Dave Grossman

Sobre el combate


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naturaleza.

      Shakespeare

      Enrique IV

      Un sueño insuficiente y el agotamiento físico son elementos clave que te predisponen a convertirte en una baja por estrés. Como dijo Patton: «La fatiga nos convierte a todos en cobardes». Si sabemos que el estrés es un incapacitante clave del guerrero y que la privación de sueño es un factor clave que predispone a los guerreros a la baja por estrés, la enfermedad mental y el tept, entonces una gestión adecuada de las horas diarias de sueño no requiere mucha ciencia.

      Muchos organismos policiales me dicen que tienen un problema serio con el estrés y me piden que les enseñe cómo tratarlo. Cuando les digo que lo primero es que se aseguren de que todos duermen lo necesario, protestan diciendo que es imposible. «Vale», les digo, «entonces, morid». Lo digo en broma, por supuesto, pero lo digo para que entiendan que si quieren hacer horas extras, disfrutar de una carrera profesional completa y poder ver cómo crecen sus nietos, entonces una de las cosas más importantes que pueden hacer es gestionar las horas de sueño.

      Los accidentes del Exxon Valdez, Chernóbil y Three Mile Island tienen una cosa en común: los tres fueron accidentes industriales que ocurrieron en medio de la noche y en los que estuvieron implicadas personas con problemas para gestionar las horas de sueño. La falta de sueño es la responsable de miles de millones de dólares en los accidentes industriales. Problemas similares han afectado a nuestros guerreros durante décadas y sólo ahora empezamos a responsabilizarnos. Es cierto que las agencias de policía y las unidades militares se encuentran a menudo faltas de personal, pero exprimir a los guerreros de los que disponen hasta la última gota no es la solución. Si hiciéramos a nuestros pilotos comerciales lo que les hacemos a los policías, los 747 se caerían del cielo como piedras de granizo.

      Durante la guerra de Vietnam y la del Golfo, los soldados pasaban días enteros sin poder descansar o dormir. Mi coautor recuerda muchos días privado de sueño en Vietnam. Christensen explica que una vez estuvo tanto tiempo despierto que, cuando finalmente pudo dormir, ni siquiera le despertó un ataque con cohetes. Y si nunca has sufrido un ataque así, te puedo asegurar que son muy ruidosos.

      Como ya tenemos una imagen más precisa de los requisitos de horas de sueño de un soldado, este tipo de privación es considerablemente menos frecuente. Desde principios de la década de 1970, los militares en Estados Unidos han intentado iniciar una revolución en la gestión de las horas de sueño. En una situación ideal, cuando los militares tienen que darlo todo, lo hacen sin dudar, pero entonces vuelven de inmediato a un ciclo de sueño porque saben que el sueño es tan vital como el aire, el agua y el alimento.

      Steven Brust, uno de mis autores favoritos, tiene un relato en el que un comandante veterano proclama tras pasar revista a las tropas: «Siempre puedo identificar al que nunca ha estado en combate». Un subordinado le pregunta si es porque parece nervioso. «No», responde el comandante, «cualquiera en su sano juicio estaría nervioso antes de la batalla.» «Entonces», pregunta el subordinado, «¿es porque parece más ansioso que los que tienen más experiencia?» «No, tampoco es eso.» Finalmente, el subordinado le pregunta directamente: «Entonces, ¿cómo lo puede saber?» Y el comandante le contesta: «Porque parece más cansado que los demás».

      Muchos viejos guerreros me han dicho en mis entrevistas con ellos que un soldado nunca desaprovecha una ocasión para dormir. Como dijo John Mosby en sus memorias de la guerra civil estadounidense: «Sólo un soldado conoce lo dulce que es dormir».

      La cafeína puede ser nuestro amigo; la nicotina no

      El buen café es como la amistad: rico, caliente y fuerte.

      Pan-America Coffee Bureau

      La cafeína es una droga potente y útil para combatir temporalmente los efectos de la privación de sueño, pero sólo si no se abusa. Si cuando te levantas lo primero que necesitas es «un triple» para reaccionar, un buen chute de un refresco de cola para pasar la mañana, dos o tres tazas para seguir activo tras la comida

      y un tazón para ver a tu familia al final del día, eres adicto y estás abusando de una droga potente que no estará ahí para ayudarte cuando la necesites de verdad. Lo mejor es utilizar la cafeína cuando es necesario, como recién levantado y después del almuerzo, dos momentos cuando la mayoría de nosotros necesita un poco de ayuda. Nunca tomes cafeína cinco o seis horas antes de acostarte.

