(la más importante entre mis joyas) y al convertirlo en un presente del virrey para el emperador, pese a la ausencia de cualquier tipo de evidencia —ya sea directa, en el manuscrito mismo o indirecta, por medio de cualquier referencia previamente hecha ya fuera por Hakluyt o Thevet— Purchas eleva el valor del Mendocino tanto como objeto como fuente de información. Tampoco fue el Mendocino un documento que hubiera sido obtenido con dificultad “de los indios”. Por medio de un cuidadoso análisis del proceso de construcción del manuscrito, he mostrado que este fue hecho por medio de un proceso colaborativo entre artistas mexicanos y un intérprete, probablemente español (Gómez Tejada 2012; este volumen Capítulo 5). Además, las prioridades narrativas del manuscrito muestran que más allá de ser una curiosidad exótica o un documento de corte informativo, quienes participaron de la fabricación del Mendocino lo concibieron como un documento con una carga política e ideológica importante que demostraba, por medio de pinturas y textos cuidadosamente compuestos, la naturaleza justa y civilizada del mundo mexica (Gómez Tejada 2018). Es también notable que la separación cronológica y geográfica entre Thevet y Purchas, así como el hecho de que no fue sino después de la muerte de Hakluyt que Purchas adquirió sus papeles —dentro de los cuales se hallaba el Mendocino— incrementan los problemas para dar credibilidad a la narrativa de Purchas.
Dicho esto, es importante anotar el valor de un manuscrito como el Mendocino para el corpus de Purchas, quien se dedicó a popularizar el género de la literatura de exploración y por lo cual se ha venido a conocer como el “viajero de sillón”. Autor prolífico y un proponente exitoso de la colonización de las Américas, Purchas ha sido caracterizado de dos maneras. Varios estudiosos de corte más historicista lo han valorado como un escritor irresponsable y descuidado, propenso a usar la licencia literaria para embellecer sus narrativas, según fuera conveniente, con el propósito de resaltar elementos específicos de estas (Pennington 1997). Como contraparte a esta idea, autores como James Helfers (1997, 160–86) han llamado la atención al hecho de que para Purchas la exploración era, como los títulos de sus obras lo sugieren, una actividad más cercana a la experiencia religiosa que a una secular. Al explorar, Purchas peregrinaba y al hacerlo develaba la obra divina. Descubrir por medio de la exploración era equivalente a conocer a Dios. Es precisamente en estos términos que Purchas (1625, xxxix) se refiere a sus Pilgrimes:
El objeto de esta obra son las cosas naturales, o sea las cosas creadas por Dios, preservadas y dispuestas por la Providencia que su bondad y poder han creado y dispersado in las diversas partes de mundo como si fueran muchos miembros de este gran cuerpo.
En este contexto, la narrativa de descubrimiento no necesita ser limitada por aquello que se considera factual, sino más bien dirigida hacia la visualización de lo transcendental. Desde la perspectiva del protestantismo, esta se convierte en una metáfora más para el crecimiento personal que una guía para el viaje físico. Los comentarios editoriales de Purchas, a menudo orientados a obtener una respuesta emocional de parte de sus lectores, no estaban necesariamente fundamentados en hechos reales. La presentación del Códice mendocino en la obra de Purchas puede ser una de las instancias en las que sus afirmaciones deban ser tomadas con una cantidad mínima de escepticismo para los fines de datar y establecer un itinerario para el manuscrito, sin que esto descarte su utilidad para entender las prioridades de Purchas como autor.
