José Carlos Mariátegui

Antología


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la lucha que por la realización del socialismo libran, en el mundo, innumerables muchedumbres, animadas por su doctrina”.[89] Finalmente, como fenómeno intelectual el marxismo exhibía gran plasticidad, tanto en su diseminación espacial (contaba con especialistas en países como China o Japón) como en las maneras en que absorbía otros saberes y se fusionaba con otras corrientes de la contemporaneidad. No obstante, corresponde decir que ese señalamiento habla seguramente más de las aperturas del socialismo de Mariátegui que de tendencias efectivamente existentes, como evidencian su singular insistencia en valorar la orientación comunista del surrealismo o, más aún, su interés en favorecer una zona de contacto apenas incipiente: la que buscaba yuxtaponer freudismo y marxismo.[90]

      ¿Cómo pensar, en definitiva, el gesto de Mariátegui al componer la que probablemente haya sido la respuesta más sofisticada recibida por el libro de De Man, el texto que por excelencia buscaba desafiar al marxismo en la escena internacional de su tiempo? Mariano Siskind ha escrito que la figura del intelectual cosmopolita latinoamericano opera desde la presuposición de

      Al polemizar con De Man, al apropiarse del surrealismo y debatir sobre sus derivas a fines de la década de 1920, al sopesar las alternativas del socialismo en el Japón, o al elogiar matizadamente la figura de Rabindranath Tagore (es decir, al discutir con las expresiones más significativas de la cultura mundial de su tiempo), Mariátegui actúa como si el mundo fuera un espacio liso y sin estrías ni jerarquías culturales, como si fuera lo mismo escribir desde París que desde Lima. El corolario de esa actitud es que, en términos de modernización cultural y aggiornamento político-intelectual, su postura resultó más fértil que la de quienes se contentan con quejarse o denunciar las asimetrías geopolíticas o culturales.

      Entre la brújula y la arborescencia, un socialista cosmopolita en América Latina

      Criterios de esta edición

      Esta antología se distingue de las anteriores al optar por un criterio mixto, que tiene como fin seguir de cerca las decisiones del propio autor (con algunas excepciones que se especifican al inicio de cada parte del volumen). Como ya se ha dicho, Mariátegui publicó en vida dos libros, y tenía otros dos en preparación al momento de morir, Defensa del marxismo y El alma matinal. Los cuatro volúmenes siguen una misma mecánica: la reunión de ensayos breves que habían visto la luz con antelación. El resto de sus escritos fueron ordenados y publicados por sus hijos desde la década de 1950 en los tomos de la llamada “edición popular”, que luego contó con numerosas reediciones en las que se introdujeron sucesivas modificaciones. En ese curso, además, los dos libros inéditos fueron “engordados” o reordenados (en especial, El alma matinal).

      La presente antología, que apunta a ser representativa, en algún grado, del conjunto de la obra mariateguiana, está organizada entonces en cinco partes: las cuatro primeras reproducen algunas secciones de los libros que Mariátegui publicó o estaba pronto a publicar; la quinta, “Socialismo cosmopolita”, se construyó en cambio a partir de una selección del resto de sus ensayos de acuerdo a un principio temático propio, y con prescindencia de las modalidades de agrupación de sus escritos llevadas a cabo por sus hijos y otros investigadores luego de su muerte. Los textos se publican con correcciones mínimas de erratas presentes en los originales. Se hicieron actualizaciones imprescindibles de grafías, sin desmentir ni “normalizar” formas idiosincráticas del autor. Se respetó la influencia de lenguas extranjeras en ítems léxicos así como en la sintaxis, con levísimos retoques cuando alguna formulación podía dar pie a equívocos. También se sumaron notas contextuales, bibliográficas o de remisiones internas; en los casos en que se expandieron notas redactadas por el autor, la nueva información figura entre corchetes.

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      Amigos y colegas colaboraron de diferentes maneras con este libro. Quiero agradecer en primer lugar a Ricardo