Entre los principales rasgos del modernismo hay que destacar su escepticismo de cualquiera pretensión teórica de gran alcance, o de lo que ellos llamaron las grandes narrativas, celebrando la duda, la ironía, la experiencia vivida, la deconstrucción de las creencias y la interpretación de prácticas culturales minúsculas6. El postmodernismo surgió directamente de la revolución de 1968 y el ingreso a la academia de nuevos grupos de jóvenes. Hay que reconocer que puso en discusión asuntos que eran antes considerados como verdaderos dogmas; en verdad, “agitó aguas estancadas, pero dejándolas enturbiadas”7.
Legado intelectual de Joseph Schumpeter
y Karl Polanyi
Las críticas de la macrosociología histórica a las limitaciones de la economía neoclásica y posmodernismo no desestiman el legado intelectual de Schumpeter sobre el valor del “emprendimiento” en la construcción de una nueva economía. Cabe preguntarse entonces quiénes serán los agentes del emprendimiento y cuál debería ser el principal objeto de su imaginación creadora. ¿Es posible emplear las energías del emprendimiento para conseguir mercados más creativos y menos destructivos? También es necesario tomar en cuenta la idea de Karl Polanyi acerca de los “mercados ficticios”, como la tierra, el dinero y la vida humana, los cuales no deberían ser objeto de transacciones mercantiles. En el siglo xxi, debemos entender en un sentido genérico que “tierra” significa el medio ambiente, “dinero” es financiamiento global y “vida humana”, la internalización de los costos de la reproducción social mediante el financiamiento público, decente y sostenible de la salud, la educación, la vivienda, las pensiones y la seguridad social de todos los ciudadanos8.
Los conceptos de desarrollo económico
y emprendimiento en Schumpeter
En su Teoría del desarrollo económico, publicado en 1911 en alemán, Schumpeter señaló que el simple crecimiento de la economía a causa del crecimiento de la población y la riqueza no debía ser considerado como un proceso de desarrollo puesto que no suponía fenómenos cualitativos nuevos, sino tan sólo procesos de adaptación. Para Schumpeter,
“[…] el desarrollo es un fenómeno distinto, completamente ajeno a lo que puede ser observado en el flujo circular de la economía o en la tendencia hacia el equilibrio. El desarrollo económico es un cambio […] en los canales del flujo circular, es una perturbación del equilibrio que altera y desplaza para siempre el estado de equilibrio existente previamente”9.
“Las innovaciones en el sistema económico como regla no toman lugar de forma que primero aparecen los deseos en el consumidor y luego el sistema económico se mueve debido a esas presiones […]. Es el productor como norma el que inicia el cambio económico y finalmente los consumidores son educados por los productores”10.
El concepto de desarrollo supone “una nueva combinación” de los elementos que condicionan el proceso productivo y cubre los siguientes cinco casos: 1) la introducción de nuevos bienes, esto es, bienes con los cuales los consumidores no están familiarizados o un bien que presenta una nueva cualidad; 2) la introducción de nuevos métodos de producción; 3) la apertura de nuevos mercados; 4) la conquista de una nueva fuente de oferta de materias primas o bienes semifacturados; 5) el establecimiento de una nueva organización industrial. Una nueva combinación cobra forma en nuevas industrias que generalmente no surgen de las antiguas, pero que inician su proceso de producción al lado de ellas11.
El concepto de emprendedor puede utilizarse en un sentido amplio y en un sentido más estrecho. En un sentido amplio se puede comprender dentro de la categoría cualquier persona que ejerza la función de emprender: hombres de negocios independientes, empleados dependientes de la compañía, como gerentes, miembros del directorio, y aún aquellos que controlan la mayoría de las acciones12. El llevar a cabo una nueva combinación, lo cual define al emprendedor, no significa necesariamente que este esté permanentemente conectado con una empresa. Existen muchos financistas y promotores que pueden ser emprendedores en un sentido lato. Por otra parte, el concepto de emprendedor también es más estrecho que el tradicional en cuanto no incluye a todos los jefes de las empresas o gerentes o industriales, que solamente se dedican a operar un negocio establecido. En este caso, sólo se consideran como emprendedores a aquellos que realizan la función denominada “una nueva combinación” de los elementos que condicionan el proceso productivo, según se describió en el párrafo anterior. La definición de Schumpeter distingue entre emprendedor y capitalista. Aquellas caracterizaciones del emprendedor como “iniciador”, “autoridad” o “visionario” concuerdan completamente con su definición y no se encuentran generalmente dentro del ámbito rutinario del flujo circular13.
