su expulsión.
Al verse apartado de la vida religiosa que pretendían sus padres, Lewis se sintió liberado y comenzó a tocar en clubes de Ferriday, llevando su sonido poco a poco por otros antros de Misisipi, convirtiéndose en uno de los pioneros del nuevo rock’n’roll.
Su forma de tocar el piano era diabólica, se levantaba, lanzaba el taburete lejos de él y tocaba con los pies, o incluso se sentaba en las teclas; en ocasiones parecía un combate de boxeo entre el instrumento y el músico que terminaba con Lewis subido a lomos del piano como si quisiera domarlo, esa actitud le proporcionó el seudónimo de The Killer.
En febrero de 1957 grabó una versión de «Whole Lotta Shakin Goin’ On», escrita por Dave Curley Williams y James Fay Roy Hall, aunque muchos atribuyen a la vocalista Big Maybelle. El single alcanzó el #3 de las listas pop del Billboard y el #1 de la lista de rhythm & blues. El single fue portentoso ya que en su cara B incluía «Great Balls Of Fire», que llegó a ser su mayor éxito internacional. Esos dos temas vendieron más de un millón de copias en tan sólo diez días y un total de cinco millones de copias vendidas, siendo uno de los singles más vendidos de la historia.
Jerry Lee Lewis se transformó en un semidios del rock’n’roll, participó en películas como «High Scholl Confidential» y sus conciertos se cerraban con sold out de forma rutinaria. Sin embargo todo se truncó muy rápido. Durante la gira que realizaba en mayo de 1958 por el Reino Unido, el periodista Ray Berry destapó el escándalo y fulminó la carrera de The Killer.
Lewis se había casado en tres ocasiones hasta la fecha, teniendo en cuenta que tan sólo tenía 22 años despertó la curiosidad de Berry, único reportero que cubrió el inicio de gira de The Killer en Inglaterra. El escándalo no era que se había casado con su prima Myra Gale Brown, y que no estuviera bien visto en ciertos sectores de la sociedad americana que lo consideraban incesto y romper la regla de exogamia preestablecida. La barahúnda floreció al saberse que Myra sólo tenía 13 años, mientras que Lewis era un adulto de 22 primaveras. La pareja y el mánager de Lewis esgrimieron que Myra tenía 15 años, edad que en algunos estados es lícita para contraer matrimonio consentido, pero en el Reino Unido no se contemplaba tal posibilidad y se vistió el caso como una ejemplo claro del desenfreno y perversión de ese género importado de EE.UU. llamado rock’n’roll. Tan sólo hicieron falta tres conciertos y conflictos en las entradas de los recintos, organizados por asociaciones cristianas y de moral intachable de derechas, para que se suspendiera la totalidad de la gira y la carrera de Jerry Lee Lewis se hundiera de inmediato.
Al regresar a Estados Unidos se encontró con la estrepitosa reacción de su entorno más cercano, que viendo las orejas al lobo y la cruzada que se estaba manteniendo contra el rock’n’roll, prefirieron nadar y guardar la ropa a hundirse en el naufragio. Tan sólo Alan Freed siguió pinchando sus discos ante la censura encubierta que otras emisoras habían impuesto y le colocó en alguno de sus shows en directo, hasta que le estalló en la cara el caso Payola.
La carrera de Lewis continuó y llega hasta nuestros días, siendo una de las personas más respetadas y admiradas del rock’n’roll. Ha editado discos de country, soul, góspel y rock’n’roll, ha obtenido infinidad de premios y galardones.
El karma a veces es justo
Cuando Lewis alcanzó el éxito a finales de 1956, vio cómo sus relaciones con su primo Jimmy Swaggart se rompieron unilateralmente por parte de este. Convertido en telepredicador, consideró que Lewis había sucumbido a los placeres demoníacos del sexo, alcohol y el envanecimiento narcisista del éxito.
Jimmy levantó su propia cruzada contra su primo: «Jerry Lee puede ir a Sun Records en Memphis, estoy de camino al cielo con un Dios que suple todas mis necesidades de acuerdo con sus riquezas en gloria de Cristo Jesús». No se detuvo en Lewis, arremetió especialmente contra Elvis Presley, Johnny Cash y Sam Phillips, al haber sido miembros de la Iglesia pentecostés y según él, haber traicionado la fe.
