paso a una mirada transdisciplinaria.
Quiero terminar estas palabras con un comentario donde se liga a Moll y a la parte dedicada en este libro al nexo entre lo caribeño y lo yucateco. Aquella consideración que en estas páginas se le otorga a la península de Yucatán, como isla, se aprecia claramente en la representación cartográfica de Moll. La parte territorial con que está conectada al resto de la república mexicana se estrecha de manera exagerada. Cotejada respecto a sus proporciones normales, en apego a la cartografía reciente, la diferencia es notable. Lo que vemos en la Figura 1 muestra el imaginario que identificaba a esa área peninsular como una zona sometida al aislamiento. El estrecho se representa con dimensiones muy cercanas a las del istmo de Panamá, cuando en realidad los parámetros son muy distintos y más distantes. Tal representación respondía a los intereses imperialistas ingleses. Sin embargo, Desde otros Caribes. Fronteras, poéticas e identidades no da el mismo resultado a través de sus reflexiones. Considérese necesario destacar uno más de los aportes fundamentales del libro. Gracias a los análisis testimoniales del periodo colonial se explica que Yucatán tiene una conexión directa con el conjunto caribeño, unida a esta región a partir de la cercanía de las élites peninsulares con la región insular. De manera especial, se sostiene esta circunstancia mediante las relaciones que, desde el último tercio del siglo XVIII, se mantuvieron con lugares como La Habana, Veracruz, Nueva Orleans y Kingston, lo cual no es otra cosa que la manifestación de una dinámica profunda que no muestra esa idea de aislamiento, sino de conectividad.
Pues bien, no me resta más que invitar a leer este mapeo circuncaribeño. Muchas más serán las temáticas que los lectores encontrarán en estas páginas. La obra es un atractivo resultado de estudiosos de varios puntos del Circuncaribe y, sin lugar a dudas, recorrer sus temáticas motivará la sensibilidad de cada uno de los que se acerquen a los tránsitos históricos, a las referencias literarias, a los dramas que se han vivido en la región, y visualicen los confines hasta donde lo caribeño se ha trasladado. La lectura, lo sostengo, será una aventura cognoscitiva, una probada deliciosa a los contenidos emparejados de unos y otros Caribes.
1. Moll, H. (1729). Atlas Minor: or a set of sixty-two new and correct maps of all the parts of the world [Printed for T. Bowles, next to the chapter-house in St. Paul's church-yard, and John Bowles, at the Black Horse in Cornhill]. London, England.
Introducción
Un Caribe transdisciplinario: aportes para el estudio de la región
Antonino Vidal Ortega y Margaret Shrimpton Masson
El Gran Caribe, como objeto de estudio, es concebido como una región geohistórica conformada por las Antillas mayores y menores y todo el litoral norte de Sudamérica y de América Central hasta la península de Yucatán, puerta de entrada, esta última, al golfo de México. Una región cultural, amalgamada por complejos procesos históricos, políticos y culturales de larga duración, originados desde la época preoccidental, que dieron como resultado una sucesiva transformación tanto del concepto de la región Caribe, como de “lo caribe” o la “caribeñidad”; en el transcurso de estos cambios, se produjo una enorme cantidad de conocimiento, referentes simbólicos e ideas, tanto desde dentro como desde fuera de la región. Siempre fue, y aún hoy lo sigue siendo, un espacio de encuentros y desencuentros, de fusiones e hibrideces, de procesos inestables