la clava y, penetrando por la fuerza en la guarida del monstruo, lo mató. Virgilio en el libro VIII de la Eneida rememora este episodio. En agradecimiento a Zeus, que le hizo descubrir el engaño, Heracles levantó un altar en aquel mismo lugar e inmoló dos de los toros recuperados. Los latinos rindieron a Heracles un culto especial por haberles liberado de las rapiñas de Caco. Según algunos, Caco fue considerado como divinidad del fuego, porque vomitaba llamas y humo, y está relacionado con Caca. Del nombre de este ladrón mitológico deriva nuestro vocablo caco («ladrón»).
CADMO
CADMO
PENTEO
POLIDORO
NICTEO
LÁBDACO
LICO
ANFIÓN Y ZETOS
LAYO
EDIPO
ETEOCLES
CREONTE
LAOMEDONTE
TERSANDRO
Mítico fundador de Tebas, hijo de Agenor, rey de los fenicios, y hermano de Europa; cuando esta fue raptada por Zeus transformado en toro, el padre de Cadmo le encargó que la recuperase, bajo pena de exilio. Al final, desesperando de triunfar por sí solo en la empresa, se decidió a consultar al oráculo de Delfos, que le indujo a suspender la infructuosa búsqueda para seguir, en cambio, a una ternera que tenía como distintivo una mancha en el costado en forma de medio lunar y fundar una ciudad en el lugar donde el animal se detuviese. Encontró a la novilla en Fócida y la siguió hasta Beocia; al fin, esta se dejó caer exhausta al suelo en el lugar donde debía alzarse la ciudad de Tebas. En las cercanías se encontraba una fuente consagrada a Ares y custodiada por un terrible dragón. Cadmo envió a sus compañeros a buscar agua para las libaciones y para ofrecer un sacrificio a Zeus en acción de gracias, pero el dragón los mató. Preocupado por su tardanza, Cadmo fue a ver qué ocurría y después de entablar una furiosa lucha con el guardián de la fuente, consiguió vencerlo y matarlo. Por consejo de Atenea, sembró entonces los dientes del dragón, de los que surgió una multitud de guerreros, que empezaron a luchar entre sí, matándose unos a otros. Quedaron sólo cinco supervivientes: Equión, Udeo, Ctonio, Peloro e Hiperenor, que ayudaron a Cadmo en la creación de la ciudad, convirtiéndose en fundadores de las más nobles familias tebanas. Estos cinco guerreros fueron llamados, a causa de su nacimiento, Espartoi («los sembrados»). Para purificarse de la muerte del dragón, Cadmo tuvo que servir a Ares como esclavo por espacio de siete años. Al terminar dicho periodo, Ares lo liberó y le dio por esposa a su hija Harmonía, nacida de Afrodita. Tuvieron cuatro hijas, Autónoe, Ino, Sémele y Ágave, y un hijo varón, Polidoro, padre de Lábdaco. Hacia el final de su vida, Cadmo y Harmonía, fatigados a causa de las muchas desgracias acaecidas a su familia, abandonaron Tebas y se retiraron a Iliria, donde Cadmo reinó durante algunos años. Más tarde fueron transformados en serpientes por Zeus y con esta forma se vieron acogidos en los Campos Elíseos. A Cadmo se le atribuye el haber importado el alfabeto de Fenicia a Grecia.
CADUCEO
Símbolo que consistía en una varita de laurel o mirto, con alas en la parte superior y con dos serpientes enroscadas. Además de ser el símbolo del Hermes griego – que separó con su bastón a dos serpientes que luchaban entre sí–, de la prosperidad y de la paz, fue también la enseña de los heraldos y pregoneros, y además el símbolo de la salud.
Todavía en la actualidad, en las farmacias se puede comprobar la vigencia de este emblema.
CALAIS
Boréada («hijo del viento Bóreas»). Según una tradición, este, uno de los vientos más poderosos y venerados, raptó en cierta correría a Oritía, hija de Erecteo, que quedó embarazada de dos gemelos, Calais y Zetes.
