Bibiana Belsasso

Muy personal con... Bibiana Belsasso


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muy joven…

      A los 15 años empecé a trabajar, siempre pensé en ser sobrecargo, en aquel entonces se decía aeromoza, quería ser diputada y quería dar noticias en la tele. Busqué alternativas y a esa edad inicié mi trabajo como asistente de la secretaria particular del director de Recursos Humanos de Aeroméxico, con la idea de luego ingresar como sobrecargo.

       ¿Y cómo contratan a una menor de edad?

      Pues no supe cómo, pero sé que fui a buscar la oportunidad, a tocar la puerta. Recuerdo que primero la secretaria, una señora llamada Coco Prado, me dijo que no, y la convencí. Tenía una personalidad fuerte pero insistí y de repente me decía: “bueno, ahorita platicamos, ayúdame, haz esto y ahorita platicamos”. Ya no dejé que me dijera que no.

       ¿Y cómo empiezas ya de aeromoza?

      A partir de tener ese contacto estuve poco más de dos años y apenas cumplí los 18 años ya tenía la preparatoria, que era lo que se requería para poder ingresar como sobrecargo. El inglés lo hice mientras trabajaba y una vez que concluí, prácticamente al día siguiente, ya estaba volando con Aeroméxico.

       Es un trabajo pesado. Tantos vuelos, la presión…

      Muy, muy pesado. Es un trabajo que tiene mucho desgaste físico y lejos de lo que se piensa, que únicamente es glamur, hay detrás un esfuerzo importante. El estrés es fuerte cuando haces un viaje: llegar a tiempo, la maleta, todo lo que implica, ahora imagínate cuando lo haces todos los días por muchos años, pero también es una experiencia maravillosa.

       ¿Cuántos años estuviste de aeromoza antes de entrar al sindicato y a toda tu otra labor?

      Estuve como tres años y vino la quiebra de lo que era entonces Aeronaves de México; cuando eso pasó, no recuerdo cuál fue el momento exacto, empezamos a ayudar a compañeros a defenderse del propio sindicato que no nos ayudaba, nos dejó sin apoyo y así empezó mi interés por las leyes y por conocer mis derechos. Varios compañeros me impulsaron y de repente ya encabezaba un grupo de oposición al interior del sindicato.

       Hace unos 20 años, cuando comencé mi labor periodística, hablé contigo varias veces, eras rudísima.

      Sí, hace varios ayeres. En parte era por lo que la gente estaba exigiendo, nuestras demandas no eran necesariamente económicas, lo que pedíamos era, sobre todo, respeto a las mujeres. Es un gremio mayoritariamente de mujeres y no teníamos derecho a embarazarnos, no teníamos derecho a usar pantalones cuando íbamos a lugares bajo cero o con nieve. Dimos una buena batalla en favor de los trabajadores y logramos buenas prestaciones.

       Y te acabas casando con un piloto…

      Primero era sobrecargo, después se hizo piloto, duré 17 años casada.

       ¿Entre viaje y viaje, cómo le hacían para verse?

      Ayuda que sea alguien del mismo medio laboral, porque debe entender un poco esas dinámicas: casi nunca estás en el mismo lugar o casi nunca en casa. Cuando ya estás en ese ambiente lo más sencillo es tomar un avión y alcanzar a tu esposo en Guadalajara, en Nueva York, o donde esté.

       ¿Y simultáneamente te dio tiempo de hacer otra carrera?

      Sí, abrí un espacio para continuar con mis estudios, entré a Aeroméxico y los dejé temporalmente, luego me interesó convertirme en abogada por temas como mi contrato colectivo, la Ley Federal del Trabajo, el sindicato, y finalmente concluí mi carrera como abogada y posteriormente una maestría en Administración Pública.

       ¿Cuándo te afilias al prd?

