1976 [1776]: I, 139). Lo que Smith describe es, por lo tanto, un proceso de exclusión selectiva: a través de acuerdos institucionales se estableció un pacto social que restringía la entrada a los mercados, los habitantes de las ciudades lograron una combinación virtuosa de crecimiento, autonomía política y equidad relativa que al mismo tiempo transfirió presiones competitivas al campo.
Adam Smith proporciona ideas importantes sobre el papel crucial desempeñado por el acaparamiento de oportunidades en la configuración de la prevalencia relativa de la riqueza y la escasez en la ciudad y el campo. Pero estas ideas se habrían perdido si su unidad de análisis en La riqueza de las naciones no hubiera podido abarcar, en su narrativa, ambos conjuntos de espacios (ciudades y zonas rurales) y su interacción. Por ejemplo, Smith podría haber atribuido la riqueza de las ciudades al esfuerzo individual, la frugalidad y los valores de sus habitantes –y explicar así la relativa pobreza de los pobladores rurales como consecuencia de los logros insuficientes en alguna o todas estas dimensiones–. Pero su descripción evitó tal naturalización de los límites entre el campo y la ciudad, y destacó en cambio los procesos relacionales (incluidas la creación y aplicación de los límites de demarcación de “ciudad” y “campo”) que, para él, desempeñan un papel central en la explicación de la distribución desigual de la riqueza a través de estos espacios.
Del mismo modo, Korzeniewicz y Moran (2009) plantean que los registros de la desigualdad y estratificación contemporánea que asumen que el Estado nación constituye la unidad de análisis fundamental –y también, como sucede más a menudo, limitan sus observaciones a los países ricos– omiten procesos clave que dan forma a estos fenómenos aun dentro de las poblaciones ricas que estudian.[5] Estos procesos fundamentales que conforman la desigualdad y la estratificación social se han desplegado globalmente y durante un largo período de tiempo –y el estudio de estos fenómenos requiere una perspectiva histórica mundial–.[6] Esta perspectiva revela que los acuerdos institucionales que dan forma a la desigualdad dentro y entre países siempre han sido a la vez nacionales y globales, que los patrones más significativos de movilidad social implican retos a los patrones existentes de desigualdad entre las naciones y que los propios criterios de análisis habitualmente utilizados siguen desempeñando un papel fundamental en el mantenimiento de la desigualdad a nivel global. Nuestra comprensión de cada una de estas cuestiones cambia de manera drástica si se tienen en cuenta estas relaciones, lo que solo puede lograrse ampliando el alcance de nuestro análisis al mundo en su conjunto.
Los esfuerzos para construir un mapeo como ese han estado limitados tanto por la escasez de datos comparables adecuados como por el supuesto teórico que, hasta ahora, ha guiado la investigación sobre estratificación y movilidad. De hecho, las limitaciones empíricas que enfrentamos están relacionadas con supuestos teóricos predominantes. En su mayor parte se ha concebido que la estratificación y la movilidad social tienen lugar principalmente –si no por completo– dentro de las fronteras nacionales, y estos supuestos se afianzaron de manera profunda en la recolección de datos mientras esta metodología se desarrollaba durante el último siglo. Por lo tanto, la mayoría de los datos sobre desigualdad, por ejemplo, se ha extraído de encuestas nacionales de individuos y hogares desarrolladas en primer lugar por agencias nacionales de estadísticas con el propósito de configurar políticas a nivel nacional. Además, estos datos nacionales recopilados sobre todo en los países ricos se han utilizado en los trabajos de las ciencias sociales para identificar las tendencias y los patrones en –y construir narrativas “universales” sobre– la estratificación, la desigualdad y la movilidad social.
¿Qué tan diferentes son nuestros reportes de desigualdad y estratificación cuando observamos estos procesos y resultados desde una perspectiva global en vez de nacional? ¿Qué constituye la movilidad social cuando es vista desde el mundo como un todo? ¿Quién tiene la capacidad relativa para acceder a los diferentes caminos para la movilidad social y en qué medida, con el tiempo?
