acequias regaban todos los árboles del campo. Así el cedro creció más alto que todos los árboles. Gracias a las abundantes aguas, se extendió su frondoso ramaje. Todas las aves del cielo anidaban en sus ramas. Todas las bestias del campo parían bajo su follaje. Todas las naciones vivían bajo su sombra.
Era un árbol imponente y majestuoso, de ramas extendidas; sus raíces se hundían hasta las aguas caudalosas. Ningún cedro en el jardín de Dios se le podía comparar; ningún pino ostentaba un follaje parecido, ni tenían su fronda los castaños. Ningún árbol del jardín de Dios se le comparaba en hermosura. Yo lo hice bello y con un ramaje majestuoso. En el Edén, jardín de Dios, era la envidia de todos los árboles. Por eso, así dice el Señor omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes, yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad…
Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada. Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el Señor omnipotente.’”»”
Ezequiel 31: 2-11, 16-18
Es muy posible que este haya sido el Jardín del Edén pre-adámico que Dios diseñó para el reino terrenal de Lucifer, mucho antes de que Adán fuera creado y caminara en esta tierra; en el Jardín donde Dios puso a Adán, la vestimenta de Satanás no era “de toda piedra preciosa” ni tampoco él era el “querubín protector” (Ezequiel 28:13-15). Al parecer, Lucifer era el gobernante de este Edén pre-adámico, pues según las descripciones de Isaías y Ezequiel, él tenía autoridad y dominio sobre naciones (Isaías 14:12; Ezequiel 28:14-16, 31:6 y 16).
El Querubín Protector
“Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego.”
Ezequiel 28:14
La palabra hebrea que traduce “protector” es sakak, que significa “proteger, cuidar, defender, poner un cerco alrededor.” Esta misma palabra se usa para los querubines que “cubren” o “protegen” con sus alas el propiciatorio (Éxodo 37:9).
El término tiene varias aplicaciones en otros textos de la Biblia: en el Salmo 5:11, su uso va referido a Dios “defendiendo” a los que confían en Él; en el Salmo 91:4, su mención está dirigida a aquellos a los que Dios “cubre” (protege o defiende) bajo sus alas; y, finalmente, en el Salmo 140:7, su referencia es a David, cuando es puesto a salvo (cubierto o protegido) por Dios en el campo de batalla.
Lucifer era responsable de “cubrir, proteger y defender” el Edén, el Jardín de Dios, pero la libertad de las criaturas hacía posible que surgiera o se incitara a la rebelión en cualquier momento.
Lucifer en el Monte de Dios
La referencia al “monte de Dios” provee más evidencia de que el gobierno de Lucifer estaba en la Tierra. Siempre que se menciona la frase “monte de Dios” (heb. Har Elohim), se refiere literalmente a una montaña específica: el Monte Horeb (Éxodo 3:1), aquel donde se reunieron Aarón y Moisés (Éxodo 4:27) y donde este último acampó y luego subió para encontrarse con Dios (Éxodo 18:5, 24:13).
La Rebelión de Lucifer
La Biblia no menciona de manera precisa el momento en el que tuvo lugar esta rebelión, pero sí revela varios indicios de que la caída de Lucifer fue antes de la creación de Adán y Eva.
El Pecado de Lucifer
No se sabe el tiempo que tardó en crecer la semilla de la rebelión en el corazón de Lucifer; sin embargo, las Escrituras afirman que “a causa de la multitud de tus contrataciones, fuiste lleno de iniquidad” (Ezequiel 28:16 RV60).
La raíz hebrea de la palabra “contratación” es kullah, que significa “tráfico de mercancía;” la palabra traducida por “iniquidad” es chamas, que significa “violencia.” Uniendo estos dos conceptos, es posible concluir que Lucifer “se llenó de violencia por el tráfico deshonesto de mercancía.” Al parecer, él empezó a acusar y a calumniar a Dios y logró convencer a otros ángeles para que creyeran sus engaños. Actualmente, su ministerio principal es ser “el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios” (Apocalipsis 12:10), el que calumnia, acusa y miente.
“Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!”
Juan 8:44
Habiendo sido la creación más hermosa y preciosa de Dios, el corazón de Lucifer se enalteció y llegó a creerse similar a Dios por su hermosura y perfección. Así, “corrompió su sabiduría por causa de su esplendor” (Ezequiel 28:17). Esto dio origen a una “sabiduría diabólica” de la cual han hecho gala reyes, emperadores y césares, dictadores, criminales, etc.
“Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica.”
Santiago 3:14-15
Esta rebelión satánica involucró no sólo a los habitantes del mundo pre-adámico, sino también a una tercera parte de los ángeles que, dejándose persuadir por sus calumnias contra Dios, se le unieron en su intento de destronar al Creador (Apocalipsis 12:4, 7 y 10). Tanto Lucifer como los demás ángeles que lo siguieron, perdieron la reverencia por el trono de Dios, ignorando el mandato que luego fue transmitido a los hombres.
“Observen mis sábados, y tengan reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor.”
Levítico 19:30
La palabra hebrea que traduce “santuario” es miqdash, que significa “lugar santo, apartado o consagrado,” y se refiere al Tabernáculo y al Lugar Santísimo descritos en el Antiguo Testamento y que no debían ser profanados. La corrupción del corazón de Lucifer, la persuasión de una parte de la armada angelical y el intento de usurpar y profanar el trono de Dios sugiere una larga y amarga disputa o contienda del ángel rebelde contra el Creador, a quien probablemente, en medio de su amargura, calumnió y acusó de ser un tirano injusto en su gobierno sobre la creación, hasta que fue removido de su posición y la tierra fue hecha maldición.
El Juicio de Lucifer
Lucifer es el único personaje de quien la Biblia menciona que “cayó del cielo,” arrojado a la Tierra como consecuencia de su frustrado intento de usurpar el trono de Dios y su gobierno sobre el universo. La referencia de Lucas acerca de Jesús viendo “a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas 10:18), corresponde a la descripción de Ezequiel del “fuego saliendo de él” y reduciéndolo a “cenizas.”
Pero Lucifer no sólo fue arrojado a la Tierra derrotado y humillado, sino también despojado de su posición y su gloria, y removido del monte de Dios en el Edén donde tenía su trono. A él le espera en el futuro otro juicio por sus acciones, para ser finalmente arrojado al lago de fuego.
“El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.”
Apocalipsis 20:10
Reflexiones sobre la Caída de Lucifer
Lucifer