Amy Blankenship

El Corazón Del Tiempo


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y los sonidos estarían grabados en su mente para siempre y Kyou de alguna forma sabía que nunca sería capaz de alejar los sentimientos que lo invadían. Porque al mirar dentro de sus recuerdos, él se dio cuenta que Kyoko había escondido el amor que tenía por él como también el que tenía por sus hermanos. Él podía ver cada toque, sentir cada emoción acariciándolo y cada lágrima escondida, destruyéndolo tal como si fuera ella.

      Kyou también estaba estremecido hasta el alma por la premura, mientras se daba cuenta que Kyoko tenía más poder del que nadie hubiera pensado; un poder del que ni siquiera ella estaba consciente. Él podía ver y sentir cada recuerdo, mientras pasaba de su mente a la de Hyakuhei, como si le dispararan directo al corazón de donde nunca lo liberaría.

      Años de amor, tristeza y sacrificio, todo entregado en un instante.

      Lágrimas de tristeza corrían por las mejillas de Kyoko, mientras entregaba a la mente de Hyakuhei cada recuerdo, amistad, dolor y sentimientos secretos que tenía por cada persona que luchó con ella. Era la única arma que le quedaba.

      Instantáneamente, la maldad de Hyakuhei estaba desestabilizada. Todo el mundo sintió el cambio de poder, mientras el cristal empezó a cambiar su brillo, de una luz oscura a una luz blanca cegadora y las apariciones sombrías que sometían a Toya y a Kyou se desintegraban en el aire.

      Kyoko vio como el ángel de la oscuridad estaba confundido, su pálido y perfecto rostro se distorsionaba con el dolor.

      Apenas se sintió liberada, Kyoko estiró ambas manos y tomó el cristal sacándolo de su carne. Ella sabía que debía hacerse porque ya podía sentir su mente libre de la lucha y con los recuerdos que no quería perder. Las lágrimas cristalinas corrían por sus manchadas mejillas.

      Ella había entregado sus recuerdos para poder salvarlos a todos. Rápidamente, antes de perder el pensamiento, ella sostuvo al Guardián del Corazón de Cristal contra su pecho, paralelo a su corazón.

      Mirando a Toya y a Kyou saltando directamente hacia ella, ella susurró "Recuérdenme., por favor. Encuéntrenme".

      La última cosa que Kyoko alcanzó a ver, mientras su vista se oscurecía, fue a los dos gritando su nombre y tratando de alcanzarla. Uno tenía los ojos líquidos y dorados y el otro fundidos y plateados, luego su mundo se oscureció.

      Kyou sentía que Kyoko se desvanecía y pensó que ella estaba muriendo. Él saltó al unísono con Toya, tratando desesperadamente de alcanzarla cuando todo cambió, como si una gota de agua hubiera caído sobre la superficie de su mirada. De Kyoko emergían olas y de repente se desvaneció en el aire. Luego Hyakuhei gritó con rabia mientras se desvanecía también.

      La mente de Kyou se aceleró mientras el grito de su hermano que se había unido al de él se detuvo de forma abrupta, como si ese sonido hubiera sido cortado con el parpadear de un ojo, allí él supo que Toya se había desvanecido también. Kyou descendió con gracia al lugar que tenía sólo un segundo antes de desarrollar el objetivo previsto. Su mirada furiosa brilló a su alrededor en total negación. Todos se habían desvanecido.

      Kyou sintió la adrenalina corriendo por sus venas y mezclándose con su sangre de guardián. Él había visto y sentido todo, él ahora poseía todos sus recuerdos. Kyoko había entregado todo su ser para salvarlos, y en el último segundo él había escuchado su deseo. Ella probablemente no sabía lo que había hecho pero se los había llevado a todos dejándolo a él atrás.

      El hechizo que había lanzado a su alrededor para evitar que el cristal sagrado fuera usado contra él, le había impedido ir a donde quiera que los otros se hubieran ido. Con tan sólo el susurro de un par de palabras, ella había tomado todo de él.

