Armando Alducin

La invasión de los ángeles caídos


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investigó sobre la probabilidad de la generación espontánea. Asistido por un grupo de prestigiosos científicos y avanzados equipos de cómputo, Hoyle determinó que la Teoría de la Generación Espontánea de Charles Darwin a partir de una simple bacteria era matemáticamente imposible y más aún tratándose del ser humano, argumentando que sus probabilidades “eran las mismas que las que tendrían las piezas de un edificio destruido por un tornado, de juntarse luego de nuevo de forma accidental.” Sin embargo, nunca concluyó que la vida podría tener su origen en un Creador.

      Hoyle recuperó una antigua idea del filósofo griego Anaxágoras (s. VI a.C.), y propuso la Teoría de la Panspermia (gr., πᾶν, pan, “todo,” y, σπέρμα, sperma, “semilla”), la cual plantea la posibilidad de que la vida terrestre haya podido tener un origen cósmico, es decir, que haya provenido del espacio exterior y llegado a la Tierra incrustada en restos de fragmentos rocosos (cometas, meteoritos y asteroides) y en el polvo estelar, impulsadas por la radiación de las estrellas. Los cometas se formaron al mismo tiempo que el Sistema Solar, y aún hoy viajan por el espacio, y hace 4,500 millones de años, en el período Precámbrico, la Tierra fue bombardeada por una lluvia cósmica que duró millones de años.

      Los planteamientos de la Teoría de la Panspermia cobraron fuerza hace unos años cuando, al analizar el meteorito marciano ALH 84001, aparecieron bacterias fosilizadas de hace millones de años. También en el meteorito Murchison se hallaron muestras de las moléculas precursoras del ADN. Sin embargo, no hay certeza de que estas bacterias o moléculas ya estuvieran allí cuando el meteorito impactó contra la Tierra.

      La vida bacteriana es la más resistente que se conoce. Se han reanimado bacterias que estuvieron bajo el hielo ártico durante decenas de miles de años. Por otra parte, algunas bacterias llevadas a la Luna en 1967 por la Surveyor 3, se reanimaron al traerlas de vuelta tres años más tarde. Los cometas, los meteoritos y el polvo estelar pueden contener materia orgánica que resistiría las condiciones extremas de un viaje interplanetario, de temperatura, radiación cósmica y aceleración y que sobreviviría el tiempo suficiente para llegar a otro planeta y la elevada temperatura al entrar en una atmósfera sin afectar su núcleo. Las moléculas orgánicas son bastante comunes en las zonas del Sistema Solar exterior, que es de donde provienen los cometas, y en las zonas interestelares.

      La Teoría de la Panspermia tiene dos versiones: la Panspermia Natural, plantea que la vida se propaga por el Universo mediante bacterias muy resistentes que viajan a bordo de cometas. En cambio, para la Panspermia Molecular, lo que viaja por el espacio no son bacterias, sino moléculas orgánicas complejas que al aterrizar en la Tierra se combinaron con aminoácidos e iniciaron las reacciones químicas que dieron lugar a la vida. Hay una variante de la Panspermia Natural, llamada Panspermia Dirigida, según la cual el proceso que “siembra” la vida en algunos lugares del Universo estaría controlado por mentes inteligentes.

      Si la Teoría de la Panspermia es aceptada como correcta, en estos momentos las semillas de la vida continuarían viajando por el espacio y la vida podría estar sembrándose en algún otro lugar del cosmos. Esto supone afirmar que hay vida fuera de la Tierra, algo que aún no se ha demostrado. Si en el futuro se encontrase vida extraterrestre, habría que probar que la vida en la Tierra proviene de esos organismos.

      La Teoría Panteísta

      La mayoría de las religiones del Medio Oriente enseñan la perspectiva del modelo panteísta, es decir, “Dios es todo y todo es Dios.” Esta filosofía no sólo es incompatible con la Biblia, sino también con la cosmología del siglo XXI. Uno de los mayores logros del siglo XX fue entender que el espacio-tiempo-materia tuvo un origen simultáneo (llamada por los físicos, “singularidad”) en un punto finito de la historia del universo. Este conocimiento fue la confirmación de diversas teorías, como la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein.

      Así pues, si como el panteísmo supone, “el universo es Dios y Dios es el universo,” hubo un tiempo en el que Dios no existía, pues a su vez, hubo un tiempo en el que el universo no existía. La existencia de un universo finito demanda que la causa de ese universo deba ser independiente de tiempo y espacio.

      Es posible concluir, entonces, que las condiciones químicas y las leyes de la naturaleza son insuficientes para explicar el origen de la vida. ¿Qué opciones quedan? Asumir que en alguna parte del universo las leyes de la física y la química son más favorables para el origen de la vida, no tiene el mínimo apoyo de evidencia científica alguna.

      Aceptar esta explicación es apelar a algo que se encuentra más allá de las leyes naturales, metafísicas y sobrenaturales. Dado que esto es verdad, la única opción que permanece es que el origen del universo debe haber sido un Creador extra-dimensional, independiente de nuestro dominio espacio-materia-tiempo.

      Notas

      Capítulo 2

      Vestigios del Pasado

      La arqueología ha aportado numerosos hallazgos que permiten profundizar en los sucesos del pasado y descubrir realidades que han estado reservadas para ser comprendidas a la luz de los eventos presentes y de las profecías anunciadas desde tiempos antiguos.

      Algunos de los vestigios de la antigüedad son los petroglifos y los monumentos megalíticos, generalmente datados de la Edad de Piedra. Por ejemplo, en las cuevas y canteras de la antigua Sumeria y Mesopotamia se han descubierto algunas pinturas que describen lo que parecen ser astronautas que vuelan en naves espaciales. Entre las creencias de las diversas culturas alrededor del mundo, hay historias de dioses humanoides que vuelan y llegan al mundo para interactuar y mezclarse con seres humanos, que han quedado plasmadas en la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura y en casi toda expresión artística. Entre tales expresiones, los monumentos o estructuras megalíticas alrededor del mundo son uno de los misterios asociados con la presencia de gigantes y de ángeles caídos hace miles de años. Hay cuatro expresiones de monumentos megalíticos que hacen parte de estos vestigios: menhires (grandes rocas verticales aisladas o en conjuntos alineados), dolmen (piedras gigantes que involucran una “cubierta” monolítica igualmente gigante, a manera de habitación o casa), y los crómlech (círculos de rocas).

      El trabajo realizado en esos monumentos es tan preciso y casi perfecto que, aun usando la tecnología de este tiempo, sería difícil duplicarlo. ¡Algunos de ellos son el equivalente tecnológico del Programa Espacial Apolo!

       Las Pirámides de Egipto

      Egipto permanece como uno de los más antiguos misterios culturales de la historia. Dos de los más misteriosos monumentos egipcios son la Gran Pirámide y la Esfinge de Giza, considerada la más antigua de las Siete Maravillas del Mundo y el monumento más grande construído en el mundo antiguo.

      La Gran Pirámide de Giza tiene un volumen 30 veces más grande que el edificio Empire State y pesa más de 6 millones de toneladas. Su altura original es de 147 metros y su base cuadrada tiene más de 230 metros de lado y cubre más de 5 hectáreas. En su construcción se usaron más de 2.3 millones de bloques, cada uno