Martha Ardila

Elementos históricos, políticos y militares para comprender las relaciones Colombo-Venezolana


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en Caracas y los 18 consulados que tenía Colombia en el vecino país, se cerraron. Y desde el 2015, la frontera entre ambos países presenta cierres intermitentes. En el 2021, el presidente Duque planteó la reapertura de la frontera que fue fuertemente criticada por Nicolás Maduro.

      Al mismo tiempo, el recrudecimiento de los temas de seguridad, y la presencia de ELN, de disidentes de las Farc y del crimen transnacional, tensionan las relaciones bilaterales. También la inmigración venezolana se acerca a los 2 millones; más de la mitad de ellos se encuentran en la informalidad lo que en un momento de pandemia ocasionada por el Covid-19, dificulta la situación. No obstante, en marzo del 2021, el gobierno colombiano formuló el Estatuto Temporal de Protección a Migrantes que busca regularizar la situación del inmigrante en territorio nacional.

      Este libro que presenta una visión política y militar desde un enfoque del realismo y del constructivismo en las relaciones internacionales, busca llenar un vacío que se advierte en los estudios sobre las relaciones colombo-venezolanas. El hecho de los autores haber tenido una praxis en ambos temas, tanto el político como el militar, enriquece y muestra una visión integral, multidimensional y también práctica, para comprender la encrucijada en que se encuentran los dos países. A su vez, la realización de 60 entrevistas que incluyeron militares activos y retirados, tomadores de decisiones y académicos, enriqueció y mostró la percepción militar y civil frente a la problemática planteada en este libro.

       CAPÍTULO 1.

       EN TORNO A LA COMPRENSIÓN DE LAS RELACIONES COLOMBO-VENEZOLANAS. APROXIMACIONES CONCEPTUALES COMPLEJAS

      Al revisar las relaciones colombo-venezolanas encontramos principalmente tres tipos de estudios: los primeros muestran dinámicas de ideologización y de pragmatismo; los segundos son temas de seguridad vinculados con una carrera armamentista; y los terceros se refieren a elementos estructurales y/o coyunturales. Todos ellos varían según el actor, temas y objeto de estudio, lo que lleva a señalar que hay estudios con lentes políticos, otros enfoques militares y otros análisis económicos, pero que carecen de un diálogo entre ellos, los cuales examinan prioritariamente al Estado y, de manera más reciente, a los migrantes. En ellos, también se encuentran presentes aproximaciones conceptuales como poder, liderazgo y seguridad que resultan prioritarias para el objeto de estudio. Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, se analizan las Fuerzas Militares colombianas frente a Venezuela en el contexto de las relaciones colombo-venezolanas.

      La política exterior latinoamericana vincula y plantea una tensión entre ideología y pragmatismo. En este sentido, Gian Gardini y Peter Lambert (2011) analizan y explican la política exterior de once países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Nicaragua, Paraguay, Perú y Venezuela, percibiendo la ideología como lo deseable y el pragmatismo como lo alcanzable, al mismo tiempo que se observa una complementariedad entre ambos. En el caso de Venezuela se resalta la combinación entre lo ideológico y lo pragmático (Raby, 2011) y en el de Colombia la estrecha relación con Estados Unidos (Randall, 2011) que bien podría interpretarse como ideológica o pragmática, pero que sí ha sido el principal referente para la inserción internacional colombiana. Lo cierto es que se observa una tensión entre ambos como también ocurre en otros aspectos de la política internacional (Gardini y Lambert, 2011).

      Al respecto debe señalarse que para el enfoque del realismo en las relaciones internacionales, la ideología y el pragmatismo son independientes y presentan una jerarquía. Es decir, que para los Estados lo prioritario es preservar su existencia y mantener su seguridad, antes que propugnar por aspectos relacionados con ideales de prosperidad, erradicación de la pobreza y cooperación regional, etc. En tanto para los constructivistas, la realidad y la política exterior, son aspectos netamente construidos que dependen de quien sea el jefe de Estado.