En este sentido, cambiar la unidad de análisis produce una perspectiva alternativa sobre la desigualdad y la estratificación. En lugar de estar limitados a nivel nacional, los acuerdos institucionales constituyen mecanismos relacionales de regulación, que operan dentro de los países y, a la vez, configuran las interacciones y los flujos entre ellos. No es fácil representar empíricamente esta conclusión, ya que los datos necesarios para construir tal descripción no están disponibles de inmediato. Un modelo preciso desde el punto de vista empírico, extendido en el tiempo y el espacio en una verdadera perspectiva histórica mundial requiere la creación de datos a escala global (no nacional), datos que hasta ahora no existen. En su ausencia, las siguientes son solo dos ilustraciones de cómo podría funcionar ese mapeo.
Korzeniewicz y Moran (2009) tomaron 85 países con datos de distribución del ingreso por deciles (el porcentaje o participación del ingreso acumulado por cada 1/10 de la población) disponible circa 2007, y calcularon para cada decil su ingreso promedio; por ejemplo, la participación en el ingreso que corresponde al 10% más rico de los Estados Unidos (USA10) es de casi el 28%, lo que se traduce en un ingreso promedio de US$127.500 por decil basado en el INB per cápita de los Estados Unidos en 2007. Estos 850 deciles de países se clasificaron de pobre a rico para establecer deciles mundiales (es decir, cada uno con el 10% de la muestra representativa), sus límites y su composición. Por ejemplo, la primera casilla en la parte superior del gráfico 1.1 representa el 10% más rico de nuestra muestra mundial, los deciles de países con un ingreso promedio de más de US$27 894. Aunque el tamaño de la población de un decil es equivalente, cada decil mundial contiene diferentes números de deciles de países porque los países tienen diferentes poblaciones nacionales (el gran número de deciles en los dos deciles más ricos del mundo refleja, así, a las poblaciones más chicas en esa parte del mundo).
Como se observa en el gráfico 1.1, casi todos los deciles de naciones de ingresos altos están contenidos dentro de los dos deciles más ricos del planeta, lo que ilustra por qué los estudios de movilidad y estratificación que se centran exclusivamente en este tipo de países están destinados a producir una interpretación muy estrecha de estos fenómenos. Como veremos más adelante, lo que representa la movilidad en estos estudios –por ejemplo, ascender en la escala profesional– significa desde una perspectiva global un movimiento dentro de lo que, de hecho, constituye una élite mundial (es decir, el movimiento dentro del 20% más rico del mundo). La movilidad más significativa, como se señala a continuación, implica el salto de fronteras para asegurar un flujo más drástico de los ingresos. Producir una mejor explicación de la estratificación global y la desigualdad mundial para identificar dichos patrones de movilidad requiere un enfoque diferente (histórico-mundial) en la recopilación e interpretación de datos sociocientíficos.
Para llegar a un mapeo más preciso de cómo la estratificación y la movilidad han cambiado en las últimas décadas, por ejemplo, resultarían más útiles los datos que combinan información sobre las distribuciones dentro del país (entre poblaciones rurales y urbanas, hombres y mujeres, calificados y no calificados) con medidas de cómo se desempeñan estas poblaciones dentro del país en relación con las poblaciones de otros países. Este mapeo proporcionaría una evaluación más productiva de los cambios en la posición relativa de varias poblaciones entre sí (diferentes ocupaciones dentro de un país u ocupaciones similares entre naciones) y de los retornos cambiantes de varias estrategias de movilidad social (utilidades según habilidad y educación).
Para concretar esta enorme tarea, Korzeniewicz y Albrecht (2012) mapearon los cambios en la estratificación ocupacional global entre 1982 y 2009 a partir de los datos salariales disponibles en las publicaciones periódicas del Union Bank of Switzerland (UBS). Desde 1971, cada tres años, el UBS publica encuestas de precios y salarios que se pueden utilizar para reconstruir, para más de tres docenas de ciudades de todo el mundo (incluidas las de países de ingresos altos, medios y bajos), salarios promedio para más de una docena de categorías ocupacionales (que van desde obreros de la construcción y trabajadoras fabriles no calificadas, conductores de ómnibus y maestros de escuelas primarias, hasta gerentes e ingenieros). Este ejercicio permite evaluar cómo las ganancias relativas de determinadas ocupaciones han cambiado con el tiempo, qué ocupaciones se han caracterizado por una mayor o menor convergencia global en sus ganancias y la medida en que los cambios en los ingresos relativos