Debido a que ser emprendedor no es una profesión y, en general, tampoco una condición duradera, no forma una clase social en el sentido técnico, como los terratenientes, los capitalistas o los trabajadores. Por supuesto, la función emprendedora puede conducir a una cierta posición de clase. La función del emprendedor en sí misma no puede ser heredada, como bien lo demuestra la historia de las familias que se dedicaron a las manufacturas14.
La posición de Schumpeter se caracteriza…
“[…] por tres pares de oposiciones: primero, la oposición de dos procesos reales: el flujo circular o la tendencia al equilibrio, por una parte, y cambio en los canales de la rutina económica o un cambio espontáneo en los datos económicos que surgen dentro del sistema económico. Segundo: por la oposición de dos aparatos teóricos: estáticos o dinámicos. Tercero, por la oposición de dos tipos de conducta […] simples gerentes y emprendedores”15.
Para la vida económica, cada etapa fuera de los límites de la rutina presenta dificultades e incluye un nuevo elemento. Este elemento nuevo es el que constituye el fenómeno del liderazgo16. Entre esas dificultades, Schumpeter destaca en primer lugar que los individuos, cuando actúan fuera de las vías acostumbradas, carecen de los datos y reglas suficientes de conducta para actuar de manera precisa. Algunas de estas dificultades pueden ser imaginadas, otras no. Esto es particularmente cierto en el caso de aquellos datos que el emprendedor desea transformar y de aquellos que desea crear. Todo esto supone que el emprendedor posee un alto grado de racionalidad consciente que la que supone la acción acostumbrada. Lo que el emprendedor enfrenta es el producto efectivo de la imaginación. Por lo tanto, hay que distinguir claramente la acción acostumbrada y la acción iniciada por el emprendedor. El éxito del emprendedor depende de su intuición, de su capacidad para prever hechos que finalmente cobren realidad. Todo esto no puede conocerse de antemano, por lo que tiene que concentrarse en reconocer los hechos esenciales, descartando aquellos que no lo son17.
Aquellos que quieren hacer algo nuevo tienen que enfrentarse a los hábitos que militan en contra de los proyectos embrionarios. La nueva combinación de elementos que el emprendedor quiere realizar exige esfuerzos extraordinarios para que los sueños lleguen a transformarse en realidades, todo lo cual supone “una libertad mental que sólo puede surgir de una fuerza extraordinaria muy superior a la que exigen las demandas de cada día y es, por lo tanto, algo muy peculiar y de una naturaleza muy rara”.
Otra dificultad de importancia es la reacción del medio social que el emprendedor desea cambiar o transformar. Entre estas reacciones hay que mencionar impedimentos legales y políticos18. A la superación de todas las dificultades se oponen los grupos que son amenazados por la innovación. Encontrar la cooperación para el cambio también supone ganarse a los consumidores que estarían abiertos a aceptar los bienes y servicios que la innovación procura ofrecer19.
Schumpeter distingue también el liderazgo económico de la simple “invención”. Si estas no se llevan a la práctica, las invenciones son irrelevantes. Llevar a cabo una transformación de la rutina es algo distinto a un simple invento, porque requiere aptitudes especiales. Aunque los emprendedores pueden ser también inventores, no son inventores por naturaleza20.
Además, Schumpeter señala claramente que “la personalidad del capitalista no corresponde con nuestra idea de liderazgo”21. En muchos sentidos, el típico emprendedor está muy centrado en sí mismo en comparación con otros actores