Pero contradiciendo sus propios sermones, jamás perdonó a Lewis cuando volvió a abrazar la fe en el Evangelio, acusándole públicamente de haber llevado la vergüenza a su familia, a su misma casa. Swaggart levantó una enorme cruzada contra el rock and roll avivada por una euforia radical en la era Reagan y acusó desde su púlpito a homosexuales, pacifistas, comunistas, feministas y liberales de ser corruptos de la doctrina maligna, de ser siervos perniciosos de Satanás, convirtiéndose en uno de los televangelistas más populares de Estados Unidos: «Mi familia sucumbió al rock and roll. No lo digo con alegría, lo digo con vergüenza y tristeza porque he conocido la muerte y la destrucción, la miseria y el dolor, traída a mi familia por Jerry Lee Lewis y el rock and roll. Me dolía el corazón cuando lo tuve que admitir, la música del Diablo es el rock and roll».
Swaggart fue víctima de su propia radicalidad. A principios de 1988 admitió delante de ocho mil feligreses del Centro de Adoración Familiar de Baton Rouge, que había pecado contra ellos y contra Dios. Se supo que mantenía una relación con Debra Murphee, una prostituta de Nueva Orleans desde hacía bastante tiempo. El cazador cazado, el enviado de Dios visto como sirviente del Diablo, el karma, si es que existe, le colocó a la misma altura que a The Killer, en un pedestal que él mismo había ayudado a construir.
Es posible que Satanás se partiera de risa, y no le culpo por ello.
Little Richard, la reencarnación de Satanás
Si alguien representa sin contemplaciones la eterna lucha entre el bien y el mal, lo divino y lo infernal, ese personaje es Little Richard.
Richard Wayne Penniman nació el 5 de diciembre de 1932 en Macon, Georgia, siendo el tercero de doce hermanos en una familia ultracatólica. Su abuelo y sus tres hijos, incluyendo el padre de Richard eran predicadores, quienes al nacer el pequeño Richard con una malformación física -tenía una pierna notablemente más corta y era muy bajo en comparación a sus hermanos-, le introdujeron rápidamente en los cánticos pentecostales para buscar una reinserción del muchacho que la calle no le iba a dar. Precisamente de esas burlas nació el apelativo de Little que añadió al nombre años más tarde.
Con diez años era un experto pianista y cantante de góspel, presentándose como un sanador de fe, cantando para concurrencias enfermas, que en el fervor de la oración y la excitación producida por la música del pequeñajo afirmaban que se sentían mejor, sin duda debido a la producción de endorfinas en el hipotálamo y sin mediar la mano divina en la exaltación originada.
En 1947, con catorce años, ofreció su primera actuación remunerada en el Auditorio de Macon City y decidió dedicarse de lleno a ser profesional del piano. Con quince años se marchó de casa y trabajó en varios espectáculos ambulantes llamados Medicine Show; en uno de ellos conoció a un pintoresco personaje llamado Dr. Nubillo que esgrimía un bastón oscuro con lo que decía ser el cuerpo disecado de un bebé con garras. Nubillo, seguidor de la práctica del hoodoo le vaticinó que llegaría a ser grande, pero que para ello debería desprenderse de todo su lastre emocional y liberarse de prejuicios. Sin embargo hay otra versión que apunta que Richard conoció al músico Esquerita (Steven Quincy Reeder), que fue quien le enseñó todo lo que sabía, desde una nueva forma de tocar rhythm & blues a cómo vestirse y moverse en el escenario. Cierto o no, las similitudes entre Little Richard y Esquerita son más que evidentes y es muy complicado saber quién copió a quién.
En esos Medicine Show fue donde realmente Richard conoció el blues y el rhythm & blues de la mano de artistas como Roy Brown y Billy Wrigth. Grabó para RCA Victor su primer single, «Every Hour» que fue un éxito en la escena de Georgia. Esa metamorfosis le unió a su padre, otro personaje que jugaba con la dualidad moral de ser ministro de Dios, pero ganándose la vida como contrabandista de licor y propietario de un local nocturno, desde donde apoyó la incipiente carrera de su tercer hijo, hasta que en 1951 lo mató de un balazo uno de sus mejores amigos, tras una discusión.
En febrero de 1955 Little Richard comenzó a grabar con el productor Robert Bumps Blackwell en los J&M Studios de Nueva Orleans. Las sesiones no daban ningún resultado llamativo, hasta que apareció un grito