J.C. Escobedo

Enciclopedia de la mitología


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educado por Quirón. Ambas versiones coinciden en atribuir a este último el mérito de haber enseñado al hijo de Apolo el arte de curar las heridas y las enfermedades, al que lo destinaba la herencia paterna. Sin embargo, Asclepio quiso hacer algo más, pretendió vencer a las leyes de la naturaleza intentando resucitar a un muerto, por lo que provocó las iras de Zeus, que lo mató alcanzándolo con uno de sus rayos. Para vengar a su hijo, Apolo causó estragos con sus flechas entre los Cíclopes, que habían facilitado al rey de los dioses sus rayos, mereciendo como castigo el alejamiento y exilio del Olimpo. Según cierta tradición, Asclepio, después de muerto, recibió honores divinos y fue llevado al cielo, donde pasó a formar parte de la constelación de Sagitario. Durante su vida, participó como médico en la expedición de los Argonautas, y en Epidauro se casó con Epione, que le dio seis hijos: Macaón y Polidario, los dos célebres médicos que intervinieron en la guerra de Troya; Higía, diosa de la salud; Yaso Panaqueia o Panacea, Egle y Aceso, dotados del don de sanar. El culto a Asclepio, iniciado en Tesalia, se difundió pronto por toda Grecia y llegaron a ser sesenta y cuatro los santuarios dedicados al dios. El más célebre era, sin duda, el de Epidauro, con su templo de mármol pentélico, sus inmensos pórticos, donde se colocaban los enfermos en espera de ser admitidos en el lugar sacro, sus manantiales purificadores, un gran edificio para albergar a los visitantes, un estadio, un teatro y unas fiestas fastuosas que se celebraban cada cinco años, nueve días después de los juegos Ístmicos. En Roma, antes de que se difundiese el culto a Esculapio, se consideraba como la divinidad de la salud y de las curaciones a la diosa Salus y a la diosa Carna o Cardea, que, según se decía, tenía el poder de expulsar a las brujas, nocturnas chupadoras de la sangre de los niños. El culto a Esculapio se introdujo entre los romanos el año 291 a. de C., tras una terrible epidemia de peste que ocasionó numerosas víctimas. Los libros sibilinos revelaron que para hacer cesar la mortandad era preciso introducir en Roma a Asclepio, siendo enviada una embajada a Epidauro. Se decía que el dios siguió espontánea mente a los mensajeros de Roma en forma de serpiente y que, al llegar a Italia, se estableció en la isla Tiberina, en medio del Tíber. La epidemia cesó súbitamente y en acción de gracias se edificó un templo en la isla, que desde entonces quedó consagrada a Esculapio. El culto del dios tuvo una gran difusión entre las gentes itálicas, manteniéndose hasta los últimos tiempos del paganismo y conservándose por algún tiempo durante la era cristiana. Típica representación del dios fue la realizada por Trasímides de Paros, que esculpió una estatua de Asclepio para el templo de Epidauro. La efigie, de oro y marfil, representaba al dios sedente, con una mano apoyada en un báculo, la otra sobre la cabeza de una serpiente y un perro a sus pies. La serpiente y el perro eran los animales símbolo del arte de la adivinación, mientras que el báculo era el emblema del médico. El aspecto del dios era el de un hombre de mediana edad, robusto y barbudo, con la frente coronada por una rama de laurel.

      ASFODELO

      Prado del reino de los Infiernos, especie de limbo mitológico, donde las almas vegetaban sin experimentar dolores ni alegrías. El nombre deriva de los asfódelos que cubrían el prado.

      ASOPO

      Dios del río homónimo. Según los autores, sería hijo de Zeus y Eurínome, de Poseidón y Pero o de Océano y Tetis. Se casó con Metope y tuvo dos hijos, Ismeno y Pelagonte, y veinte hijas, algunas de las cuales son: Corcira, Egina, Salamina, Pirene, Cleone, Tebe, Tanagra, Tespia, Asópide, Sinope, Enia y Calcis.

      ASTERIA

      Hija del titán Ceo y de la diosa Febe, hermana de Leto («la noche oscura»). Asteria es la divinidad de la noche estrellada. Del titán Perseo engendró a Hécate. Metamorfoseada en codorniz por Zeus, a cuyas instancias amorosas se había resistido, se arrojó al mar, donde se convirtió en la isla Ortiga (del griego Ortyx, «codorniz»), llamada luego Delos.

