de cien caricaturas personales, acompañadas de un comentario generalmente breve relacionado con cada uno de los personajes. Igualmente ilustró los libros La bassa roja (1924) de Prudenci Bertrana, Cartilla de gramàtica catalana (1931) de Ramón Torroja.
Jaume Passarell apoyó la proclamación de la II República, el 14 de abril de 1931, una decisión que tomó ante el fracaso de la dictadura primorriverista con la que el rey Alfonso XIII se había comprometido. El mismo 1931 publicó conjuntamente con Ángel S. Escó, el libro Vida, obra i anecdotes d’en Santiago Rusiñol, en 1934 el opúsculo Homenatge a Pompeu Fabra, que editó la Associació de la Prensa de Badalona y en 1935 sacó a la luz en solitario L’Inventor Narcis Monturiol, una biografía de divulgación. Comenzó a colaborar en el Be Negro, la revista humorística creada por el equipo de La Publicitat en junio de 1931 y paralelamente siguió publicando en las páginas de Mirador y en La Jornada deportiva.
En la guerra civil abrazó la causa republicana, y trabajó en Barcelona en labores de publicidad y propaganda bélica, al tiempo que colaboraba en diversas revistas satíricas con caricaturas y viñetas de carácter antifascista, pero también criticando las actuaciones violentas propiciadas por grupos incontrolados y militantes anarquistas, lo que provocó problemas y amenazas. Por edad no llegó a ser militarizado, por lo que acrecentó su colaboración en la revista Criticom y articulista en Meridiá, similar a la antigua “Mirador”, mientras que la Biblioteca Política de Catalunya le encargó y publicó en su colección “Homes de Catalunya”, su biografía popular de Pompeu Fabra.
Al finalizar la contienda, en enero de 1939, Passarell decidió exiliarse solo a Francia, mientras que su mujer y su hijo se quedaban en Barcelona. Capturado por los guardias móviles fue enviado al campo de concentración de Argelès-sur-Mer que abandonó al cabo de unos meses para instalarse en la localidad de Tolosa de Llenguadoc, donde vivió en muy malas condiciones en un antiguo parque de bomberos cedido por el doctor Soula para acoger a republicanos españoles. Aprovechó su estancia para conocer la ciudad y sus alrededores, y reanudó la actividad periodística y dibujística centrada en la caricatura.
Con sus compañeros artistas Alfons Maseres, Josep M. Francés y Josep Miracle celebró una exposición colectiva en la que reunió varias decenas de caricaturas tomadas de los refugiados residentes. También colaboró con artículos en El Poble Catalá, revista editada en París a finales de 1940 por un grupo de catalanes del exilio.
Al producirse la invasión alemana Passarell descartó exiliarse a México, al haber conseguido un visado y un pasaje y haciendo caso a la recomendación de unos gendarmes, se reencontró con su esposa en Perpiñán, y en 1942 se trasladó a Castellnou de Bages, un municipio muy tranquilo y apartado, situado en la comarca del Bages, en la provincia de Barcelona. En 1945 recibió el encargo de su amigo Ángel Milla de escribir la historia de los bibliófilos y libreros de Barcelona que se tradujo en su estudio Libre de llibreters de vell i de bibliòfils barcelonins d’abans i d’ara, una obra muy bien editada donde alternó el texto con las ilustraciones y en junio expuso las caricaturas que aparecían en el libro en las galerías Syra.
Entre 1947 y 1948 realizó la ilustración de diversos libros para la editorial Millà, con trabajos convencionales y poco destacable. En 1947 tomó la decisión de regresar a su ciudad natal, Badalona, e instalarse junto a los suyos en su anhelado domicilio familiar de la calle San Pedro de Badalona. Se entregó a la pintura de caballete celebrando su primera exposición en solitario ese mismo año en las galerías Syra, cuya propietaria era Montserrat Isern, una vieja conocida y compañera del exilio francés. Al año siguiente volvió a exponer en la misma sala una selección de dibujos coloreados bajo el título de “Rincones de la Barcelona vieja”. También prosiguió realizando caricaturas al margen de la prensa que regalaba a sus familiares y amigos.
