supervisó la revisión temática y geográfica de la región.
En los 17 capítulos de este libro se analiza la biodiversidad marina, terrestre y de agua dulce de la Patagonia chilena, la aceleración de las presiones de los cambios globales y locales sobre los ecosistemas, los impactos de la acuicultura y las pesquerías, la interrelación de la interfaz tierra-mar, la conservación de glaciares, turberas, estepas y bosques primarios, la conservación liderada por los pueblos indígenas, la conservación basada en la evidencia, así como el manejo de áreas protegidas y tendencias socioeconómicas en la región. Los capítulos recopilan la información disponible en la literatura, revisan críticamente los temas claves de conservación y formulan recomendaciones específicas para una gestión integrada de la conservación patagónica. La evidencia se codificó con un análisis semántico utilizando el programa informático R Bibliometrix y cada publicación se clasificó en cada uno de los cinco sistemas de estudio: i) terrestre; ii) marino; iii) agua dulce; iv) social; v) otra categoría (Mazor et al., 2018). Consideramos los cinco forzantes directos del cambio de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas identificados por la Evaluación de Ecosistemas del Milenio (Millennium Ecosystem Assessment, 2005) e IPBES, 2018. Los cinco forzantes son: i) cambio climático; ii) cambios del hábitat; iii) especies invasoras; iv) sobreexplotación; v) contaminación (Mazor et al., 2018).
Las publicaciones se agruparon en uno o múltiples forzantes y para validar su clasificación, inspeccionamos manualmente la clasificación de los artículos (n= 986) en cada sistema ecológico. El 100% de ellos fueron clasificados en uno de los cinco sistemas de estudio y el 56% de los artículos fueron clasificados por su foco en uno o más de los forzantes de cambio.
4.1. Tendencia temporal
Compilamos una base de datos sobre la Patagonia chilena que documenta claramente el aumento en el número de publicaciones durante la reciente década (ver base de datos en Martínez-Harms, 2021). La mayoría de las publicaciones compiladas se refieren a los sistemas ecológicos terrestres y marinos (Figura 2). El mapa sistemático mostró un aumento exponencial de la evidencia durante los últimos 10 años, distribuida en sistemas marinos (325 artículos; 33%), sistemas terrestres (282; 29%), sistemas sociales (205; 21%), de agua dulce (148; 15%) y otros (26; 3%). Un creciente número de publicaciones recientes incluyen variables sociales y dimensiones humanas de la conservación (Figura 2).
Figura 2
Número acumulado de estudios sobre la región de Patagonia chilena (publicados entre 1980-2017) clasificados por el sistema de estudio. El eje X representa los años y el eje Y representa el número de publicaciones por año. En términos relativos se destaca el bajo número de trabajos en sistemas dulceacuícolas durante el período, además del crecimiento en décadas recientes en el número de trabajos que incluyen variables sociales.
4.2. Distribución de la evidencia por forzantes de cambio
La clasificación por forzantes de cambio global (Figura 3) mostró que la mayoría de los estudios se han enfocado en el cambio climático (191 estudios; 19%), seguidos por estudios de especies invasoras (131; 13%), que abordan especialmente los impactos de la salmonicultura y el castor; seguidos por estudios de contaminación (102; 10%), cambios de hábitat (79; 8%) y sobreexplotación de recursos marinos y terrestres (53; 5%). En cuanto a los sistemas terrestres propiamente tales las publicaciones se ocupan principalmente del cambio climático (56; 6%), las especies invasoras (49; 5%) y cambios del hábitat (34; 3,4%).
4.3. Distribución espacial de la evidencia
Al georreferenciar los estudios de las publicaciones de la base de datos (2.059 sitios de muestreo para 986 registros), se observó que el 72% de los sitios analizados corresponden al sistema terrestre y solo un 28% al marino (Figura 2). Al codificar luego la evidencia compilada por forzantes de cambio (Figura 3) y por su distribución espacial en la Patagonia chilena, en sus 11 provincias administrativas actuales y las tres ecorregiones marinas (Rovira y Herreros, 2016), obtuvimos los resultados que se describen a continuación (Figura 4).