      Desde dicha perspectiva, se encuentran diferentes puntos de análisis a considerar en las relaciones colombo-venezolanas que, en múltiples ocasiones, se han instrumentalizado. En primer lugar, se identifica la tensión existente entre los intereses de la política nacional y exterior, debido a que estas son permeadas por elementos ideológicos, en ocasiones difíciles de materializar, que dificultan construir consensos. En este orden de ideas, la dicotomía a la que hacen referencia Gardini y Lambert, es la misma que afecta la proyección económica de esa nación y su imagen en el exterior.

      En segundo lugar, y de manera complementaria, son de vital importancia las aspiraciones, ideales, realidades e intereses que orientan el comportamiento humano. En consecuencia, las creencias deben estar fundadas en principios que permitan darle sentido a los acontecimientos y asuntos, para así determinar las metas y preferencias políticas, que luego serán traducidas en decisiones políticas. Eso sí, con la mirada puesta en la viabilidad, resultados y limitaciones, que conlleva pasar de la teoría a la práctica. La ideología y el pragmatismo forman parte integral de toda actividad política y, por ende, de la política exterior. Por esta razón, cualquier política exterior que se elabore debe contener elementos de uno y otro, por cuanto “son términos complementarios, más que opuestos o irreconciliables. Aunque ciertamente existe una tensión entre la ideología y el pragmatismo, están interrelacionados y son compatibles, no son mutuamente excluyentes” (Gardini, 2011, p. 13). En otras palabras, una política exterior donde solo prevalezcan las ideas, termina siendo una utopía; mientras que una dominada por el pragmatismo caería en el oportunismo y lo que es más grave en la falta de dirección.

      La política exterior de Venezuela, desde el arribo de Chávez en 1999, ha sido muy proactiva e innovadora, pero también más controvertida. El proceso de la revolución bolivariana ha conllevado cambios profundos en Venezuela y los objetivos proclamados por Chávez se han vuelto más radicales con el paso del tiempo. De ahí, el cambio que se ha ido dando de la democracia participativa y protagónica al Socialismo del Siglo XXI, con una política exterior expandiéndose y una visión internacional que va desde la multipolaridad, pasando por la integración regional con los países del Alba para llegar a un nuevo orden económico internacional de carácter anticapitalista. En el binomio ideología-pragmatismo, la primacía claramente está en la ideología, pero desarrolla una gran habilidad para adaptarse pragmáticamente a las situaciones que convengan a sus intereses, como resultado de posturas flexibles y estratégicas para alcanzar los objetivos de la revolución a largo plazo. Por eso, ideológicamente rompe con políticas anteriores y entra en tensiones con sus socios internacionales como Estados Unidos y Colombia, a la vez que construye alianzas con países afines.

      La formulación de la política exterior colombiana también ha estado sujeta a estas tensiones entre el pragmatismo y la ideología. Su política exterior, “ha tendido a estar dominada por una pequeña élite de política exterior, en la que el presidente sin excepción ha sido el jugador más importante” (Randall, 2011, p. 140), al punto que muchos de los presidentes establecen la agenda dejando con poca influencia al Congreso y, menos aún, a la opinión pública. Sin lugar a dudas es una política exterior sin consenso que muestra divergencias de las élites políticas tradicionales con los gobernantes de turno, como se pudo observar con el Plebiscito para la Paz durante el gobierno de Juan Manuel Santos y/o durante la actual administración de Iván Duque que representa al partido del Centro Democrático.

      Un aspecto clave que aporta Randall, es la influencia histórica que ha establecido Estados Unidos en Colombia, siendo que el tema de la seguridad y defensa es el motivo de los acercamientos, mientras que en otros países como Venezuela ese mismo punto es la principal causa del distanciamiento. Esto obedece al cambio del discurso político influenciado por el componente ideológico, que según Puentes (2009), se ve reflejado en el discurso de Chávez al caracterizarse por ser “aparentemente elemental, pero con una carga ideológica enorme, basado en la afirmación, repetición y contagio, aunados al prestigio ganado tanto en las filas militares donde, se sabe, mostró sus dotes de buen conversador,