Wayne Mack

La Vida en la Casa del Padre


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. El liderazgo, la enseñanza, el evangelismo, el manejo de los fondos, la música, el cargo de ujier, e incluso las tareas aparentemente mundanas como el cuidado de la guardería, y el mantenimiento del edificio, deberían ser realizados por aquellos que aman a Cristo y están comprometidos con la iglesia. Esto es así porque los miembros del cuerpo son dotados por el Espíritu con el propósito de llevar a cabo la obra del ministerio (1 Co. 12; Ef. 4:11-16). Una manera de asegurarse de que eso sucede es haciendo de la membresía un requisito necesario para tal servicio. Muchas iglesias hacen justamente eso; así que en muchos casos, aquellos que rehúsan convertirse en miembros están diciendo básicamente que no están dispuestos a cumplir los ministerios para los que pueden haber sido dotados por Dios. Por otro lado, aquellos que son miembros tienen la libertad de obedecer a Dios en cualquier manera que Él les llame a servir.

      Servicios útiles. Una iglesia que conocemos tiene un ministerio de orientación bíblica dotado de más de veinte hombres y mujeres cualificados para aplicar las Escrituras a los cuidados del alma. Han sido tantas las personas que han expresado un deseo por recibir este servicio que la iglesia ha tenido que limitar el acceso a recibir este ministerio solamente a los miembros. De la misma manera el personal pastoral agotado por el trabajo, a menudo tiene que tomar decisiones respecto a quien pueden ofrecer su tiempo, y aquellos que son miembros tienen prioridad sobre los que no lo son. La iglesia incluso se ha visto forzada a limitar las bodas en sus edificios a los miembros debido a la gran demanda y a lo limitado de su personal.

      Puede ser que todas las iglesias no estén tan abrumadas como lo está ésta, pero es probable que muchas se encuentren en una situación similar. Y otras iglesias pueden incluso decidir (como lo hemos hecho nosotros en algunos casos) limitar intencionadamente sus servicios a los miembros con el propósito de animar a los creyentes a tomar ese compromiso. De cualquier manera, en muchos cuerpos locales aquellos que se han comprometido oficialmente encuentran que les resulta más fácil ser ministrados por la iglesia.

      Responsabilidad amante. Otro beneficio de pertenecer a una iglesia local es que se nos pueden pedir responsabilidades ante sus líderes y miembros según el proceso de disciplina eclesiástica mencionado anteriormente en este capítulo. La posibilidad de ser amonestados por nuestro pecado o de ser puestos fuera de la iglesia es algo que de manera natural no vemos como beneficioso, pero esto es así sólo porque nuestro punto de vista está nublado por nuestra carne pecaminosa. Realmente deberíamos recibir con agrado e incluso buscar tal responsabilidad, porque es una herramienta poderosa que Dios usa para moldearnos a la imagen de Su Hijo.

      La amonestación es un acto de amor que beneficia enormemente al amonestado, e incluso la disciplina más severa es llevada a cabo por el bien del ofensor. Considera estos versículos:

      Que el justo me castigue, será un favor, Y que me reprenda será un excelente bálsamo. (Sal. 141:5)

      No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; Enseña al justo, y aumentará su saber. (Pro. 9:8-9).

      El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante. (Pro. 12:1)

      El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento. (Pro.15:32)

      Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece. (Pro. 27:5-6)

      El tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. (1 Cor. 5:5).

      De los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar. (1 Tim. 1:20)

      Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. (Heb. 12:5-6)

      La responsabilidad y la amonestación por parte de otros creyentes pueden tener lugar en nuestras vidas si no somos miembros de una iglesia, pero como tratamos anteriormente, las últimas fases del proceso con frecuencia no pueden llevarse a cabo. De tal manera que si nosotros persistiéramos en algún pecado (¡Dios nos libre!), todos los medios que Dios ha diseñado para sacarnos del pecado no estarían a nuestra disposición. Así que, en efecto, el no estar dispuestos a unirnos a una iglesia local equivale a decir que no estamos interesados en la responsabilidad ante Dios en nuestras vidas.

