la mujer del flujo de sangre. Aunque pudo haber sido que regresara al puerto de Capernaum.
«Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud, y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo, y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá» (Mc. 5:21-23).
Jesús de Nazaret se presenta enseñando y predicando en varias sinagogas de la Galilea:
«Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt. 4:23).
«Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios» (Mc. 1:39).
«Vino a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer» (Lc. 4:16).
«Y predicaba en las sinagogas de Galilea» (Lc. 4:44). «Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum» (Jn. 6:59).
En Magdala se ha descubierto la Sinagoga de Migdal, la más antigua de la Galilea. María Magdalena, cuyo apellido es una transliteración del griego Magdalené (Mαγδαληνή), significa de Magdala o Migdal, el gentilicio es Magdalena. Ella era oriunda de allí y los evangelios la mencionan.
«También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén» (Mc. 15:40-41).
«Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol» (Mc. 16:1-2).
«Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Y yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no lo creyeron» (Mc. 16:9-11).
El Duc In Altum o «Boga Mar Adentro» (Lc. 5:4) es un hermoso santuario levantado sobre las ruinas arqueológicas de Magdala o Migdal. Tiene un atrio octagonal con ocho columnas recordando las mujeres identificadas con el ministerio de Jesús de Nazaret: María Magdalena (Lc. 8:2); Susana y Juana, la esposa de Cusa (Lc. 8:3); María y Marta (Lc. 10:38); Salomé, madre de Jacobo y Juan, esposa de Zebedeo (Mt. 20:20); la suegra de Simón Pedro (Mt. 8:15); María esposa de Cleofás (Jn. 19:25). Otras muchas mujeres (Mc. 15:41).
Una columna sin nombre es para cada mujer de fe de la historia y del mundo. Para esas mujeres del pasado y del presente cuyos actos heroicos de fe, dan testimonio del gran amor que sienten hacia el Amado Salvador y el corazón de servicio que expresan por la Iglesia.
En ese atrio hay cuatro capillas con murales en mosaicos de escenas de Jesús de Nazaret:
(1) Capilla «Andando Sobre Las Aguas». Jesús Rescatando a Simón Pedro del mar (Mt. 14:29-31).
(2) Capilla «Pescadores de Hombres». El llamado a Simón Pedro y a Andrés (Mt. 4:18-20).
(3) Capilla «María Magdalena». Después que Jesús la liberó de los demonios (Lc. 8:1-2).
(4) Capilla «Hija de Jairo». Jesús resucitando a la única mujer en su ministerio (Mc. 5:41-42).
En el santuario hay doce columnas con pinturas de los Doce Apóstoles cada uno con los símbolos que los identifican. El altar posee la forma de una barca del tiempo de Jesús de Nazaret, con el mástil en forma de cruz, y un cristal amplio que deja ver el mar de Galilea.
Y una capilla subterránea ecuménica o interconfesional llamada del «Encuentro» con una calle de piedras arqueológicas encontradas en el mercado de la localidad en la época de Jesús; el pintor chileno Daniel Cariola, un artista chileno, creo una pintura al óleo con diferentes pies en sandalias de la multitud, los apóstoles y las de Jesús de Nazaret. La mujer del flujo de sangre, tiene su brazo izquierdo o zurdo extendido y el dedo tocando el manto o talit de oración del Señor.
El Duc In Altum es uno de mis lugares favoritos de los santuarios de los Evangelios en la Galilea. La enfermedad de aquella mujer se encontró con el Sanador.
«Jesús fue con él, y toda la gente lo siguió, apretujada a su alrededor. Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua. Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años, había gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró. De hecho, se puso peor. Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica. Pues pensó: ‘Si tan solo tocase su túnica, quedaré sana’. Al instante, la hemorragia se detuvo, y ella pudo sentir en su cuerpo que había sido sanada de su terrible condición» (Mc. 5:24-29, NTV).
2. Capernaum: Parte de la ventaja económica de Capernaum (el hebreo lee Kfar Nahum) era que por allí atravesaba una carretera principal, conocida como la Via Maris y que conducía de Palestina a Siria, al Líbano y a Persia. Se le conoció también como el Camino de los Filisteos.
Isaías 9:1 menciona ese Camino del Mar o Via Maris: «Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles».
Los que hemos visitado Capernaum vemos descubrimientos arqueológicos que ilustran la importancia de esta ciudad galilea norteña. La presencia de las hordas romanas, la marcha de caravanas civiles y su centro religioso que era la sinagoga, frecuentada por Jesús de Nazaret, le daban a la misma un toque distintivo.
En Capernaum, a orillas del lago de Tiberias, y al norte del mismo, Jesús de Nazaret tuvo una visión, en aquella encrucijada de caminos, en la que distinguió a dos hermanos entre muchos pescadores, que respondían a los nombres de Simón Pedro y de Andrés, siendo mayor el primero.
3. Betsaida: Ciudad original de Simón Pedro y Andrés, aunque ellos residían en Capernaum. El discípulo Felipe era de Betsaida también. La misma se asocia con el ministerio de Jesús de Nazaret. Las ruinas de Betsaida fueron descubiertas hace 30 años por el Dr. Rami Arav. En el 2018, el Dr. Arav con un grupo de 20 arqueólogos descubrió la puerta principal de Betsaida, monedas de oro, jarros y llaves de casas. Prueba de un templo romano construido por Herodes Felipe fueron descubiertas.
«Vino luego a Betsaida y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea, y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase, y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea» (Mc. 8:22-26).
«Enseguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, en tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar, y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra» (Mc. 6:45-47).
«¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto