También está implícito en el tema dominante de la familia que la Escritura emplea continuamente con respecto a la comunidad cristiana. Se hace referencia a la iglesia como la familia de Dios en 1 Timoteo 3:15; las Escrituras se refieren a Dios repetidamente como nuestro Padre; y el término más común usado en referencia a los cristianos en el Nuevo Testamento es adelphos, que significa “hermano” (o “hermanos” en su forma plural). Se utiliza más de trescientas veces para referirse a otros creyentes, y el significado de ese hecho para nuestra discusión es que debemos cuidar de nuestros hermanos y hermanas espirituales de la misma manera que cuidamos de nuestra familia física. Sin duda, muchos de nosotros vaciaríamos nuestras cuentas bancarias antes de permitir que nuestras madres o nuestros hermanos pasasen hambre o tuviesen que seguir adelante sin un tratamiento médico necesario, y deberíamos tener la misma actitud hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
1 Timoteo 5:8 dice: “si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo”. Este versículo se está refiriendo específicamente a la familia física de una persona. No obstante, en el contexto, la aplicación de su verdad se extiende también hacia nuestra familia espiritual porque se le ordena a la iglesia proveer para las necesidades de las viudas que no pueden proveer para sí mismas. Así que una buena iglesia cuida de sus viudas y otros miembros que están en necesidad.
Un Interés por Aquellos que Están Fuera del Cuerpo de Cristo
Hechos 2:47 dice que la iglesia primigenia estaba “teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. En el libro de Hechos, el término griego para “pueblo” (laos) con mucha frecuencia se refiere a los habitantes no salvos de un área concreta (cf. 4:1-10). De esa manera, en este versículo, es probablemente una referencia general a la población judía no creyente de Jerusalén. Por supuesto, “los que iban siendo salvos” (LBLA) eran anteriormente incrédulos que habían venido a Cristo por el mensaje del Evangelio. Por esto sabemos que la iglesia en Jerusalén estaba teniendo un impacto tremendo en el mundo que les rodeaba, y sin duda ese impacto fluía de un gran amor por sus vecinos no salvos.
En nuestras iglesias de hoy no podemos esperar necesariamente la aprobación de los incrédulos en nuestras comunidades (el propio favor de que disfrutó la iglesia de Jerusalén no duró mucho tiempo), y nosotros tampoco podemos esperar que Dios esté añadiendo convertidos a nuestras congregaciones cada día. Pero podemos ser como los primeros cristianos al proclamar amorosa y fielmente el Evangelio al mundo que nos rodea. Una buena iglesia estará haciendo esto siempre.
Como dice John MacArthur, “¡Para muchos cristianos, lo más cerca que están de penetrar en su comunidad es conduciendo a la iglesia en un coche que tiene un adhesivo de un pez en el parabrisas trasero!”38 Y desafortunadamente, lo más que algunas iglesias se acercan al evangelismo es hablando de ello de vez en cuando o teniendo un culto de “avivamiento” al cual asisten casi exclusivamente sus propios miembros. No obstante, una iglesia verdaderamente bíblica enfatizará repetidamente la necesidad del evangelismo y equipará a sus miembros regularmente para hacerlo (cf. Mat. 28:19-20; 1 Tes. 1:8). Así que una manera de evaluar una iglesia es inquirir sobre cuántas profesiones de fe han tenido en el último año, o cuántas personas que previamente no asistían a ninguna iglesia se han hecho miembros. En nuestra experiencia, hemos encontrado numerosas iglesias que son muy sólidas en doctrina, pero que raramente llevan personas a Cristo. Sin duda, esto no agrada a nuestro Señor Jesús, el cual vino a buscar y a salvar a los perdidos, y nos mandó hacer discípulos de todas las clases de personas (Mt. 28:18-20).
¡No Digas Sí a una “No-Iglesia”!
En su libro Handbook of Church Discipline [Manual de Disciplina Eclesiástica], Jay Adams acuñó un término para las iglesias que rehusan practicar la disciplina eclesiástica incluso después de una repetida instrucción y exhortación. Adams dice que “deberíamos declararlas “no-iglesias” ya que no trazan una línea entre el mundo y la iglesia practicando la disciplina”.39 “No-iglesia” es un término muy fuerte, pero es apropiado, porque no importa con qué frecuencia un grupo de personas se llaman a sí mismas una iglesia, no significa nada si no están funcionando como una iglesia, según las instrucciones de Dios. El Club Rotario local podría decidir llamarse a sí mismo una iglesia, ¡pero eso no lo haría una iglesia! Lamentablemente, muchas de las opciones que afrontan los creyentes de hoy al buscar un lugar de comunión caen en la categoría de “no-iglesia”. Definitivamente caen en esa categoría si no están caracterizados por las cualidades esenciales que hemos tratado en este capítulo. Así que estamos obligados bíblicamente a escoger una iglesia que demuestra una devoción por la enseñanza de los apóstoles, que tiene un enfoque centrado en Dios, y un interés amante por las necesidades de la gente.
Esa clase de iglesia refleja el carácter del cuerpo descrito en Hechos 2, que tanto agradaba a Dios y que fue usado por Él de una manera tan enorme. Un comentarista resume lo que hemos estado tratando de esta manera:
Los versículos 43-46 dan un retrato ideal de la joven comunidad cristiana, dando testimonio de la presencia del Espíritu en los milagros de los apóstoles, compartiendo sus posesiones con los necesitados que había entre ellos, compartiéndose a sí mismos en la intimidad de la mesa de su comunión. Su vida común estaba marcada por la alabanza a Dios, el gozo en la fe, y la sinceridad de corazón. Y en todo ello, experimentaban el favor de los no-creyentes y las bendiciones continuadas del crecimiento dado por Dios. Fue un tiempo ideal, casi de felicidad absoluta marcado por el gozo de su vida juntos y la calidez de la presencia del Espíritu entre ellos. Casi podría describirse como “la edad de la inocencia” de la iglesia primigenia. La narrativa subsiguiente de Hechos mostrará que no permaneció siempre así. La sinceridad algunas veces cedió su lugar a la deshonestidad, el gozo fue emborronado por divisiones en la comunión, y el favor de la gente fue ensombrecido por las persecuciones de los oficiales judíos. Las reseñas de Lucas presentan un ideal para la comunidad cristiana a la cual ha de aspirar siempre, regresar constantemente, y descubrir de nuevo, si quiere tener esa unidad de espíritu y propósito esencial para un testimonio efectivo.40
Preguntas para la plática y aplicación:
1. ¿Sobre qué base escogiste tú la iglesia a la que ahora asistes? ¿Qué fue importante para ti cuando hiciste esa elección, y qué no fue tan importante?
2. ¿Por qué es la enseñanza de la Palabra de Dios tan importante en una iglesia? ¿Cómo se relaciona con los otros ministerios en una iglesia?
3. Con una actitud humilde y constructiva, evalúa tu iglesia basado en la lista de características de una iglesia “centrada en Dios” frente a una iglesia “centrada en el hombre” en las páginas 45-48. ¿Qué está haciendo bien tu iglesia, y cómo piensas que podría estar más “centrada en Dios”?
4. ¿De qué manera se están extendiendo las personas de tu iglesia hacia los cristianos necesitados? ¿De qué manera se están extendiendo hacia las personas que no son cristianas? Y, ¿cómo puedes involucrarte tú en esa clase de ministerios?
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