Armando Alducin

La invasión de los ángeles caídos


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14:14), la Escritura misma da evidencia de que su reino estaba en la Tierra y no en el cielo. Su reino debió localizarse debajo de las nubes y las estrellas para haber deseado exaltarse por encima de ellas. Al enfatizar de esta manera la posición terrenal de Lucifer, es lógico pensar entonces que su rebelión contra Dios no inició en el cielo, sino en la Tierra. De otra manera, ¡no habría determinado “subir”!

      La Biblia menciona que “por medio de él [Cristo] fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades” universales (Colosenses 1:15-16); entre esos reinos, estaban los de la Tierra, creada para ser habitada por criaturas terrenales (Isaías 45:18). Así que Lucifer debió recibir autoridad sobre la Tierra y sus habitantes.

      El profeta Ezequiel proporciona mucha información adicional acerca del gobierno de Lucifer durante el período pre-adámico y expande la descripción de su posición y la causa de su rebelión:

      “«Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro y adviértele que así dice el Señor omnipotente: “Eras un modelo de perfección, lleno de sabiduría y de hermosura perfecta. Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, y especialmente preparados para ti desde el día en que fuiste creado. Fuiste elegido querubín protector, porque yo así lo dispuse. Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego. Desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti. Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste. Por eso te expulsé del monte de Dios, como a un objeto profano. A ti, querubín protector, te borré de entre las piedras de fuego. A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Por eso te arrojé por tierra, y delante de los reyes te expuse al ridículo. Has profanado tus santuarios, por la gran cantidad de tus pecados, ¡por tu comercio corrupto!

      Por eso hice salir de ti un fuego que te devorara. A la vista de todos los que te admiran te eché por tierra y te reduje a cenizas. Al verte, han quedado espantadas todas las naciones que te conocen. Has llegado a un final terrible, y ya no volverás a existir.”»”

      Ezequiel 28:12-19

      Dios había dispuesto para Lucifer que fuera el protector de su jardín y lo había revestido no sólo de sabiduría, hermosura y perfección, sino que lo había distinguido de todos los demás incluso con vestimentas especiales. No siempre Lucifer fue un modelo de maldad, pues su “conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida” en él, llenándolo de orgullo, violencia y pecado. Por eso, Dios lo expulsó de su presencia “como a un objeto profano.”

      Es interesante que este drama sucedió antes de la creación de Adán, pero la Escritura menciona que el juicio de Dios sobre Lucifer se ejecutó “a la vista de todos los que te admiran… todas las naciones que te conocen.” Sin duda, hubo un mundo pre-adámico que fue corrompido por la acción de Lucifer y sus ángeles caídos.

      La Serpiente en el Edén

      Antes de que nuestro tiempo-espacio existiera, ya había multitud de seres espirituales llamados “los hijos de Dios.” Lucifer era la estrella más brillante de esta congregación angelical, poseedor de gran hermosura, sabiduría y conocimiento (Ezequiel 28:12-17). Este hermoso querubín se convirtió en un ángel caído cuando permitió que en su corazón se albergaran estos pensamientos: “Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de los dioses. Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14).

      En la Biblia, muchos pasajes se refieren a los ángeles como “estrellas” y sus nombres se relacionan con los de algunos astros en el firmamento (Job 38:6-7; Jueces 5:20; Daniel 8:10; Apocalipsis 9:1, 12:4). Tal parece ser el caso de Venus, llamado también “la estrella de la mañana,” nombrado así por Lucifer.

      Cuando Satanás apareció en el Huerto del Edén, después de la creación del hombre y la mujer, lo hizo como una “serpiente;” sin embargo, ese no es el sentido original dado en hebreo (Génesis 3:1). La palabra hebrea usada es nakjásh, que significa “brillante, silbar, murmurar, encantar.” Es necesario entender esta figura del lenguaje bíblico, usada principalmente para atraer nuestra atención. Por ejemplo, Cristo se refiere a Herodes como una “zorra” y a Jesús se le llama “el León de la tribu de Judá” y en otras ocasiones “el Cordero de Dios.”

      Así que, cuando a Satanás se le llama “serpiente,” el propósito es expresar la verdad de una manera más descriptiva. Por tanto, se puede deducir que Satanás, por supuesto, no es una serpiente en un sentido literal, pues las Escrituras lo describen como un querubín hermoso, lleno de sabiduría y conocimiento. Observe esta Escritura:

      “Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo… Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz.”

      2 Corintios 11:3, 14

      Todo esto es evidencia de que la palabra “serpiente” (nakjásh) se refiere a un ser espiritual glorioso de aspecto superior y poseedor de gran hermosura, sabiduría y conocimiento, y hábil para engañar, encantar o fascinar. Fue a esta criatura brillante y fascinante, a este “ángel de luz,” al que Eva le dio toda su atención y con el que tuvo conversación.

      “Se inclinarán hacia ti los que te ven, te contemplarán, diciendo: «¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?»”

      Isaías 14:16-17 RV60

      Es interesante que, al describir la caída de Lucifer, el texto se refiera a él como “aquel varón,” tal como lo hace también para referirse a Gabriel, el mensajero de Dios, y a Miguel, el jefe de los ángeles. También, una vez más la Escritura menciona no sólo la acción pecaminosa de Lucifer sobre la Tierra y las nefastas consecuencias que esto tuvo, sino la presencia de reinos y ciudades, confirmando así la existencia de un mundo pre-adámico, sobre el cual Lucifer y sus ángeles caídos tuvieron influencia y poder.

      Como resultado de la caída debido a su enaltecimiento de sí mismo, su sabiduría fue corrompida y se convirtió en diabólica, por lo cual fue arrojado a la Tierra (Ezequiel 28:17). Las Escrituras describen a la serpiente como “astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho” (Génesis 3:1 RV60). La palabra hebrea que traduce “animal,” es chay, que quiere decir “ser viviente.” También, llama la atención que la palabra nakjásh, traducida como “serpiente,” en otras partes del Antiguo Testamento se traduzca como “encantar, seducir, fascinar o embrujar.” Eva no conversó literalmente con una serpiente, sino con un ser esplendoroso, brillante, atractivo y poseedor de gran sabiduría y conocimiento que se presentó como un “ángel de luz.” Esto tuvo interesantes y astronómicas implicaciones relacionadas con la primera profecía de Dios acerca del Mesías:

      “Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.»”

      Génesis 3:15 RV60

      La “simiente de la mujer” se refiere a la virgen que concebiría al Mesías. Este drama cósmico se observa incluso en los signos del zodíaco: la virgen es Virgo; su semilla, que sería lastimada en el talón por la serpiente, es el Mesías, el León de Judá, es Leo; y la serpiente que le heriría es Escorpión.

      El Otro Edén

      La morada de Satanás en este planeta era el Edén, el Jardín de Dios, como lo describe el Antiguo Testamento.

      El Edén de Lucifer

      La palabra hebrea que traduce “paraíso,” es Edén, y la que traduce “huerto” o “jardín” es gan. Ezequiel muestra a Lucifer en el Edén original:

      “«Hijo