Juan Carlos López Barajas

Teoría de la comunicación


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comprensible y asequible.

      Rol del significado en la estructura del lenguaje

      Tratar de entender el origen y el desarrollo del estudio del significado de las palabras y de las oraciones como expresiones del lenguaje natural es, sin lugar a duda, una tarea ardua. Sin embargo, es meritorio reflexionar sobre las implicaciones que tiene el significado de las palabras en la reconstrucción del pensamiento y en la predisposición de conductas de un receptor.

      De acuerdo con Berlo (2000) el lenguaje incluye un sinnúmero de símbolos significantes, pero también algo más. El lenguaje es un sistema que implica tanto los elementos como las estructuras. Como en todo sistema, podemos definir las unidades elementales y estructurales a distintos niveles, según el propósito. A todo nivel, empero, el lenguaje comprende un conjunto de símbolos (vocabulario) y los métodos significativos para combinar esas unidades (sintaxis). Una gramática es la descripción de las características de la estructura del lenguaje. Para que esos símbolos significantes tengan sentido dentro de los postulados de Berlo, es meritorio definir los términos codificación y decodificación, los cuales son necesarios entender como parte de este proceso de introspección teórica.

      Moreno (1983, p. 26) define codificación como «trabajo a realizar por el comunicador. Consiste en convertir los conceptos o significados en un conjunto o serie de significantes agrupados de acuerdo con las reglas del código en cuestión. Todo proceso de codificación implica la elección y actualización de ciertas alternativas o posibilidades comunicativas establecidas y definidas ya por el código». Sobre el término descodificación, se entiende por la «operación propia del perceptor, que es precisamente inversa al trabajo del comunicador, pues consiste en convertir los significantes en significados apoyándose en el código» (Moreno, 1983, p. 30). Rodrigo (1995) ha sustituido el término decodificación por el de interpretación debido a la identificación de tres niveles dentro del proceso:

      • Acústico-fonemático-silábico.

      • Gramático-semántico-estilístico.

      • Axiológico.

      De acuerdo con Rodrigo (1995), la decodificación no sería una operación sino un conjunto de operaciones de identificación, de interpretación y de valoración. La identificación se producirá en el nivel acústico-fonemático-silábico. La interpretación en el nivel gramático-semántico-estilístico y el asunto de la valoración por su parte se dará en el nivel axiológico. Este enfoque de Rodrigo trastoca los lineamientos que han caracterizado a través de los años los estudios sobre decodificación dentro del proceso de comunicación. Sin embargo, brinda la oportunidad de repensar en los conceptos que autores como Berlo, entre otros, han utilizado para describir el proceso de comunicación.

      Mignot (1996) expone que un código puede ser definido como un sistema de señas que establece correspondencias entre un universo del significante y universo del significado. Codificación y decodificación no son únicamente operaciones de traducción de un repertorio a otro, sino procesos de significación. El emisor codifica su mensaje asociándole una señal. La descodificación lograda por el receptor consiste en buscar el sentido que se le quiere transmitir. Las dos operaciones se logran gracias a las correspondencias establecidas por el código entre las divisiones del campo semántico (conjunto de señales pertenecientes a un código) y las del campo noético (conjunto de señales admitidas por el código).

      El conocimiento del código permite al receptor identificar el mensaje recibido con una clase de señales, con un significante y atribuirle el significado correspondiente. El significado que se le otorga al lenguaje expresado a través de un símbolo puede variar de un individuo a otro, incluyendo al desarrollador de un texto —que podríamos catalogar como emisor—, el cual tiene la responsabilidad de comunicar un mensaje que pretende acción por parte del receptor. Sin embargo, esa acción estará determinada por los preceptos que rigen al receptor, quien tendrá la potestad finalmente para determinar el curso de acción a seguir.