      Su cuerpo se mantuvo alto y orgulloso. El largo cabello plateado que llegaba sus rodillas revoloteaba a su alrededor y la seda blanca de su camisa temblaba con la brisa como si estuviera de pie en el ojo de alguna tormenta invisible que encajaba con la tormenta furiosa dentro de su corazón atormentado.

      Su apariencia era como la de un ángel majestuoso, poderoso y perfecto, mientras contemplaba el desértico campo de batalla. Hasta que él llevó su mano a su mejilla, atrapando una lágrima solitaria y de color carmesí, que ni siquiera él había tenido el poder de detener.

      La visión de Kyou nadaba como plumas doradas haciendo remolinos junto a él provenientes de las alas que habían brotado a su alrededor en un vasto resplandor dorado, revelando su verdadera identidad por primera vez en su vida eterna.

      La única herida que dejó la batalla fue el corte que apareció a través de su corazón, un corazón que nadie pensó que él poseía. Su mirada se fijó en la estatua de la doncella que se encontraba sólo a unos pocos pies de distancia, luego suspiró, "Kyoko, no te he abandonado. La distancia de más de mil años no es suficiente para evitar que vuelva a encontrarte".

desa

      Capítulo 2 "El Lado Opuesto"

      Al otro lado del Corazón del Tiempo, dos años después y más de mil años hacia el futuro.

      La carta fue dirigida al Santuario de Hogo. El abuelo Hogo miró el elegante sobre que el mensajero le había entregado, mientras lo llevaba a la mesa donde él había estado tomando el té. Antes de que tocaran la puerta, había estado disfrutando de la paz y quietud de la casa que usualmente era muy activa.

      Todos habían salido por la tarde. Tama estaba en el salón de juegos con unos amigos, y Kyoko había ido a la biblioteca a estudiar, mientras la Sra. Hogo se había ido a comprar los víveres.

      Con un pequeño cuchillo que tomó de la mesa, el abuelo deslizó cuidadosamente el filo por el sobre enmarcado en oro. Tomó y sacó una carta notariada en papel, un papel resistente enmarcado en oro y luego comenzó a leer. Mientras más leía, más se abrían sus ojos de par en par. Era una beca, una beca completa para ir a una escuela muy costosa en las afueras al otro lado de la ciudad.

      "Universidad K.L." Su vieja voz mostró asombro por primera vez en muchos años. Mientras leía que todo sería costeado, incluso el cuarto donde ella se quedaría y estaba firmaba por el fundador de la escuela usando sus iniciales K.L.

      El rostro envejecido del abuelo mostraba la sonrisa más brillante de toda su vida. Kyoko iba a estar más que feliz. Él sabía que ella había estado preocupada de que por faltar tanto a la escuela, ninguna academia la aceptaría, y ahora estaría asistiendo a una que había superado a cualquier otra academia de la región.

      Frunció el ceño de forma pensativa, era muy difícil entrar a esa escuela ya que sabía que todo el que había aplicado no había tenido éxito. También se rumoreaba que tenía muy pocos estudiante debido a que los requisitos de inscripción eran tan exigentes. ¿Cómo había sido aceptada en un lugar donde ni siquiera había ingresado una solicitud?

      Su mente viajó al pasado dos años atrás. A Kyoko le había tomado un tiempo volver al ritmo de las cosas, después de que había regresado a casa tan desorientada. Todos se sintieron confundidos a su regreso, porque ella no recordaba nada del tiempo en que estuvo ausente.

      La familia Hogo sabía a donde había ido, porque ella había viajado de atrás hacia adelante en el portal del tiempo muchas veces. Kyoko era la que de pronto tenía amnesia sobre ese tema.

      Ella ni siquiera recordaba a Toya. Pero para el abuelo no había problema, porque era mejor si ella se olvidaba del guardián del cruce del tiempo de todas formas. Era mejor si ella olvidaba todo lo relacionado al otro lado y el peligro que había traído.