Encontramos a estas dos divinidades menores en la empresa de los Argonautas.
CALCANTE
Célebre adivino y sacerdote, hijo de Testor, que acompañó la expedición griega a Troya. Entre sus predicciones más célebres figura la que hizo antes de que zarpasen las naves, pues reveló que los vientos no serían favorables hasta que se sacrificase a Ifigenia, hija de Agamenón. Predijo, además, que el asedio duraría diez años. Interrogado sobre las causas de la terrible epidemia de peste que diezmaba el ejército griego, reveló que se trataba de un castigo de Apolo y que cesaría cuando Agamenón restituyese la esclava Criseida al dios.
El destino había dispuesto que moriría cuando apareciese un adivino mejor que él. Compitió con Mopso en la interpretación de enigmas y, al verse derrotado, se suicidó a causa del dolor y de la envidia.
CALCÍOPE
Hija de Eetes, rey de la Cólquida, e Idía, se casó con Frixo, cuando este se retiró a aquel país después de la aventura del vellocino de oro.
CALCO
Rey de los daunos y enamorado de la maga Circe. Esta, cansada de escuchar los requerimientos amorosos de Calco, y enamorada a su vez de Ulises, transformó al rey en un puerco.
CALIDÓN
Antigua ciudad de Etolia, cerca del río Emeno, frente a la entrada del puerto de Corinto.
El nombre de la ciudad va unido a la leyenda de Meleagro y el jabalí de Calidón.
CALIDÓN, JABALÍ DE
Enorme jabalí de ferocidad inaudita, al que la diosa Ártemis envió a devastar los campos y bosques próximos a la ciudad de Calidón, en Etolia, donde reinaba Oineo. El castigo se debía a que un año este se olvidó de ofrecer a la diosa las primicias de la cosecha que le correspondían.
La caza del famoso jabalí de Calidón reunió a los más valerosos héroes griegos, entre ellos a Meleagro, que tuvo el honor de matar a la fiera, después de que la bella Atalanta la hubiera herido en un primer momento.
CALÍNICOS
Epíteto de Heracles, «el de la hermosa victoria».
CALÍOPE
Una de las nueve Musas, hija de Zeus y Mnemósine, madre de Orfeo y de las Sirenas. Alentaba la poesía épica y elegíaca. Su nombre significa «la de hermosa voz» y se representaba como una joven coronada de laurel, con una pluma en la mano derecha y un poema en la izquierda.
Se conservan célebres estatuas griegas que representan a Calíope en el Museo Clementino de Roma, así como en Nápoles, Madrid y Berlín.
CALIPSO
Calipso y Ulises
Según Hesíodo es una de las Oceánidas, hijas de Océano y de Tetis, y según Homero, una de las Atlántides, es decir, hijas de Atlante.
Su figura fascina en el relato de la Odisea. Cuando Ulises, empujado por las olas, desembarcó en la isla de Ogigia, donde Calipso habitaba solitaria, esta se enamoró profundamente de él. Quería hacerlo su esposo para tenerlo siempre consigo. Ulises, al principio, cedió a sus seducciones, exhausto por las fatigas de su peregrinar, encontrando consuelo y aliento en la dulce ninfa. Sin embargo, el amor a su querida patria, y el recuerdo de Penélope y de sus amados familiares eran demasiado fuertes, y empezó a suspirar de nostalgia. Ni siquiera la promesa de convertirse en inmortal le disuadió de su propósito de regresar a su país. No obstante, su deseo resultó irrealizable durante mucho tiempo y tuvo que permanecer en la isla durante siete largos años. Por último, los dioses se conmovieron ante sus plegarias y súplicas, enviando a Hermes para que ordenase a Calipso dejar partir al héroe; la ninfa se vio obligada a obedecer, aunque atormentada por el dolor.