Alejandro Pérez Matus

De la mar


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como las que a veces azotan las rocas en este ambiente. A medida que crece, abandona este hábitat para establecerse en los primeros metros de profundidad.

      De adulto permite que uno se acerque bastante y, como está fijo en las rocas, incluso es posible tocarlo. Gracias a esta cercanía podemos observar que el pejesapo es diferente al resto de los peces, dado que se adhiere con una fuerza tremenda a las rocas, pero al sentirse amenazado se libera rápidamente y nada lejos en busca de algún refugio.

      Durante más de 400 millones de años los peces han habitado sobre los arrecifes y estos vertebrados marinos han convergido en una forma general de cuerpo, con la distribución de sus aletas pares, para vivir cerca de la costa como, por ejemplo, en el ambiente intermareal [23, 40]. Dado que en esta zona el barrido de las olas es común, los peces se han adaptado a vivir en él, como es el caso del pejesapo. De ahí que algunos de sus rasgos anatómicos sean tener un cuerpo deprimido dorsoventralmente (aplastado en el plano frontal); poseer aletas pectorales grandes, orientadas horizontalmente bajo el cuerpo y aletas pélvicas firmes para sujetarse en las rocas. El pejesapo es único, ya que estas aletas están modificadas con forma de ventosa para sujetarse o adherirse fuertemente a los objetos creando un vacío. Gracias a este dispositivo de succión (como un chupete o sopapo) formado por las aletas en una misma posición y emparejadas de manera simétrica, el pejesapo puede permanecer colgado de las rocas en el intermareal bajo —donde la rompiente es fuerte—, por más de un día o hasta que las mareas cambien su ciclo.

      Como la mayoría de los peces en este ambiente, el pejesapo está desprovisto de vejiga natatoria. Esta es un saco membranoso lleno de gas, ubicado entre el tracto alimentario y los riñones, que tienen algunos peces debajo de la columna vertebral. Esta vejiga juega un rol en la respiración y en la producción y recepción de sonido en algunos peces (ver capítulo del bagre). Los peces que no cuentan con este órgano no poseen un volumen de aire dentro de su cavidad corporal, por lo que flotan menos y pueden tener una boyante negativa, quedando literalmente pegados al fondo [3].

      Otra particularidad del pejesapo es que puede respirar fuera del mar, consumiendo oxígeno para mantenerse vivo y evitar la desecación si está a la sombra o bajo las rocas, cuando la marea es baja. Es decir, es un pez anfibio, de transición de ambientes marinos y terrestres. Los individuos de tamaño pequeño (de menos de 15 cm LT) se encuentran con frecuencia en los puntos más altos de la zona intermareal, adheridos a rocas verticales expuestas al oleaje. Sus características de anfibiosis les permiten sobrevivir por más de un día y medio fuera del agua, dadas las particularidades de su complejo metabolismo respiratorio [39, 41]. Los de mayor tamaño, en cambio, no se suelen observar fuera del agua ya que son más abundantes en el ambiente submareal.

      El pejesapo es una especie única, adaptada a consumir y forrajear (conducta asociada a la búsqueda de alimento) sobre un gran número de presas. En el intermareal rocoso de Chile central hay alrededor de 108 especies diferentes de organismos, de los cuales el pejesapo consume la mitad, siendo un depredador importante. Se alimenta de algas de todo tipo: verdes (como la lechuga de mar, Ulva spp), rojas (como el pelillo, Gracilaria chilensis y la Mazzaella laminarioides) y café (como la Lessonia spicata), dejando sus marcas como abanico sobre ellas [9, 41]. Sus dientes tienen la apariencia típica del diente de gallo, con una serie de cuatro dientes largos con forma de incisivos, que sobresalen más allá de los labios de la mandíbula superior, complementados por cuatro dientes más cortos, con forma de cincel en la mandíbula inferior [42]. Cuando está fuera del agua, en rocas, el pejesapo se ancla fijo con su ventosa, a pesar de las olas, y se puede ver su cola que baila con el movimiento del agua. Luego, gira su cabeza en un pequeño arco, rastrillando las diminutas algas de forma reiterativa con sus dientes hacia abajo [37, 43]. Consume también choritos, locos, lapas y erizos que encuentra en su camino. El pejesapo, por su parte, es presa del chungungo y de peces como el sargo, la cabrilla y el congrio [25, 44].

