observación. La diferencia de unos pocos grados no es importante, pero no podemos utilizar un planisferio de latitud 40 (Madrid, Barcelona) en Canarias, por poner un ejemplo.
2 ¿Cómo funciona un planisferio? Su funcionamiento es muy simple: en el borde del disco donde están estampadas las constelaciones, están marcados los meses del año en fracciones de un día; y en el disco de plástico con la ventana de observación, tenemos marcadas las 24 horas de un día. Hay que girar el disco de plástico hasta hacer coincidir la hora de observación que nos interesa con el día del mes que queramos. Las constelaciones que se vean en la ventana de observación son las constelaciones visibles en ese momento concreto. ¡Pero ojo! Las horas que nos marca el planisferio son en Tiempo Universal (hora solar) y debemos sumar una hora en invierno y dos en horario de verano para obtener el tiempo civil.
3 ¿Cómo miramos el cielo con el planisferio? Una vez determinada la ventana de observación nos pondremos el planisferio delante de los ojos orientado al punto cardinal que estemos mirando. Para ello giraremos el planisferio hasta que el punto cardinal impreso, Norte, Sur, Este u Oeste, quede en la parte de abajo y perfectamente legible. Hay que poner cuidado en esta operación para que el disco semitransparente no se mueva y nos cambie el día y la hora de observación. Realizada esta operación sólo nos queda observar el cielo y el planisferio hasta reconocer una constelación, o parte de ella; a partir de aquí el planisferio nos reconstruirá el resto del firmamento.
4 Con la ayuda del planisferio vamos a ver qué cielo podemos ver el 25 de julio (de cualquier año) a las 3 de la madrugada hora civil. Primero calcularemos qué hora es en Tiempo Universal restando dos horas (recordad que el horario estival civil es dos horas más que el TU, o tiempo solar). Giramos el disco de plástico semitransparente hasta que coincida la 1 de la madrugada (resultado de 3 menos 2) con el 25 de julio. Sólo falta mirar la ventana de observación. Este ejercicio es de fácil comprobación, sólo hay que esperar el día y la hora señalados y comparar el cielo con el planisferio. Para no esperar tanto podéis escoger la fecha y la hora que más os guste y experimentar.
IMPORTANTE
Si utilizamos el planisferio de noche nos será de mucha utilidad una linterna con luz roja. De esa manera alumbraremos pero no deslumbraremos.
016 | Cielo profundo a simple vista |
HASTA AHORA NOS HABÍAMOS CONTENTADO con observar planetas, la Luna, estrellas y constelaciones. Va siendo hora de empezar a observar cosas más interesantes, porque no sólo de estrellas vive el astrónomo.
1 Una vez que nos familiaricemos con el cielo nocturno habrá llegado la hora de dar un paso más, la observación de objetos lejanos y difusos que se encuentran entre las estrellas. Estamos hablando de cúmulos, nebulosas, galaxias … Pero, ¿dónde se encuentran? y ¿se pueden ver a simple vista?
2 La mayoría de objetos de cielo profundo sólo son visibles con la ayuda de telescopios y prismáticos, pero hay algunos que por su tamaño y vistosidad se pueden distinguir a simple vista. Quizás el más emblemático sea el gran cúmulo de las Pléyades, situado justo encima de la constelación de Tauro. A simple vista veremos un grupo de estrellas brillantes, entre 7 y 9. Con un telescopio se puede apreciar una ligera nebulosidad que envuelve este joven cúmulo, de sólo 80 millones de años de edad, situado a unos 410 años luz de nosotros. Observable en invierno.
3 Sin alejarnos demasiado tenemos las Hyades, un cúmulo abierto de estrellas no tan vistoso como las Pléyades, pero sí más extenso y viejo, 400 millones de años de antigüedad. Este grupo de estrellas se encuentra dentro de la cara del toro y ya se conocía en el siglo VI antes de Cristo. Se calcula que está a una distancia de unos 130 años luz.
4 La gran nebulosa de Orión, en la constelación de Orión, es otro de los objetos de cielo profundo del invierno. A simple vista, siempre que el lugar de observación sea oscuro y sin luna, distinguiremos perfectamente la nebulosidad que envuelve la espada de Orión. La nebulosa tiene una extensión de unos 20 años luz y está situada a una distancia de 1.300 años luz.
5 Si la noche es excepcionalmente oscura y observamos desde lugares apartados de la contaminación lumínica nos podemos aventurar a observar una galaxia, la galaxia de Andrómeda, conocida por estar ubicada en la constelación del mismo nombre. Este objeto es el más lejano que puede observar una persona a simple vista, está a casi tres millones de años luz de distancia.
6 La estación estival también tiene unos cuantos objetos de cielo profundo visibles a simple vista, la mayoría de ellos inmersos en la vía láctea. Quizás el más destacado sea la nebulosa de la Laguna, cerca de la constelación de Sagitario. Presenta la forma de una nubecita difusa al estilo de la nebulosa de Orión. Se necesitan cielos muy oscuros para distinguirla. Está aproximadamente a unos 5.000 años luz de distancia.
7 Y los que disfruten de buena agudeza visual pueden intentar vislumbrar el cúmulo globular de M22 en Sagitario. Este cúmulo es el más cercano a la tierra, 10.400 años luz, y tiene una extensión tan grande como la luna llena. Se calcula que tiene unas 100.000 estrellas. Y sin salir de la constelación de Sagitario podemos intentar ver a M24. Éste no es un auténtico objeto de cielo profundo, sino una enorme nube de condenación galáctica dentro de nuestra Vía Láctea.
IMPORTANTE
¿Qué es el cielo profundo? Pues es la traducción literal de la expresión anglosajona “Deep Sky” que, resumiendo, son los objetos astronómicos que se pueden observar más allá de las estrellas; aunque sería mejor decir entre las estrellas.
017 | La mano, instrumento de medida |
EN ALGUNA OCASIÓN PODRÍAMOS NECESITAR medir alguna cosa en el cielo: la distancia entre dos estrellas, la extensión de una constelación, la altura de la estrella polar, el trazo de un meteoro … ¿Qué instrumento utilizaremos? Lo mejor y más rápido es utilizar nuestras manos, pero ¿cómo?
1 Ante todo tendremos en cuenta que las medidas celestes tomadas con las manos son aproximadas. Como es una cuestión de perspectiva, la norma vale para todas las edades, géneros y tamaños. Para medir el cielo con las manos deberemos separar las manos de los ojos la distancia de un brazo estirado.
2 Las medidas tomadas del cielo serán en grados, pues estaremos midiendo la distancia angular entre dos puntos. Así pues, una mano estirada, o palmo celeste, corresponden a unos 20° celestes.