      Considerando los privilegios de la pertenencia a la iglesia local, toda persona que no es miembro de una debería estar “aporreando la puerta” para entrar. La suma del mandato para comprometernos con la iglesia y nuestra obligación de obedecer a nuestros líderes, nos lleva a ver por qué la membresía no es una mera opción para un verdadero creyente. Por esto es certero decir que en un sentido aquellos que rechazan la membresía de la iglesia “se tratan a sí mismos como no-creyentes” (especialmente después de haber sido enseñados en las verdades anteriores), porque son voluntariamente desobedientes a los mandatos de Dios y se niegan a sí mismos neciamente los beneficios de la comunidad de Dios.

      Eric Lane dice que la relación de un creyente con la iglesia es análoga a un matrimonio. Compara a los cristianos que rechazan la membresía de la iglesia con un hombre y una mujer que meramente se declaran a sí mismos casados y se ponen a vivir juntos sin someterse jamás a una ceremonia legal de matrimonio.

      Han pensado sólo en sí mismos y no en la sociedad de la cual forman parte. El matrimonio es un asunto público, porque, por mucho que algunos individuos lo consideren un asunto privado, los demás miembros de la sociedad tienen el derecho de saber quien pertenece a quien y quien es el esposo o la esposa de quien. Una sociedad en la que todo el mundo se comportara como esta pareja sería un caos absoluto. Por otra parte, su egoísmo rebota sobre su propia cabeza, porque al rehusar registrarse como matrimonio, se excluyen a sí mismos de ciertos beneficios que el estado otorga a las personas casadas.26

      Tomando la misma analogía del matrimonio, necesitamos honrar a Cristo siendo Su esposa en todo sentido, externamente tanto como internamente, de manera visible tanto como invisible, y oficialmente en la iglesia local tanto como espiritualmente en el cuerpo universal.

      Preguntas para la plática y la aplicación:

      1. ¿Piensas que las iglesias deberían tener un listado de membresía, y un proceso por el cual las personas se pueden unir a la iglesia? ¿Por qué o por qué no?

      2. Si tu iglesia tiene un listado de miembros, ¿estás tú en él? ¿Por qué o por qué no?

      3. ¿Qué votos de membresía o qué compromisos hiciste tú cuando te hiciste miembro, o harías si te hicieras miembro? ¿Cómo piensas que el hacer esos votos podría afectar a tu vida?

      4. ¿Cuáles son algunas maneras en que tú has vivido esos votos en el cuerpo, y cuáles son algunas maneras en que planeas hacerlo en el futuro?

      Escogiendo una Buena Iglesia

      Cuando los cristianos comprenden la importancia de la iglesia y buscan una en la cual involucrarse, con frecuencia caminan hacia una plétora de posibilidades. El número estimado de denominaciones que afirman formar parte de la religión cristiana en todo el mundo era en 1980 de 20.800,27 y sin duda, ese número ha crecido desde entonces. En muchas comunidades americanas, hay más iglesias que escuelas, tiendas de comestibles, o incluso restaurantes. (En algunas ciudades del Sureste, ¡parece haber más iglesias que la suma de esas tres otras cosas!)

      Así que, comprender la importancia de la iglesia y de la membresía no es el final de la guerra para muchos creyentes; luego tienen que luchar la batalla terrible de encontrar una iglesia en la cual puedan adorar y servir a Dios. La Grace Community Church (Iglesia Cristiana Comunitaria) y el ministerio Grace to you (Gracia para ti), reciben más de trescientas cartas cada mes con preguntas acerca de la Biblia o expresando necesidades personales. Con mucho, las peticiones más frecuentes son las de recomendaciones de iglesias o las de consejos sobre cómo