      Se caracteriza por su dimorfismo sexual, es decir, que los machos fecundan a la hembra mediante una papila genital. Tienen fecundación interna, algo muy extraño en los peces oseos, y la hembra deposita los huevos fecundados en las rocas. Fabrican una especie de nido y, en una postura, los pejesapos hembras pueden depositar más de 25 mil huevos de una vez. Son astutos, ya que los colocan en grietas donde es muy difícil que algún depredador alcance a llegar para alimentarse [9, 42]. El macho se mantiene cerca de los huevos fecundados y luego de unas tres semanas aparecen las larvas, eclosionan y nadan a favor de las corrientes marinas. En esta etapa las larvas de pejesapo viven en el plancton, el conjunto de organismos pelágicos que se encuentra en suspensión en el agua del mar. Allí, arrastrados por las corrientes, pueden permanecer en promedio unos 76 días (dos meses y medio). Las larvas de pejesapo abundan durante los meses de invierno y primavera, lo que sugiere que hay dos periodos reproductivos altos en el año. Permanecer por bastantes días (más de dos meses, en el caso del pejesapo) sobre las corrientes de aguas marinas trae consigo consecuencias importantes para su población y la de muchos otros peces costeros que tienen una fase larval en el plancton [45-47]. Las larvas pueden conectar con las poblaciones —número de individuos de una misma especie que habita en un lugar determinado— de adultos y juveniles mediante el asentamiento, es decir la llegada desde el plancton a la costa.

      Debido a su pequeño tamaño, las larvas son arrastradas por las corrientes y desplazadas lejos de sus padres. Pasados dos meses en la columna de agua, las larvas pueden colonizar un área del ecosistema intermareal y reclutar, es decir, integrarse a una población local. Entonces, mediante la dispersión de las larvas, las poblaciones de peces se pueden mantener en el tiempo, siempre y cuando estas puedan crecer y reproducirse ahí [47, 48]. Este proceso es muy importante ya que integra mecanismos que son ecológicos, como la calidad del hábitat (contar con suficiente alimento o que exista una desproporción en la cantidad de depredadores) donde llegan los recién asentados y, por otro lado, oceanográficos, como la conducta del agua, los vientos, la temperatura del mar y el oleaje con relación al fondo marino. Estos componentes son clave para el diseño de reservas marinas en el mundo, puesto que lo que sucede en un lugar puede repercutir en otro, aunque estén separados por kilómetros [34, 49]. Debido a la poca movilidad que tienen los adultos en el agua, por ser un medio denso, la dispersión larval juega un rol clave en la mantención de las poblaciones [36].

      El pejesapo es un pez de valor comercial. Si bien no formaba parte de las capturas de cazadores recolectores de hace más de mil años [19], hasta el 2000 se han registrados capturas en Chile de hasta 22 toneladas, pero en la actualidad no hay registros de desembarques, lo que hace presumir que sus poblaciones están en deterioro [50]. Al habitar en el ambiente intermareal, el hombre tiene fácil acceso a capturarlo. No se necesita de un equipo sofisticado para atraparlo, los pescadores artesanales lo hacen a resuello (o en apnea) usando su arpón de mano o una “chope”[51] (herramienta de hierro, doblada en una punta, que sirve también para extraer otras especies que se adhieren a las rocas como las lapas o los locos).

      1

      Los pejesapos viven en las rocas de las cuales se sujetan con una ventosa. Se mueven despacio y, si uno se acerca ellos, se fijan en la roca. Habitan junto a otras especies como caracoles herbívoros (Tegula spp). El pejesapo consume algas e invertebrados.

      Registro en el submareal de Las Cruces, 2015.

      2

      En reservas marinas como esta, los pejesapos encuentran bastantes algas para alimentarse y refugiarse. Debido a que allí la pesca está restringida, las especies pueden alcanzar tamaños grandes. Es posible acercarse y verlos fijos en las rocas. Reserva Marina de la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ecim-uc), Las Cruces, 2016.

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      El pejesapo moteado (Gobiesox marmoratus) es muy similar al pejesapo común. Es más pequeño y colorido, y siempre se esconde bajo las rocas, en los discos de fijación de las algas pardas. Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos, Isla Grande de Atacama, 2019.