      Cuando estaba en el sindicato tuve la oportunidad de convivir con muchos líderes a partir de defender a los trabajadores, porque tuve contacto con prácticamente todos los partidos. Yo recibí la invitación del pri, del pan, del prd para ingresar en una elección a la Legislatura 58 y hacerme diputada federal. No me veía con ningún partido pero fue en el prd donde encontré más coincidencias. Me convencieron al darme la alternativa de ser externa, es una figura que tiene nuestro estatuto y permite que puedas participar sin ser militante. Entonces entré al partido y era secretaria general, volaba como sobrecargo, como dirigente sindical y como diputada.

      Y te encantó la carrera legislativa, ¿no?

      Pues es otra faceta. Te encuentras herramientas importantes en el ámbito legislativo. A mí me ayudó mucho para apoyar al sindicato. Cuando estaba como diputada varias veces intentaron dividirnos, y estando en la Cámara de Diputados logramos posponer la quiebra de Mexicana de Aviación, que se venía anunciando desde muchos años atrás. Por lo menos cuando yo estuve como diputada ayudamos a nuestras aerolíneas.

       Has legislado sobre asuntos que se podrían llamar muy liberales, de avanzada; por ejemplo, el tema de la maternidad subrogada, que puedas tener un bebé en el vientre de otra mujer.

      Son temas en los que creo de origen, los que tienen que ver con los derechos de las mujeres, con la posibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos, con las pensiones de los hijos; aún cuando no era mamá me interesaban mucho.

       Lo de las pensiones es un tema importantísimo, porque un juez puede estipular una pensión, pero si el ex marido no la quiere pagar, ni modo que lo demandes todos los meses.

      Precisamente, conociendo esas complicaciones, y que por desgracia es un tema recurrente en nuestro país, ideamos un listado de morosos que obliga al Registro Civil, en este caso en la Ciudad de México, a que si tú tienes una pensión como papá o como mamá y no la estás pagando apareces con una deuda. Cuando te vas a casar forma parte de los requisitos, es decir, tu pareja tendría que demostrar que no está en dicha lista y así te enteras si tiene otros hijos, y si paga o no la pensión; por lo menos ya no hay ese desconocimiento.

       ¿En el tema de maternidad subrogada no pensaron mantenerla así para parejas monoparentales?

      En principio. Mucho de lo que he trabajado tiene que ver con entender la realidad que vive la gente y en ese entonces a mí me llamaron muchas mujeres que buscaban la posibilidad de ser mamás, algunas mujeres mayores o mujeres que físicamente no tenían la posibilidad de embarazarse, pero que tenían todo el interés, tenían pareja, y contaban con casi todas las condiciones para poder formar una familia. Buscamos información, platicamos con muchos médicos e instituciones, y nos dieron la certeza de que podíamos seguir con este plan para las mujeres y las familias. Logramos hacer esas reformas pero no estábamos pensando, al menos en ese momento, en el otro tema.

       Alejandra, desde muy joven eres madre adoptiva para tu sobrina.

      Era un tema que yo creía tener resuelto, yo ya había tomado la decisión, estuve 17 años casada y decidí no embarazarme, seguramente en principio por consecuencia de ser mamá obligada desde muy pequeña; me hacía cargo de mis hermanos a los diez u once años, tenía que hacer de comer, llevarlos a la escuela y una serie de cosas que no me dejaban con muchos deseos de ser mamá. Era un tema resuelto hasta que mi hermano se convirtió en papá soltero y una de sus hijas me adoptó como su mamá, ya no quiso separarse de mí. Desde que tenía 10 años llegó con nosotros, se quedó conmigo.

      ¿Con quién vives ahora?

      Ahora con mi hija, y con mi sobrina semivivo porque regresó con su papá, ya va a la universidad, la casa de mi hermano le queda más cerca de la escuela.

       ¿Y cómo le hacías con la sobrina, trabajando, siempre movidísima?

      Era como mi hija. Veía cómo ingeniármelas para que estuviera conmigo, para no faltar a la casa, para que hubiera alguien cuidándola, y bueno, ahí entiendes el esfuerzo de muchas madres, de muchas mujeres que tienen que hacerla de papá, mamá, vigilante, chofer, de todo para tratar de acompañar a los hijos.

      Después de tantos años de haber dicho “yo creo que no quiero tener hijos, ¿cómo