Kittim Silva

Sermones actuales sobre Pedro


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sobre un personaje del Nuevo Testamento resulta más complicado a la hora de presentar su perfil bíblico en prédicas, las secuencias de su vida y sus acciones. Enseñar es más fácil que predicar sobre un personaje, enseñando solo se presenta información, pero predicando se presenta información y se tiene que aplicar la información.

      Por fin me decidí a intentar predicar sobre Simón Pedro en el año 2005, cuando comencé a elaborar las ideas, lo cual hago siempre un año antes de lanzarme a la arena homilética de la exposición. Ya han pasado trece años desde que expuse esta serie de sermones. Esta obra recoge esos sermones del pasado, ahora más pulidos y actualizados.

      Unos 13 sermones han conformado esta serie, que al igual que otras anteriores y otras posteriores, han sido expuestas desde el púlpito de la Iglesia Pentecostal de Jesucristo de Queens (IPJQ). Ese es el auditorio que escucha primero las predicaciones. Desde ese púlpito hago teología y desarrollo los principios donde combino la presentación con la aplicación, y organizo las ideas homiléticamente. Soy maestro-predicador y predicador-maestro, ese binomio no se puede separar cuando expongo las Sagradas Escrituras. Soy de la academia y soy de la base, y eso me permite presentar y aplicar tomando en cuenta ambos grupos.

      Simón Pedro es un personaje fascinante, interesante, que aparece siempre lleno de energía. En él vemos un carácter intrépido, ligero, determinado, un líder natural; alguien que sin demora estaba siempre presto a accionar.

      Simón Pedro fue el primero de los discípulos en hacer una confesión mesiánica del Señor Jesucristo, cuando le dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mt. 16:16). En otras palabras le expresó al Maestro: «Tú eres el Mesías y eres Hijo del Dios que vive». Y Jesús le tuvo que alabar como dichoso: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mt. 16:17).

      Simón Pedro es la persona que falló al Señor Jesucristo, habiéndolo negado tres veces, antes de que el gallo cantara dos veces, pero que también buscó el camino del arrepentimiento para el perdón. Él negó tres veces a su Maestro, pero el Maestro por tres veces le hizo confirmar su amor hacia Él.

      Simón Pedro formó parte con Jacobo el Mayor y Juan, los hijos de Zebedeo, de ese anillo de amigos alrededor de nuestro Señor Jesucristo, nombrados en diferentes episodios del Maestro de la Galilea (Mt. 17:1; Mc. 5:37; 9:2; 13:3; 14:33; Lc. 8:51; 9:28).

      Simón Pedro, como los primeros cuatro discípulos, se hizo receptor de tres llamamientos por parte del Rabino de la Galilea (Jn. 1:40; Jn. 2:2). Se unió a esos primeros seguidores de Jesús de Nazaret acompañándolo (Mt. 4:19; Mc. 1:17; Lc. 5:10). Y encabezó la nomenclatura de los Doce o Dódeka (Mt. 10:2; Mc. 3:14-16; Lc. 6:13-14).

      Simón Pedro, en el día de Pentecostés, sobresale como un predicador de doctrina y de convicción. Ante miles de personas, proclamó a Jesús como el Mesías y, el resultado de su llamamiento es que unas tres mil personas se arrepintieron y se bautizaron. De esa manera la iglesia primitiva, que con Pedro comenzó como una iglesia judeocristiana, se inició. En su segundo mensaje unos cinco mil más se sumaron a la nómina de la iglesia.

      Simón Pedro es también un hombre de familia. Aparece asociado a su hermano Andrés, siendo ambos de Betsaida (Jn. 1:44), una aldea muy cerca de Capernaum, al norte del lago de Genesaret. Las ruinas hoy día están distantes de la costa del mar de Galilea, pero en la época de Jesús este lago era de mayor tamaño y sus aguas llegaban hasta la costa de Betsaida (Mc. 6:45-47).