La segunda hipótesis que podría explicar cómo llegó el Mendocino a manos de Thevet se encuentra en un único testimonio que el geógrafo francés dejó en el manuscrito inédito intitulado Grande Insulaire et Pilotage, compuesto hacia 1588. Publicado y traducido al inglés por primera vez en 1986 por Schlessinger y Stabler, el Grande Insulaire fue usado por primera vez en asociación con el códice por H. B. Nicholson en 1992:
dos libros escritos a mano acerca de los ídolos que contenía la genealogía e historia de los reyes y grandes señores de ese país, y las pinturas de los ídolos que ellos adoraban, pintada y dibujada en dos libros, escritos a mano por un monje que vivió allá alrededor de treinta y cuatro años como Obispo de ese país … estos libros llegaron a mis manos después de haber sido presentados a la difunta reina de España, hija de Enrique II de Francia … el lector que sienta curiosidad y desee indagar el tema a profundidad deberá tener paciencia y amablemente esperar hasta que haya publicado estos libros, lo cual será pronto con la ayuda de Dios. Aun así, si su hambre de conocimiento fuera muy grande, le sugiero venir a verme y le mostraré algo que lo satisfará. (Thevet citado en Schlesinger y Stabler 1986, 218–19)
Con base a los contenidos referidos —dentro de los que están la genealogía e historia de los señores de México, pintados y escritos por un monje, y que son notablemente similares a aquellos de la primera sección del Mendocino— el pasaje parecería ofrecer una primera referencia de puño de Thevet, aunque fuera indirecta, al Códice mendocino. Sin embargo, la posibilidad de que el manuscrito hubiera llegado a Francia por vía de la reina Isabel de Valois, no deja de presentar incógnitas. Si uno acepta que Thevet de hecho adquirió el manuscrito en 1553, entonces este llegó a sus manos seis años antes de que la reina desposara a Felipe II e incluso antes de que Felipe fuera de hecho rey. Si, por el contrario, uno aceptara el pasaje del Grande Insulaire como una referencia al Mendocino basada en memorias acertadas, entonces es la fecha de 1553 la que se convierte en un problema. La clave a este problema podría yacer en la biblioteca de Thevet mismo.
No era Purchas el único geógrafo de la época que manipulara los hechos para conseguir efectos emotivos de parte de su audiencia o que tratara sus fuentes de tal manera que le ayudaran a construir un arco narrativo atractivo. Tanto durante su vida, como después, Thevet ha sido criticado por lo que a primera vista sería un comportamiento poco riguroso en su trabajo de compilador y narrador.13 La fecha que Thevet inscribió en el manuscrito no es necesariamente la fecha en que este llegó a sus manos. Frank Lestringant ha mostrado que las memorias, referencias e incluso las anotaciones bibliográficas de Thevet no pueden ser aceptadas sin cuestionarlas. En su biografía de Thevet, Lestringant ha explorado la visible imprecisión y en algunos casos la absoluta invención de hechos que plagan los escritos del francés. En efecto, Lestringant ha identificado un proceso común en la obra de Thevet al que ha denominado “ficción autobiográfica retroactiva”. Por medio de esta, Thevet manipulaba fechas y hechos para que sus propias narrativas calzaran con aquellas de otras obras publicadas o inclusive para conmemorar hechos importantes en su propia vida que fueran relevantes a una u otra obra (Lestringant 1991, 40–43). Así, cuando Thevet firma y fecha su copia de la Cosmografía universal de Sebastián Münster, inscribe la fecha de 1562 aun cuando en la misma página se puede apreciar que la obra había sido publicada en 1565 (figura). Más adelante, en la página 1337, Thevet vuelve a fechar el libro a 1558.
En el caso del Mendocino, el fechado parecería agruparlo con otros manuscritos que estarían relacionados con el interés de Thevet en el Nuevo Mundo: Les Voyages aventureux de Jean Alphonse, obra publicada por primera vez en 1558, y Le voyage & navegation, faict par les Espaignolz de Antonio Pigafetta, publicado en 1537 (Lestringant 1991, 42–43). Todos fueron fechados a 1553, agrupándolos en consecuencia. Y, si bien la fecha de publicación del último es anterior, la datación del libro de Alphonse a una previa a su propia publicación recuerda a lo hecho por Thevet con el libro de Münster. Considerando esto vis a vis la segunda hipótesis para el itinerario del Mendocino, podemos cuestionar y problematizar uno de los elementos tradicionalmente irrefutables de su historia: el hecho de que hubiera llegado a manos de Thevet en 1553.
Una última pieza de evidencia al respecto de lo problemático de la fecha de 1553 proviene del Mendocino mismo. En el reporte que escribió Bruce Barker-Benfield sobre el papel y la encuadernación del Mendocino se propone que el papel que constituye uno de los folios en los que firma Thevet proviene de la década de 1570 (ver Capítulo 3). Si bien en este folio Thevet no incluye una fecha, el gesto mismo de firmar el manuscrito una y otra vez —posiblemente en distintas décadas entre 1550 y 1570— inserta la acción en el proceso de revisión autobiográfico que identifica Lestringant, y que se ve de manera patente en la Geografía universal de Münster, con sus dos fechas de 1562 y 1558. Para entender el rol y contexto del año 1553 puede ser productivo hacer un recuento de los itinerarios de Thevet entre 1540 y 1570.
Entre 1549 y 1553, Thevet viajó por Medio Oriente con apoyo de su benefactor, el Cardenal Jean de Lorraine.