Amy Blankenship

El Corazón Del Tiempo


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que no volvió contigo. Por lo tanto, yo soy el único que lleva consigo los recuerdos de lo que pasó. Toya ni siquiera recuerda que es mi hermano".

      Kyoko respiró profundo ante la confesión "¿hermanos? ¿Qué pasó que eres el único que recuerda?" Ella debía saber.

      "Tú renunciaste a tus recuerdos durante la batalla para vencer el mal en nuestro mundo y salvar el Guardián de Corazón de Cristal. En ese mismo instante, pediste un deseo al cristal ver a todos otra vez. No querías perderlos. Cuando instantáneamente desapareciste, junto a los demás, incluyendo al enemigo. Los has traído inconscientemente aquí contigo".

      Ã‰l suspiró con pesar. "Yo había lanzado un hechizo a mi alrededor que me protegió de esos deseos" sus ojos se volvieron distantes como si estuviera reviviendo el recuerdo.

      "Te llevaste a todos contigo, sin ni siquiera darte cuenta. Todos renacieron aquí, en tu tiempo, dejándome solo en el pasado". Sus ojos se centraron y se encerraron en ella. "Así que sobreviví y te esperé". Cuando llegó el momento, reuní a todos los que me habían dejado. Ahora has traído el cristal contigo, y la malevolencia que lo quiere", su voz se volvió más oscura, "el mal ya ha empezado a buscarte y yo no lo permitiré".

      Kyoko asintió con la cabeza tratando de entender, "entonces, ¿Puedo confiar en todos los que están aquí de la misma forma que yo?" Él le asintió con la cabeza y Kyoko continuó, "¿Ellos saben algo de esto?"

      Kyou negó con la cabeza, "Ellos sentirán un vínculo y crecerá, pero aparte de eso, no sé el futuro, solo el pasado. Ellos te protegerán como lo hicieron antes. Para eso nacieron, es su razón para vivir".

      Ã‰l rápidamente desvió la mirada de la de ella que buscaba en sus ojos la verdad de sus palabras relacionadas también con él. "Aún tenemos tiempo, pero por ahora quiero que dejes de esconder tus poderes de sacerdotisa, y que estés consciente de tu entorno. Yo te cuidaré y le he dicho a Toya que también te cuide de cerca".

      Kyoko lo miró muy de cerca tratando de recordar algo acerca de él. Él parecía conocerla muy bien. Mirando profundamente en sus ojos ella susurró con curiosidad, "¿Qué tan cercanos éramos?"

      Una agitación de afecto oculto cruzó sus orbes doradas antes de que Kyou se tensionara y se alejara de ella. Su exterior relajado volvía a su lugar, él gruñó al mirar hacia la puerta, luego rápidamente volvió a ella. "No repitas lo que te dije porque ellos recordarán por sí solos".

      Kyoko saltó cuando escuchó que tocaron la puerta fuertemente, luego se abrió sin permiso.

      Toya se había empezado a preocupar por la seguridad de la chica y pensó en interrumpir, con la intención solo de salvarla de la frialdad de la que sabía que Kyou era capaz. Su mirada fue rápidamente atraída hacia ella mientras entraba.

      "Bueno, veo que ella sobrevivió a su charla", Sus iris brillaban en color plata aún sintiendo que algo no estaba bien. "Si ya terminaste con Kyoko, Suki la está esperando". Toya levantó sus ojos dorados a Kyou sin darse cuenta de los destellos plateados que empezaban a mostrarse en sus orbes.

      Kyou le dio a Toya su usual mirada en blanco y asintió con la cabeza en silencio.

      Kyoko miró a Toya de forma cálida, porque ahora que estaba usando sus sentidos, ella podía percibir que se había estado preocupando por ella, aunque no actuara como tal.

      "Hubiera dado la vida por ti", las palabras de Kyou volvieron a su mente.

      Kyou observó su comodidad con Toya, y sintió un distante pero familiar anhelo, que lo hizo fruncir el ceño. Él recordó bien este sentimiento, y sus ojos se entrecerraron al mirar al guardián plateado. ¿Siempre mantendría un lazo especial con su hermano que no tendría con los otros?