      ASTIANACTE

      Hijo de Héctor y de Andrómaca. Después de la rendición de Troya, lo mató Neoptólemo (Pirro), hijo de Aquiles, que lo mandó arrojar desde lo alto de una torre. Su verdadero nombre era Escamandrio y así lo llamaba su padre, pero los troyanos le dieron el sobrenombre de Astianacte («rey de la ciudad»).

      ASTIDAMÍA

      Esposa de Acasto, rey de Yolco. Cuando Peleo llegó a Yolco para asistir a los juegos fúnebres en honor de Pelias, Astidamía se enamoró perdidamente de él y, rechazada, lo calumnió ante su marido. Este, queriendo vengarse del joven, aprovechó un momento en que estaba dormido en el monte Pelión, fatigado por la caza; lo desarmó y lo abandonó en aquel lugar salvaje, seguro de que los Centauros darían buena cuenta de él. Sin embargo, Peleo consiguió salvarse con la ayuda de los dioses y, volviendo a Yolco, mató a Acasto y a Astidamía y, de esta manera, consiguió vengarse de ambos.

      ASTREA

      Hija de Zeus y de Temis, era la diosa de la justicia, llamada también Dike. Durante la Edad de Oro, habitó en la tierra; fue la última entre los dioses en abandonarla, después de haber cometido el primer delito.

      Se transformó, entonces, en la constelación de Virgo. Se la representaba como una joven severa que sostiene en una mano una espada y en otra la balanza. Era también una de las Horas.

      ATALANTA

      1. Cazadora de Arcadia, famosa por su belleza. Hija de Esquineo de Tagea. Famosa por su habilidad en las carreras, prometió casarse con quien la ganase en velocidad. Hipómenes, aconsejado por Afrodita, arrojó ante ella, mientras corría, tres manzanas de oro y consiguió vencerla, porque se entretuvo en recogerlas. Se casó, entonces, con Hipómenes, pero su felicidad fue breve, pues ambos fueron transformados en leones por Afrodita.

      2. Hija de Yasio, rey de Arcadia, y de Clímene. Participó en la famosa caza del jabalí de Calidón. Fue la primera en herir al monstruo, y cuando Meleagro, que le había asestado el golpe mortal, recibió los despojos como trofeo, los cedió a Atalanta, conquistado por su gracia. Este hecho suscitó los celos de los otros cazadores, que se los arrebataron; Meleagro, indignado, los mató y por esta causa estalló la guerra entre los calidonios y los pleuroneses.

      ATAMANTE

      Hijo de Eolo, rey de Orcómeno, ciudad de Beocia, se casó con Néfele, la bella diosa de las nubes, a la que más tarde repudió para casarse con Ino y luego con Temisto, que se suicidó cuando su antecesora, creída muerta por error, volvió a ocupar su puesto en el palacio de Atamante. Culpable de haber secundado las intrigas de esta última, que buscaba matar a los dos hijos de Néfele, fue castigado cruelmente por los dioses, quienes le privaron de razón. En el delirio de la locura mató a su propio hijo Learco, nacido de Ino, intentando asesinar también a esta y a su otro hijo, Melicertes; estos se salvaron arrojándose al mar. Expulsado de Orcómeno por estos delitos, murió en la miseria.

      ATENEA PALAS (MINERVA)

      Hija de Zeus y de su primera esposa Metis. Cuando Metis esperaba un hijo, Gea y Urano revelaron a Zeus que, si su esposa tenía una hija, esta daría a luz más tarde a un hombre que llegaría a ser el dueño del mundo. Así lo disponían los hados. Zeus, sin vacilar y para salvaguardar su poder, se tragó a Metis. Al llegar el momento del parto, Zeus sintió un fuerte dolor en la cabeza y ordenó a Hefesto que lo golpease con el borde del hacha. De la herida surgió su hija completamente armada, la cual bailó una danza guerrera ante los atónitos dioses. Era la diosa Atenea. Todo esto ocurrió a orillas del lago Tritón, en Libia, y se cuenta que en el momento de nacer la diosa la tierra tembló y se estremeció, y el sol detuvo su curso. Nacida en medio de las luchas de los dioses y con las armas en la mano, a Atenea se la consideró una diosa guerrera y su ciclo relata muchas aventuras. Desempeñó un papel importante en la lucha contra los Gigantes. Mató al más fuerte y feroz de estos, Paladio, y, desollándolo, fabricó un escudo con su piel. De ahí, según algunos, deriva el nombre de la diosa. Se le representaba con el escudo, la lanza y la coraza. Sobre su escudo llevaba la cabeza de Medusa, regalada por Perseo, que transformaba en piedra a todo el que la miraba. Sin