Al contrario, una fuerza o tensión muscular relativamente constante puede producir una modificación significativa de la fuerza angular. Ello se debe a que el momento de torsión es el vector producto de la fuerza y la distancia perpendicular desde la línea de acción a la fuerza hasta el punto de apoyo sobre el que actúa (T = r x F). Por lo tanto, si la fuerza o bien la distancia cambian, se producirá un cambio de la fuerza angular.
Este hecho es importante para comprender algunos de los nuevos aparatos que dicen gozar de unas condiciones de trabajo con isoaceleración. No existe básicamente diferencia entre un aparato de «isofuerza» (fuerza constante) y uno de «iso-aceleración», ya que la aceleración y la fuerza son directamente proporcionales, de acuerdo con la Segunda Ley de Newton. Es incluso más importante remarcar que una acción sobre una articulación está siempre asociada con dos aceleraciones o fuerzas mutuamente perpendiculares: la aceleración radial dirigida hacia el punto de apoyo, y la aceleración tangencial, actuando en ángulos rectos en relación con la aceleración radial. Al diseñar un aparato de aceleración o fuerza constante, normalmente desearíamos que la aceleración angular sobre la articulación permaneciese constante. Tal y como sucede con los aparatos isocinéticos, no es posible crear un aparato verdaderamente de isoaceleración, ya que la acción articular siempre conlleva cambios tanto en en el sentido de las agujas del reloj como en el sentido contrario. En algún momento la extremidad debe desacelerar para descansar, mantener una breve fase de tensión isométrica o realizar un retroceso elástico, y luego acelerar en la dirección opuesta. Numerosos investigadores utilizan aparatos isocinéticos o de isoaceleración para medir la fuerza, la resistencia y el trabajo, pero nunca corrigen las fases donde no se produce de una actividad isocinética o isoaceleradora. Científicamente, no se puede simplemente ignorar las fases isométrica, concéntrica y excéntrica del trabajo porque sean de corta duración. Sin embargo, esto es exactamente lo que ha sucedido con gran parte de la investigación sobre la acción muscular, una situación que indudablemente ha distorsionado nuestro conocimiento de la fuerza, la resistencia y el trabajo, particularmente en el entorno terapéutico.
NATURALEZA TRIFÁSICA DE LA ACCIÓN MUSCULAR
Está universalmente reconocido que el movimiento dinámico es el resultado de una contracción concéntrica, en la que la acción muscular supera la carga, y una contracción excéntrica, en la que la acción muscular es superada por la carga. En consecuencia, una acción muscular dinámica se ha descrito como bifásica, un término que simplifica la compleja naturaleza de la acción muscular.
Una categorización clásica de la acción muscular afirma que existen dos grandes tipos de acción muscular: estática (isométrica) y dinámica (concéntrica y excéntrica). Sin embargo, este claro, pero en cierta manera ingenuo esquema, confunde un hecho muy importante: toda acción dinámica debe contener una fase estática. Resulta imposible iniciar, finalizar, luego repetir cualquier movimiento sin la intervención de una contracción muscular estática de algunos o todos los músculos responsables del movimiento. Esto no es meramente pedantería científica, sino un problema de fundamental importancia para la comprensión de todo movimiento muscular, y es esencial que su rol sea reconocido en todos los análisis cinesiológicos y de acondicionamiento muscular.
En toda actividad humana, un músculo se debe contraer desde su estado de reposo antes de que el movimiento sea posible. Esta contracción tiene siempre lugar bajo condiciones isométricas. Solamente cuando se ha desarrollado una suficiente tensión en las fibras musculares, puede iniciarse la acción dinámica. En otras palabras, la tensión muscular desarrollada sólo puede contrarrestar la carga externa. Si el músculo produce suficiente tensión para superar la carga externa, se producirá una contracción concéntrica. Si el músculo no produce la tensión necesaria, se producirá una contracción excéntrica. Así pues, toda acción muscular dinámica es trifásica. La fase inicial desde el estado de reposo es siempre isométrica. A ella le seguirá una fase concéntrica o bien una fase excéntrica, dependiendo del movimiento. Al completarse esta fase, la articulación permanecerá durante un cierto período con una actividad isométrica, después de la cual le seguirá una fase excéntrica o concéntrica para retornar la articulación a su posición original.