      Kyoko se mantuvo de pie, asintiendo con la cabeza se despidió de Kyou y le dió una sonrisa secreta que Toya no pudo ver, luego regresó con Toya y le agradeció con una de sus sonrisas más dulces. "Vamos, no dejemos esperando a Suki". Ella salió por la puerta dejando a Toya ahí parado con un sentimiento de calidez. Un sentimiento que solo la sonrisa de ella podía causar.

      Ã‰l sacudió la cabeza tratando de sacar ese sentimiento, y luego le frunció el ceño a Kyou, notando lo estaba observando intensamente. "¿Qué? Preguntó Toya con un tono de voz fuerte sabiendo que no obtendría ninguna respuesta. Al decidir que no valía su tiempo, él salió por la puerta, cerrándola fuerte detrás de él, y apresurándose para alcanzar a Kyoko.

      Toya observó la espalda de Kyoko mientras ella caminaba rápidamente por el pasillo. Debe tener prisa por alejarse de Kyou. Él sonrió, acelerando para alcanzarla, lo cual no fue un problema, considerando que era un guardián. Sus pensamientos se oscurecieron un poco, preguntándose si ella al menos sabía que era él. Él lo dudó o ella no le hubiera sonreído como lo hizo.

      En la parte superior de los escalones, Kyoko sabía que Toya la había alcanzado porque ella podía sentirlo detrás de ella. Sí, ella podía sentir su poderosa aura, pero era un poco diferente al sentir la de Kyou. Ella cerró los ojos solo por un segundo. Buscando el aura Kyoko decidió que no le daría importancia a qué tan malo fuera, su aura era de hecho muy cálida y la hacía sentir entre otras cosas protegida.

      Ella entendía que Toya suponía ser más joven que Kyou, pero además podía sentir el poder escondido dentro de él. Un poder que de ser aprovechado, podía hacer que Toya superará a su hermano en un segundo, aunque dudaba que alguno de ellos estuviera consciente de ello. Kyoko estaba disfrutando el uso de sus sentidos, ahora que los había activado de nuevo.

      "Entonces..." ella volteó hacia él, "¿Dónde están Suki y Shinbe?"

      Toya entrecerró los ojos al mirarla ahora que su mentira se había descubierto. ¿Cómo diablos sabría él donde estaban Suki y Shinbe? Él solo volvería por ella para alejarla de Kyou.

      "No lo sé", dijo con tono perezoso.

      Kyoko frunció el ceño al mirarlo, "Pero tú dijiste..."

      Toya la interrumpió. "Deberías agradecerme por salvarte", le dijo, inclinándose hacia ella para intimidarla.

      "¿Salvarme de qué?" Kyoko murmuró en su cara, al no gustarle su actitud. Dios, a veces realmente podía comportarse como un estúpido.

      "De Kyou", Toya gruñó fuertemente de vuelta, apretando su puño. Ella realmente podía hacerlo enojar con su linda boca. ¿Bonita boca? ¿De dónde había venido todo eso? Él se alejó de ella sorprendido y confundido.

      Sorprendida, Kyoko se quedó mirándolo por un minuto. Ella empezó a reírse de él primero suavemente y luego más fuerte. "¿Lo hiciste?" preguntó ella, tratando de respirar entre risas. "¿Por qué lo harías?" ella apaciguó su risa y finalmente sonrió ampliamente, aunque sus ojos aún tenían una mirada traviesa.

      "Eso fue muy dulce. No sabía que te importaba" arrugando su nariz al mirarlo, tratando de mantener una cara seria.

      Toya la miró sintiendo que el chiste era sobre él. "Entonces, ¿Decidiste si te vas a quedar después de todo, Sacerdotisa?" escupió la última palabra como si le quedara un mal sabor en la boca.

      Kyoko perdió su sonrisa, y puso su cara a centímetros de la de él, mirando fijamente a sus ojos dorados. "Si he decidido, guardián", le dijo alzando una ceja, luego volteó y se bajó rápidamente por las escaleras riendo.

      "¡SÍ!" Kyoko exclamó en silencio y mentalmente anotó un punto en su lado de la pizarra. "Kyoko uno, Toya cero".

      Los