Figura 3
Distribución del número de publicaciones por forzante de cambio directo en los distintos ecosistemas (eje X) y por ecosistema de interés (colores de barras). El eje Y representa los números de publicaciones acumuladas en el período 1980-2017.
El cambio climático ha sido el tema más estudiado en la provincia de Última Esperanza (108 sitios; 5%) y Capitán Prat (101 sitios; 5%), donde se localizan los campos de hielo, con estudios que documentan el retroceso de los hielos. Para el caso de especies invasoras, el mayor número de publicaciones se concentra en Coyhaique (115 sitios; 6%), Palena (60 sitios; 3%) y Aysén (53 sitios; 3%). Los efectos de la contaminación han sido poco estudiados a nivel de provincias terrestres debido a su escaso impacto relativo en la región; sin embargo, el mayor número de estudios se concentra en Llanquihue con 33 sitios. El cambio del hábitat y la sobreexplotación de recursos naturales también han sido escasamente estudiados en la literatura referida a los sistemas terrestres, considerando la clasificación administrativa de provincias (Figura 4).
En las ecorregiones marinas patagónicas (Rovira y Herreros, 2016) el cambio climático ha sido abordado con más frecuencia en la ecorregión de Chiloé-Taitao (42 sitios), seguido por la ecorregión Kawésqar (37 sitios) y Magallanes (24 sitios). Los estudios de especies invasoras se concentran por igual en Chiloé-Taitao (30 sitios) y Magallanes (30 sitios), con un número menor en la ecorregión Kawésqar (10 sitios). La contaminación industrial ha sido abordada casi en su totalidad en la ecorregión de Chiloé-Taitao (60 sitios), con muy pocos estudios en las ecorregiones Kawésqar y de Magallanes. El cambio de hábitat ha sido escasamente abordado en las diferentes ecorregiones marinas, mientras que los estudios de sobreexplotación de recursos se han concentrado principalmente en la ecorregión de Chiloé-Taitao (41 sitios), con escasos estudios en Kawésqar y Magallanes.
Después de espacializar los sitios de estudio a partir de los registros de la base de datos (2.059 sitios de muestreo para 986 registros), se superpuso el mapa de las áreas protegidas terrestres (Tacon et al., 2021) y marinas (Tecklin et al., 2021) con el mapa de evidencia para la región de la Patagonia chilena. Encontramos que menos del 27% de la evidencia se basa en información recopilada dentro de la red de áreas protegidas terrestres y marinas. La mayoría de los estudios se concentraron sólo en los tres parques nacionales más extensos: Bernardo O’Higgins, Laguna San Rafael y Torres del Paine, revelando que una fracción sustancial de esta región permanece escasamente explorada.
Figura 4
Distribución espacial del número de publicaciones por provincia administrativa y por ecorregión marina (Rovira y Herreros, 2016) de la Patagonia chilena para el caso de la evidencia codificada por sistema de estudio (A) y por forzante de cambio directo (B).
5. OPORTUNIDADES Y RECOMENDACIONES PARA LA CONSERVACIÓN DE LA PATAGONIA CHILENA
La visión integrada e inclusiva del manejo de los ambientes terrestres, marinos, dulceacuícolas y de interfaz mar-tierra, representa una enorme oportunidad para impulsar en la Patagonia chilena un proceso de uso del paisaje distinto al resto del territorio chileno. El pasivo ambiental que ha dejado el modelo de desarrollo extractivista de otras regiones de Chile podría ser evitado en la Patagonia chilena con el impulso de una nueva propuesta de conservación integral mar, tierra y sociedad (Glavovic et al., 2015; Nahuelhual et al., 2021).
5.1. Bases para un sistema integrado de áreas protegidas en la Patagonia chilena
La Patagonia chilena cuenta con parques nacionales, reservas nacionales y monumentos naturales (e.g., Sistema Nacional de Áreas Silvestres