      No debemos olvidar el planteamiento de Vygtoski que indica que el lenguaje es como una herramienta de reconstrucción del pensamiento. Podemos inferir que dicha reconstrucción estará enmarcada por el significado que le otorgamos a los símbolos y que rigen en nuestras vidas desde el nacimiento. El significado de un signo lingüístico puede ser definido, en principio, como la información que, a través de él, se transmite en el acto de comunicación (Hernando, 1995). Dicho acto de comunicación debería estar influenciado por la presencia de los elementos socioculturales inmersos en el emisor y receptor de la información, los cuales, al momento de enviar o recibir un mensaje, utilizarán como marco de referencial los preceptos que han adquirido a través de su desarrollo para otorgar significados a conceptos gramaticales.

      Cada palabra puede tener un posible significado para nosotros. La interpretación que le damos a un significado en un momento dado puede que afecte las verdaderas intenciones comunicativas de la estructura gramatical que es puesta ante nuestra consideración. Por tanto, es meritorio exponer las dimensiones del significado utilizadas por Berlo, ya que nos ayudará a entender los elementos intrínsecamente relacionados a los estudios del lenguaje como herramienta de reconstrucción del pensamiento. De acuerdo con Berlo (2000) no se debe olvidar que los significados se encuentran en la gente, ya que cada individuo tiene sus propias concepciones de la definición que se le puede otorgar a un término en un momento dado; no obstante, está indicado que podemos separar ciertas dimensiones del significado.

      Entre las dimensiones expuestas por Berlo (2000) se encuentran:

      1. Significado denotativo. Actualmente existe entre la gente, pero nosotros podemos abstraerla y generalizar sobre ella para todos los usuarios de un determinado lenguaje. Berlo utiliza como ejemplo el uso de la palabra pelota, la cual denota o se refiere al objeto pelota. Las relaciones entre dichos vocablos y los correspondientes objetos adquieren sentido.

      2. Significado estructural. Está basado en una relación entre unos signos y otros. El dominio del significado estructural es la realidad formal, no la realidad física. Entre los significados estructurales Berlo menciona a) la cantidad —singular o plural— y b) persona —primera, segunda o tercera—. En la expresión: «Muchos táranos tienen un ave», el significado formal para la s en la palabra tárano es más de uno y el significado formal para la palabra tienen es, así mismo, más de uno.

      3. Significado contextual. Otorgar significado a una palabra particular. Es un medio que ayuda a definir palabras nuevas al receptor, pero que la fuente siente que debe usar en la comunicación de un determinado tema. Un ejemplo que podríamos utilizar para apoyar lo que es un significado contextual sería el término elocuente, el cual puede representar para algunos versado como para otros hablador. Las experiencias sociolingüísticas inmersas en el receptor o emisor determinarán el significado contextual que finalmente se le otorgue a un término.

      4. Significado connotativo. Es la relación entre un signo y un objeto, pero involucra a las personas más que otros tipos de significados. Berlo lo define como una relación entre un signo, un objeto y una persona. Está orientado hacia las personas. Cuando utilizamos palabras que son altamente connotativas, debemos poner una atención especial para asegurarnos de que el receptor habrá de significar algo mediante ellas, probablemente lo que nosotros intentamos que signifique. Si el término tiene diversas connotaciones podría causar problemas al receptor al momento de tratar de otorgar un significado al vocablo.

      Utilicemos como ejemplo las características lingüísticas de Puerto Rico y la República Dominicana. Ambos países tienen sus elementos diferenciales, en gran parte, por el carácter sociopolítico histórico y prevaleciente en estas islas del Caribe. Dicho aspecto puede tener alguna influencia durante el desarrollo y envío de mensajes que pretenden ser dirigidos a la población general de Puerto Rico. La posible sustitución de significados inmersa en un proceso de decodificación por parte de receptores con culturas heterogéneas (puertorriqueños y dominicanos) y conocimientos diversos podría tener alguna influencia en la comprensión de una estructura lingüística que pretende acciones en la población.

      De acuerdo con Belinchón, Riviére e Igoa (1996, p. 188) «los