En 1950 Passarell participó con dos acuarelas de la playa en la Exposición Local de Bellas Artes de Badalona y consiguió una Mención Honorífica y en 1962 concurrió otra vez con tres acuarelas, una de las cuales obtuvo un premio especial. Igualmente, en 1954 y en 1955 expuso diversas obras, dos de las cuales fueron adquiridas por el Ayuntamiento para ser destinadas a su futuro museo de la ciudad. En 1954 volvió a exponer en las galerías Syra y en 1967 en el Taller d’Art de Pobla de Claramunt.
A partir de entonces Jaume Passarell se entregó casi por entero a la literatura que ya había ejercido durante la guerra civil, y se dedicó a describir sus experiencias en tres libros consideradas de memorias. Uno que publicó en 1971 y giraba en torno a sus vivencias como redactor de La Publicitat, el diario para el cual trabajaba de reportero y los otros dos escritos en 1968 y 1974 sobre la Barcelona que conoció de joven. También redactó unas biografías de Lerroux-Azaña; una obra de ilustraciones sobre personajes famosos de los años sesenta y un libro sobre la localidad de Tiana. Al enviudar se trasladó a casa de su hijo Salvador en Barcelona y poco tiempo después, el 5 de febrero de 1975, falleció, siendo enterrado en el cementerio general de Badalona.
Ubaldo Izquierdo Carvajal (1896-1960)
El que sí describió y recreó con sus apuntes, bocetos y acuarelas su visión trágica de este campo fue el pintor y militar madrileño Ubaldo Izquierdo Carvajal, quien con ello trató de denunciar la hipócrita política humanitaria y el falso moralismo del gobierno francés y la humillación y los malos tratos recibidos por sus compatriotas. Sus trabajos fueron impresionantes testimonios gráficos de las penalidades que sufrieron los refugiados, a la vez que les supo impregnar de una ternura sensible y delicada, por lo que algunos los consideraron como lo mejor de su producción artística.
Ubaldo Izquierdo Carvajal nació en Madrid, en 1896. Cursó la carrera militar siendo destinado al Batallón de Cazadores de Talavera número 18. En junio de 1918 contrajo matrimonio con Rosa Carreras Chacón. Alternó su actividad castrense en varios destinos geográficos con la práctica de la pintura dentro de un estilo figurativo, participando en diversas exposiciones colectivas y en el XIV Salón de Otoño de Madrid organizado por la Asociación de Pintores y Escultores. Establecido en Barcelona frecuentó sus círculos artísticos y concurrió a varias exposiciones.
En la guerra civil apoyó la causa republicana y como militar profesional participó en diversas acciones bélicas y en actividades propagandísticas. A su término cruzó la frontera francesa siendo capturado por la gendarmería e internado en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, donde realizó dos dibujos sobre la vida de los prisioneros que fueron entregados y conservaba la familia del pintor Gerardo Lizarraga en México.
Allí contactó con el pintor, dibujante y poeta sevillano Manolo Valiente, y junto a él participó en la creación el 17 de junio de 1941 de un Centro de Educación y Trabajo (CET) previa autorización oficial del inspector del campo. Estaba estructurado en diversos talleres que proponían los mismos prisioneros realizando trabajos manuales, una escuela técnica, clases de educación física y una escuela práctica. Se hizo cargo del taller de Bellas Artes impartiendo diversas disciplinas, como paisaje, composición decorativa y talla.
En 1941 al cerrarse el campo Ubaldo Izquierdo fue enviado al de Barcarès y al recuperar la libertad gracias a las gestiones realizadas por diversas confesiones religiosas y organismos humanitarios se trasladó Toulouse, donde rehízo su vida familiar y reanudó su actividad pictórica.
Ubaldo Izquierdo cultivó un estilo figurativo centrado principalmente en paisajes costumbristas, composiciones de figuras y bodegones. Entre sus obras destacaban “Panorama de Barcelona desde las canteras o Casa Bato” (1935), “Un aspecto gris de Barcelona” (1935) y “Trabaux Des Champs” (1945). Frecuentó los círculos de artistas republicanos y falleció en 1960. Su obra se encuentra representada en el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid y en diversas colecciones privadas.
Francisco Rivero Gil (1899-1972)
La vida se detuvo de pronto cuando en su exilio francés el pintor y dibujante santanderino Francisco Rivero Gil fue recluido en este campo cuya estancia aprovechó para dar prueba de su sentido del humor a través de numerosas caricaturas y viñetas relacionadas con personajes ficticios o reales que deambulaban por este entorno y en los