José Carlos Mariátegui

Antología


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en los casos referidos eran sucesos del acontecer local los que motivaban la escritura del autor de los 7 ensayos, la arena periodística sobre todo lo iba a vincular, y con especial protagonismo desde su viaje a Europa, a la escena internacional. El periódico, según señalaría en 1923, “es un vehículo, mensajero, agente infatigable de las ideas”, un artefacto que “recoge el latido y la pulsación de la humanidad infatigable”.[15] Una de las primeras tareas de Mariátegui al ingresar en su adolescencia al diario La Prensa había estado vinculada al trabajo con telegramas provenientes de las provincias peruanas y con cables de las agencias internacionales.[16] Ya entonces, esas partículas informativas constituían un insumo sustancial para sus ulteriores elaboraciones.[17] Y en su madurez lo serían aún más, al punto que uno de los espacios permanentes en los que volcaría sus ensayos semanales en Mundial iba a llevar por nombre “Lo que el cable no dice”, un título que tanto confirma ese lugar privilegiado que otorgaba al flujo internacional de noticias, como advierte acerca del necesario tamiz crítico con que esa fuente debía ser procesada.

      Pero esos objetivos se veían facilitados por el surgimiento de una opinión pública globalizada, cuya materialización reciente Mariátegui describía con singular entusiasmo: