Jesús Mallol

Cuenta atrás desesperada


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ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       DIRECCIÓN GENERAL DE LA POLICÍA. MADRID

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       SAN ANDRÉS. TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       CÁDIZ

       Martes, 23 de enero de 2001

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       DELEGACIÓN DEL GOBIERNO. LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

       SANTA CRUZ DE TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       DIRECCIÓN GENERAL DE LA POLICÍA. MADRID

       ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       SANTA CRUZ DE TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       Miércoles, 24 de enero de 2001

       ACORÁN. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       PLAZA WEYLER. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       COMISARÍA DE POLICÍA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       PLAZA DE ESPAÑA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       PLAZA WEYLER. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       DOMICILIO DEL DIRECTOR GENERAL DE LA POLICÍA. MADRID

       PLAZA DE ESPAÑA. SANTA CRUZ DE TENERIFE

       ESTACIÓN MARÍTIMA. PUERTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

       PUESTO DE POLICÍA. PUERTO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE

       A BORDO DEL BENTAYGA

       PUERTO DE AGAETE. GRAN CANARIA

       EN EL AUTOBÚS A LAS PALMAS

       LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

       AEROPUERTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

      Quedan reservados todos los derechos de difusión, también a través de película, radio, televisión, reproducción fotomecánica, soporte de sonido, soporte de datos electrónicos y reproducción sintetizada.

      © 2017 novum publishing s.l.

      ISBN Libro impreso: 978-84-9072-530-6

      ISBN e-book: 978-84-9072-531-3

      Lectorado: Cristina Andrés

      Foto forro: Fernando Gregory | Dreamstime.com

      Diseño de portada, layout & composición: novum publishing s.l.

       www.novumpublishing.es

      El timbre sonó con reverberación, una especie de eco desagradable en la casona medio vacía. En realidad, más que una casa era casi una ruina. Se trataba de una vieja casona rural, aislada, destartalada y casi desamueblada, pero con la ventaja de que, al menos hasta ahora, no estaba controlada y vigilada por la Gendarmería. La lluvia sonaba como un débil y triste martilleo en los cristales cuando uno de los ocupantes de la habitación, el más joven, se levantó para ir a abrir la puerta en el piso de abajo.

      Desde la planta superior, donde estaban los dos únicos ocupantes de la casona, habían visto aproximarse por el camino de grava al recién llegado. Era Iñaki Izaguirre, y en lo que cubría la vista no se veía a nadie más.

      A lo lejos, en la bruma que flotaba en el aire como enredada en las ramas desnudas de los árboles, se adivinaba la torre de Guéthary, cerca de San Juan de Luz. Era un pueblo precioso, una zona en la que se habían sentido seguros y cómodos durante mucho tiempo, pero ahora los malditos franceses se habían dejado comprar por los españoles y los estaban traicionando casi cada día.

      –Pasa, Iñaki. ¿Cómo va todo? –dijo el hombre abriendo la puerta, mientras dirigía una mirada desconfiada hacia el exterior.

      –Bien; no me ha seguido nadie.

      El hombre que había abierto la puerta, que se identificó sólo como Josu, acompañó a Iñaki hasta el piso de arriba donde lo esperaba Ingude (yunque, en español). Al llegar a la habitación, después de los saludos iniciales, Josu se levantó levemente el suéter, sacó la pistola que llevaba metida en el cinturón, se la puso en un bolsillo del pantalón, más cómodo, y salió de la habitación para pasear por el resto del edificio, vigilando desde las ventanas el exterior de la casa.

      El recién llegado miró a Ingude frotándose las manos con un cierto nerviosismo mientras que este le señalaba una silla. Le parecía mentira estar allí reunido con Ingude, el viejo militante que llevaba décadas actuando en primera línea contra la ocupación de Euskal Herria y que era una leyenda viva para las actuales generaciones. Sin embargo, muy pocos lo conocían directamente y menos aún habían hablado con él.

      –Se trata de realizar una acción –dijo Ingude sin más preámbulo–. Desde el verano pasado los españoles nos están dando hostias a barullo, así que la dirección ha decidido enseñarles los dientes a base de bien, y tú eres el indicado.

      –Bueno, también nosotros les hemos dado unas cuantas –contestó Iñaki refiriéndose a las hostias.

      –No han sido tantas, ni tan buenas, Iñaki. Ha habido algunas acciones que han salido fatal, como la explosión de la bomba de Patxi Rementería antes de colocarla, o la pérdida del coche aquel cargado de explosivos por una avería en Benabarre, en Huesca. Y las veces que no ha salido bien, como el tiro de Ramón Rekalde, que sólo quedó herido leve, o la caída de los compañeros de Andalucía. Además, los franceses también nos están jodiendo aquí mismo.

      «Nos están deteniendo a montones, no sólo a nosotros, sino también a los compañeros de Euskal Herritarrok, a los de EKIN, a todo Dios; y por si fuera poco, hasta la propia Ertzaintza está metiendo la pata. Y en Francia, tres cuartos de lo mismo; fíjate en qué condiciones tenemos que reunirnos –dijo señalando con la mano la inhóspita habitación en la que se encontraban–, en sitios siempre cambiantes y tomando todo tipo de precauciones.

      –Sí, la situación la conozco, y aunque es verdad que hemos tenido algunos tropiezos y algunos fallos, no creo que sea tan mala.

      –Iñaki, no estamos aquí para hacer un análisis de la situación, sino para preparar algunas acciones que nos lleven a nivelar otra vez nuestra posición –cortó Ingude en seco–. La dirección ya ha hecho ese análisis y ha decidido dar un golpe fuerte y contundente, donde no se lo esperan, para que levante la moral de nuestra gente; por el tipo de acción que se ha pensado y por el entrenamiento que has recibido, eres el mejor para llevarla a cabo. Además, tú no estás tan buscado como otros compañeros y te podrás mover más libremente.

      –Por supuesto, Ingude. Dime de qué se trata.

      –Bien. Consiste en poner un coche preparado en Tenerife. Hasta ahora los españoles han aprendido que los podemos golpear en cualquier sitio, en Madrid, Barcelona o Andalucía, pero siguen creyendo que las Canarias están exentas porque se trata de