John Carl Flügel

Psicología del vestido


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      11. Especialmente por Schurtz, 86.

      2. 95, p. 319.

      3. Tendencias muy semejantes pueden observarse en los monos antropoides, de los que Köhler dice: «Casi diariamente puede verse a los animales paseando con una soga, un pedazo de trapo, una brizna de hierba, o una rama sobre sus hombros ... Su placer aumenta visiblemente colgándose cosas. Ningún observador puede evitar la impresión de que ... los objetos que cuelgan del cuerpo cumplen la función de adorno en el sentido más amplio.» (W. Köhler, The Mentality of Apes, 2ª edición, pp. 92-93).

      4. Por ejemplo, W. McDougall, Introduction to Social Psychology, 1ª edición, p. 83. [Introducción a la psicología, Buenos Aires, Paidós, 1961.]

      5. Arthur Schnitzler llevó a cabo un fascinante estudio sobre un conflicto entre el exhibicionismo y el pudor en su conocida novela La señorita Else. En esta historia, un viejo libertino pide a la heroína que se le muestre desnuda en pago por cierta ayuda financiera indispensable que, bajo esta condición, concederá a su padre. En lugar de acceder a su requerimiento en privado, ella se quita el vestido y se muestra completamente desnuda en una sala repleta de público de un gran hotel, suicidándose después.

      La agudeza de la situación emocional en esta historia reside en el hecho de que el requerimiento (al que ella accede por la extrema urgencia de la necesidad de su padre), aunque contradice su tradición de pudor, atrae no obstante con vehemencia sus tendencias exhibicionistas reprimidas. Tales situaciones, en las que las consideraciones éticas de un nivel más elevado se alían con deseos instintivos fundamentales (siendo rechazada esta alianza, a su vez, por todos los elementos morales más profundos y más arraigados) están entre las más difíciles que se nos puede pedir que reconciliemos. En el caso presente el conflicto se soluciona de una manera que revela muy claramente el mecanismo inconsciente de «sobredeterminación» en el que deseos antagónicos se satisfacen por un mismo acto. Mediante su exagerada «sobrerreacción» a una solicitud «inmoral», Else crea una situación que le permite una complacencia mucho más satisfactoria en el exhibicionismo de lo que requieren las circunstancias, situación que, sin embargo, es al mismo tiempo de una vergüenza pública tan grande como para hacer imposible la continuación de la vida.

      6. La razón de esta exageración constituye en sí un problema psicológico de mucho interés en la historia de la medicina. Cf. Ernest Jones, 55.

      2. El adorno: aspectos teleológicos

      Tan grande es su interés por buscar la belleza.

      Sátiras vi, 501

      Juvenal

      Después de este breve examen de los principales motivos del vestido humano, nos corresponde analizar cada uno de ellos con mayor detalle. En el curso de este estudio, y en la medida en que tengamos éxito, adquiriremos un conocimiento más preciso de los distintos modos en que cada uno de los tres motivos logra alcanzar la satisfacción, tanto en lo que se refiere a los medios y situaciones externos de los que se vale cada uno como en cuanto a los impulsos internos que satisface y de los cuales surge.

      En este capítulo y en el próximo nos ocuparemos sólo del motivo del adorno. Éste puede estudiarse mejor si se lo considera bajo dos epígrafes principales. En primer lugar, nos ocuparemos de ciertos propósitos fundamentales del adorno; aquí insistiremos principalmente en factores psicológicos o sociales. En el próximo capítulo consideraremos ciertas formas o modos del adorno; por supuesto, la categoría psicológica de propósito también quedará referida allí, pero, en el tratamiento real, el acento recaerá sobre factores relacionados más definidamente con la indumentaria. En realidad, esa sección consistirá en gran medida en una clasificación de las principales formas de adorno.

      el elemento sexual

      Ha sido evidente para los estudiosos serios del vestido que de todos los motivos concernientes al uso de la ropa, los relacionados con la vida sexual tienen una posición predominante. Hay un total acuerdo en este punto, cualquiera que sea la concepción que se tenga acerca de la primacía relativa del adorno o del pudor. La minoría que considera al pudor como motivo primario piensa que el vestido es el resultado de un intento de inhibir la sexualidad (la historia de la hoja de parra en el Génesis es, por supuesto, un ejemplo de esta actitud). La gran mayoría que afirma la primacía del motivo del adorno sostiene que el uso del vestido surgió del deseo de realzar la atracción sexual y de llamar la atención sobre los órganos genitales.