En un movimiento balístico, la fase de transición isométrica entre las fases concéntrica y excéntrica es muy breve, mientras que puede ser mucho más larga en esfuerzos máximaes mucho más lentos, por ejemplo, por un halterófilo realizando sentadilla o press de banca. La breve contracción isométrica entre las fases excéntrica y concéntrica de un movimiento pliométrico es de particular importancia en el entrenamiento de velocidad-fuerza. Ésta es una de las formas para la realización de una acción explosiva isométrica, a diferencia de los ejercicios isométricos a una velocidad más lenta (ver cap. 4). Se asocia a la generación de una gran potencia muscular en movimientos como el levantamiento de pesas con barra, el lanzamiento de martillo o el salto de altura, que combinan un impulso concéntrico máxima voluntario de los extensores de la rodilla con una contribución refleja de la acción isométrica explosiva producida por el rápido descenso de la rodilla.
La reducción de la velocidad y la detención final o cambio de la acción articular no son tan simples como se ha sugerido en algunas ocasiones por breves descripciones cinesiológicas presentes en revistas populares de musculación y en muchos libros de texto. Frecuentemente, la finalización o el cambio de movimiento se atribuyen a la acción iniciadora de los agonistas que sufren la oposición de los antagonistas, neutralizadores o músculos de categorías similares.
Los registros EMG (electromiográficos), estudios con plataformas de fuerza y análisis de vídeo revelan que éste es sólo uno de los varios mecanismos que controlan el tipo de acción articular. Del trabajo realizado por Basmajian (1978) y Siff (1986) se puede deducir que otras posibles acciones incluyen:
• la contracción excéntrica de los agonistas (movilizadores principales y asistentes);
• la contracción isométrica de los agonistas;
• la contracción concéntrica de los antagonistas;
• la contracción isométrica de los antagonistas;
• la acción isométrica de ciertos estabilizadores de la articulación protagonista o de las articulaciones cercanas;
• la acción concéntrica de otros estabilizadores de la articulación protagonista o de las articulaciones cercanas;
• la acción excéntrica de otros estabilizadores;
• la articulación protagonista o de las articulaciones cercanas;
• la tensión pasiva del tejido conectivo de la articulación protagonista (frenado armónico simple);
• el frenado armónico simple del tejido conectivo de las articulaciones cercanas.
No importa qué acción o combinación de acciones estén implicadas en la desaceleración, finalización e inversión de un movimiento articular específico, las Leyes del Movimiento de Newton sentencian que siempre existirá un momento en el que el sistema esté en reposo antes de moverse en la dirección opuesta.
Una contracción muscular isométrica se producirá bien concurrentemente con el estado de reposo o con un período corto posterior, dependiendo de si el movimiento es lento o balístico. Si el movimiento produce un retroceso debido a la elevada velocidad inicial, la liberación de la energía elástica almacenada contribuirá fuertemente al subsiguiente movimiento. Sin embargo, el retroceso elástico será aumentado, en algún momento, por la aparición de una acción muscular iniciada bajo condiciones isométricas precedidas por la estimulación excéntrica del reflejo de estiramiento miotático. Si el movimiento no va acompañado por ningún retroceso balístico, la extremidad llegará al estado de reposo y la acción muscular isométrica será la única iniciadora del movimiento subsiguiente.
La existencia de una fase isométrica en todo movimiento articular debe ser reconocido en el análisis del movimiento y al programar el ejercicio. La contracción isométrica no debería entenderse como un tipo de entrenamiento muscular separado que sólo se produce bajo circunstancias especiales, sino como un tipo de acción