      Simón Pedro y su hermano Andrés practicaban la pesca como «modus vivendi». También el relato de los evangelios sinópticos menciona a la suegra de Pedro. Esta vivía en Capernaum, lo que se supone era la casa de Simón Pedro, donde Jesús, al frecuentar por aquellos lugares, se hospedaba. Ella había estado enferma con fiebre y en una visita que le hizo Jesús la sanó milagrosamente.

      Simón Pedro se perfila en el libro de los Hechos como uno de los dirigentes de la naciente Iglesia de Jerusalén, junto a Jacobo el hermano del Señor. Vemos a Simón Pedro haciendo elecciones para el substituto de Judas Iscariote, y así completar la Dódeka.

      Simón Pedro es el instrumento utilizado por el Espíritu Santo para la conversión del centurión de Cesárea Marítima de nombre Cornelio. Allí, el Espíritu Santo cayó por primera vez sobre los gentiles, primicia de los mismos al cristianismo.

      Simón Pedro se parece a muchos de nosotros. En él nos reflejamos con nuestras ligerezas, nuestras fallas, nuestras oportunidades y, sobre todo, con el deseo de querer agradar a nuestro Señor Jesucristo. ¡Es todo un personaje en el colegio apostólico! Uno con el cual reímos y también lloramos.

      Simón Pedro es el discípulo que recibió muchos regaños por parte del Maestro. Esto nos recuerda a nosotros la manera precipitada en la que nos expresamos muchas veces. Somos iguales en muchas actitudes a Simón Pedro y, aún somos peores que este discípulo cabeza de la Dódeka.

      Simón Pedro se retrata como impulsivo, ligero, líder, determinado, trabajador, decidido, expresivo, confrontador, comprometido, extrovertido, alegre, activo, cuestionador, amigable, sincero, quebrantado, intrépido, temerario, analizador, hablador, exagerado, impetuoso, emocional, defensor, agresivo, preguntón y extrovertido.

      Es importante que el lector se fije en que muchas veces empleo los términos: mateíno para referirme a los escritos del evangelio de Mateo; lucanino para referirme a los escritos del evangelio de Lucas; marconiano para referirme a los escritos del evangelio de Marcos. Términos como veterotestamentario o veterotestamentaria es para referirme al Antiguo Testamento, y neotestamentario o neotestamentaria para referirme al Nuevo Testamento.

      Sin más, le invito a recorrer juntos esta serie de homilías sobre Simón Pedro; sé que le habrán de bendecir así como han bendecido a aquellos que los escucharon y me vieron predicándolos, y yo, aunque era el expositor, fui altamente bendecido. Disfruté cada oportunidad del púlpito de la IPJQ para proclamar las Buenas Nuevas del reino de Jesucristo.

      Obispo Kittim Silva Bermúdez

      Queens, New York

      El llamado de Pedro

      Mateo 4:18-20, RVR1960

       «Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron».

      Introducción

      Según el relato mateíno, los hermanos Simón Pedro y Andrés son los dos primeros discípulos en ser llamados (Mt. 4:12-17). Al momento de su llamado «echaban la red» (Mt. 4:18) y «eran pescadores» (Mt. 4:18), y Jesús los invitó a seguirlo (Mt. 4:19) y ellos pusieron de lado «las redes» (Mt.4:20); y su nueva vocación comienza con las palabras, «le siguieron» (Mt.4:20).

      1. La visión de Jesús

      «Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores» (Mt. 4:18).

      Jesús inició su ministerio en Capernaum, en la conocida como «la región de Zabulón y de Neftalí» (Mt. 4:13). Capernaum en la época de Jesús era una «ciudad marítima» de la Palestina (Mt. 4:13). El negocio de la pesca y la venta de pescados era su más fuerte economía. La pesca era también fuente de ingreso en los alrededores de ciudades como: Magdala significa «torre», Capernaum significa «aldea de Nahum» y Betsaida significa «casa de pesca» o «casa del pez». En estas aldeas se trabajaba en la agricultura y en la pesca.

      1. Magdala: El Nuevo Testamento hace referencia directa a Magdala: «Entonces, despedida la gente,