revelación de la ira de Dios contra todos los hombres, Romanos 1:18-3:20. La sección 1:18-2:16 trata de la ira de Dios contra todos los hombres en general, mientras que 2:17-3:8 enfatiza la ira de Dios contra los judíos en particular; y 3:9-20 afirma la conclusión general. La estructura de esta sección de Romanos puede ilustrarse mejor por medio de dos círculos concéntricos.18
Una vez más, simplemente preguntaremos qué enseña este pasaje sobre el tiempo, los resultados, y el alcance del juicio que se tiene presente aquí.
Sus resultados son muy claros. Positivamente, es vida eterna. Observa las descripciones del v. 7: “vida eterna… gloria y honra e inmortalidad” y el versículo 10: “gloria y honra y paz”. Estas palabras describen claramente la dicha del estado eterno y la resurrección.
Negativamente, el resultado de este juicio también es claro. Es muerte eterna o castigo eterno. El contraste con la vida eterna (v.7) crea la suposición más fuerte de que Pablo está describiendo aquí el tormento eterno. Esta suposición es confirmada por el lenguaje que usa Pablo – todo el cual se refiere de manera característica a los tormentos del castigo eterno. Esto es así en el versículo 5 que habla de “ira” y del “justo juicio de Dios”, en el versículo 8 que habla de “ira y enojo”, en el versículo 9 que habla de “tribulación y angustia”, y en el versículo 12 que habla de aquellos que “también perecerán”.
La enseñanza de pablo sobre el alcance de este juicio también es enfática. En general el alcance es “cada uno” (v. 6); “todo ser humano que hace lo malo” (v. 9); “todo el que hace lo bueno” (v. 10); y “todos los que sin ley han pecado”; y “todos los que bajo la ley han pecado” (v. 12). En particular el alcance es tanto los justos como los impíos (nótese los vv. 7-10); tanto los judíos como los gentiles (nótese los vv. 9-12, donde la palabra griega habla de los que no tienen la ley); y tanto los vivos como los muertos (esto está claramente implícito en la suposición de Pablo de que tanto sus contemporáneos como aquellos en el pasado experimentarían este juicio. Observa el tiempo presente de los verbos en los versículos 4, 5, 7-10).
El tiempo de este juicio también está claro, por no decir enfático. Las siguientes consideraciones claramente apuntan al tiempo de este juicio como el de la segunda venida de Cristo. Primero, los paralelos entre los versículos 6 y 16 y Mateo 16:27 lo muestran.
El lenguaje de estos versículos es claramente paralelo a Mateo 16:27, pero en Mateo 16:27, hay una referencia explícita a la segunda venida de Cristo: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”
En segundo lugar, el paralelismo entre las recompensas mencionadas aquí y las recompensas dadas a los cristianos en la Segunda Venida manifiestan esta conexión. Observa el versículo17 que habla de vida eterna y compáralo con Mateo 25:46. Observa los versículos 7 y 10 que hablan de gloria, y confróntalos con Colosenses 3:4; 1 Corintios 15:43; Romanos 8:18. Observa el versículo 7 que habla de inmortalidad y compáralo con 1 Corintios 15:53.
En tercer lugar, la mención explícita del día cuando Dios juzgará los secretos de los hombres por Jesucristo (vv. 5, 16) también deja claro el tiempo de este juicio. Este es el día del juicio enseñado en el evangelio de Pablo (v. 16). Para Pablo día es con frecuencia un sinónimo de juicio (1 Cor. 4:3). El día escatológico es el tiempo de la segunda venida de Cristo (1 Cor. 4:3-5; 2 Tes. 1:10; Rom. 13:12; 1 Cor. 1:8; 3:13; 5:5; Fil. 1:6; 2 Tes. 2:2).
Una vez más, nuestra tesis ha quedado plenamente establecida. Romanos 2:1-16 está hablando claramente de un juicio general que es absolutamente universal en alcance, que da como resultado vida eterna o muerte eterna; y que tiene lugar en la segunda venida de Cristo.
III. 2 Pedro 3:3-13
3 Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,
4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?
Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua;
7 pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir,
12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
2 Pedro 3 es uno de los pasajes más ricos y más interesantes en la Biblia con respecto a la estructura de la escatología. Presenta su propia perspectiva única de la estructura de la historia redentora, mientras que al mismo tiempo confirma la tesis general que estamos estableciendo con respecto al juicio general.
El versículo 4 tomado con los versículos 9 y 13 muestra que el tema de este pasaje es la certidumbre de la promesa de Cristo de venir de nuevo. El término promesa, en cada uno de estos versículos se refiere a la promesa de la parousia, una palabra griega que habla de la segunda venida de Cristo como Su llegada. Hemos de notar aquí que el término “el día del Señor”, es equivalente a, y sinónimo de, la parousia de Cristo. Varias consideraciones lo demuestran:
1. Como se ha visto, a lo largo de todo el Nuevo Testamento el día del Señor Jesucristo es el día de la Segunda Venida.
2. El término Señor, designa a Jesucristo a lo largo de todo este pasaje y, de hecho, a lo largo de toda Segunda de Pedro sin excepción (3:2, 8, 9, 15, 18).
3. La conexión entre la mención en el versículo 9 de la “promesa” del Señor y la sustitución de la frase “día del Señor”, en el versículo 10 obliga a la identificación de los dos acontecimientos.
Es más, el término “día de Dios”, en el versículo 12 también es una referencia sinónima al mismo acontecimiento:
1. La conexión demanda esta identificación.
2. La designación “Dios”, puede ser una referencia a Jesucristo (2 Ped. 1:1). La segunda venida de Cristo, Su parousia, es el énfasis que impregna este pasaje.
Simplemente en sus términos y por sí misma, ¿cuál es la escatología de 2 Pedro 3:3-18? Pedro claramente divide toda la historia en tres mundos divididos por dos juicios universales (véase la siguiente figura).
Una vez se entiende este esquema simple, se puede llenar con todo tipo de detalles suministrados por Pedro.