      Si la cafeína no interfiere con tu sueño, eso prueba que has desarrollado una gran tolerancia y que no surtirá efecto cuando la necesites. Baja el consumo, pero sin dejarlo de golpe. A partir de mañana, bebe la mitad de lo que normalmente consumes, vuelve a cortar por la mitad al día siguiente y así sucesivamente hasta que estés tomando cafeína sólo dos o tres veces al día. Entonces, cuando realmente la necesites para un operación que se extienda en el tiempo, te será útil.

      La nicotina no ayuda contra la privación de sueño. Siempre hay un soldado en el perímetro que dice: «Si pudiera fumar, me mantendría despierto». No es verdad. Tras realizar la maniobra de sacar el cigarrillo y encenderlo, vuelve a estar tan soñoliento como antes, pero ahora corre el peligro de prenderle fuego a algo si se queda dormido.

      Sin embargo, existe una forma en la que la nicotina puede ayudarte a paliar la privación de sueño. Una vez estaba en Texas dando una presentación sobre asuntos policiales cuando un viejo Ranger tejano se me acercó en un descanso y me dijo: «Coronel, está usted equivocado. La nicotina puede mantenerte despierto». Y yo le contesté: «Caballero, ¿quién soy yo para contradecirle?» Pero me insistió: «No, escúcheme. Tiene que masticarlo». «Bien», dije, «quizás si tienes algo en la boca. Supongo que puede ser.» «No», contestó, «hay que masticarlo, escupirlo en las manos y luego frotarse los ojos.»

      En realidad, se trata de un truco antiguo. El hijo de un veterano de la segunda guerra mundial me habló de su padre, quien había sufrido el sitio de Bastogne, durante la batalla de las Ardenas, con la 101ª División Aerotransportada. Me dijo que el enemigo atacaba sin cesar, día tras día, lo cual hacía imposible que él o sus camaradas pudieran dormir porque nunca sabían cuando reemprenderían el ataque. Para mantenerse despiertos y en estado de alerta, tomaban un cigarrillo, sacaban una pequeña porción de las hebras de tabaco y se lo ponían bajo el párpado del ojo que no usaban para disparar, es decir, el que no se emplea para mirar por la mirilla del fusil. Ardía y picaba tanto que era imposible quedarse dormido. El dolor te mantiene despierto y esa es la única forma en que la nicotina te hará algún bien.

      1 Líquidos, munición, bajas y material.

      4. Miedo, activación fisiológica y rendimiento: las fases blanca, amarilla, roja, gris y negra

      En el campo de batalla, el enemigo real es el miedo, no la bayoneta ni la bala.

      Robert Jackson

      Las fases blanca, amarilla y roja

      Hervimos a diferentes grados.

      Ralph Waldo Emerson

      Eloquence

      Cuando duermes o gestionas el día sin pensar en nada en particular y sin estar preparado para que te ocurra nada malo, te encuentras en el nivel más bajo de reacción. Lo podemos llamar «fase blanca», un lugar donde te encuentras indefenso, vulnerable y confiado. El blanco es por las ovejas.

      Cuando asciendes a un nivel de alerta y reacción básicas, un lugar en el que estás psicológicamente preparado para el combate, entras en el ámbito de la «fase amarilla». Los perros, que son predadores por naturaleza, rara vez abandonan la fase amarilla. Siempre están preparados para jugar, luchar, retozar, aparearse o correr. Son supervivientes. También los guerreros deben esforzarse para permanecer en la fase amarilla. Un guerrero siempre intenta sentarse con la espalda hacia la pared.

      No hay una frecuencia cardíaca asociada a la fase blanca y a la fase amarilla; la diferencia es más psicológica que fisiológica. Sin embargo, a medida que la activación fisiológica aumenta, podemos empezar a asociar el nivel de «fase» con niveles concretos de frecuencia cardíaca.