parte de lo que pensaba que sabía sobre la pérdida de peso (lo que había aprendido en la facultad de Medicina) era totalmente erróneo. La restricción calórica es un ejemplo. En la facultad nos habían enseñado que la pérdida de peso se reduce a ingerir menos calorías de las que gastamos. Pero la verdad es que esta estrategia no te ayudará a perder peso, y no porque lo diga yo. La tasa de éxito de la restricción calórica es del 1%, aproximadamente. La obesidad se ha convertido en una epidemia mundial, aunque la gente haya estado contando su ingesta calórica de manera más obsesiva que nunca.
Dada la importancia que tiene la pérdida de peso para la salud, y especialmente para las enfermedades renales, revisé la base científica de esta recomendación. Y me quedé de piedra al descubrir que toda la teoría de la restricción calórica carece de fundamento científico. No hay vías fisiológicas en el cuerpo vinculadas a las calorías. No hay estudios que prueben que reducir la ingesta calórica implique una reducción del peso. Por el contrario, todos los estudios muestran que la restricción calórica es inútil. Si ya sabíamos que este enfoque no tenía sentido, ¿por qué lo defendían los profesionales de la medicina? Me sentí desconcertado.
Decidí buscar métodos más eficaces para perder peso, y encontré algunas estrategias avaladas por el tiempo que habían sido olvidadas. Además de seguir recomendando a mis clientes que comieran menos azúcar y menos cereales refinados, no tardé en presentarles el ayuno. Este consejo fue transformador: perdieron peso, adoptaron hábitos saludables y mejoraron de muchas de sus afecciones crónicas.
Pero hay un componente del ayuno que va mucho más allá de lo que se ve en la báscula o lo que aparece en un análisis de sangre: las dificultades mentales y emocionales relacionadas con la pérdida de peso y una mala salud, como las adicciones, la vergüenza y la culpa. Es tan imprescindible abordar estas dificultades como lo es ocuparse de los problemas de salud.
Dicho esto, reconozco que probablemente no soy la persona más indicada para abordar el aspecto mental y emocional de la pérdida de peso. Mi peso prácticamente no ha cambiado desde que era estudiante de secundaria; de hecho, tenía unos pantalones que me he estado poniendo durante treinta años, hasta que hace muy poco mi mujer, avergonzada, los ha tirado. Por supuesto, he ganado algún kilito de vez en cuando, normalmente después de un período vacacional o unos días de fiesta, y también he perdido un poco de peso, habitualmente cuando he estado muy atareado. El caso es que si bien comprendo las dificultades asociadas a la pérdida de peso, no soy quién para hablar de ellas en primera persona.
Pero estoy convencido de que Eve Mayer, que es una mujer brillante y elocuente, aportará el toque humano a estas cuestiones, y Megan Ramos, que colabora conmigo desde hace mucho tiempo, conoce la obesidad tanto desde el punto de vista personal como profesional. Juntos, esperamos mostrarte cómo un estilo de vida basado en el ayuno puede ayudarte a acabar con el peso excesivo y con un abanico de afecciones crónicas. Esta es la razón por la que estamos escribiendo esta obra: para enseñar. Para aprender. Para reír. Para llorar. Para crear comunidad. Para derribar mitos y estigmas. Y, sobre todo, estamos escribiendo este libro juntos para ayudarte a entender a una bestia que todos estamos intentando domar: la obesidad.
1 El gumbo es una sopa que se puede encontrar en algunos restaurantes del golfo de México, en Estados Unidos. Contiene dos ingredientes principales, arroz y caldo, el cual puede contener mariscos, aves y otras carnes. El 2boudin es un tipo de morcilla o butifarra (hay muchas variedades). El étouffée es una especialidad de la gastronomía criolla de Luisiana elaborada con marisco. (Fuente: Wikipedia) (N. del T.)
2 El fettuccine es un fideo plano elaborado con huevo, agua y harina (una modalidad de tallarines). El beignet es un dulce que se elabora mojando una fruta o una verdura en una masa bastante líquida y friéndola en aceite. (Fuente: Wikipedia) (N. del T.)
3 Editorial Sirio, 2017.
4 En inglés, diet wars; probablemente, la autora quiere establecer una analogía con Star Wars (La guerra de las galaxias). (N. del T.)
5 En Estados Unidos, la residencia y las becas son un tipo de formación médica de posgrado. (N. del T.)
CAPÍTUO 1
Los aspectos científicos
del ayuno
EVE MAYER
Ciencia. Esta palabra me intimida; siempre lo ha hecho. Incluso en la escuela secundaria, donde siempre sacaba sobresalientes y notables sin esforzarme mucho, mi boletín de notas reflejó un aprobado justo, en una ocasión, en la asignatura de Química Avanzada.
Este miedo a la ciencia básica y a la incapacidad de comprenderla contribuyó a que permaneciese gorda durante veinticuatro años. Actualmente ya no soy obesa, y la ciencia no me aterroriza. ¿Me he convertido de pronto en una científica erudita? ¡Por Dios, no! A veces aún me hago un lío con los términos más simples. Pero algo ha cambiado, y sé que parte de la razón por la que perdí tantos kilos y pasé a gozar de mejor salud fue que sentí curiosidad por lo que estaba sucediendo en mi cuerpo.
Voy a hablarte sobre los aspectos científicos del ayuno de la forma en que querría que alguien me hubiese hablado: en términos muy simples. El doctor Fung y Megan ofrecerán a continuación explicaciones más profundas y detalladas sobre lo que ocurre en tu cuerpo después de que has comido, pero permíteme explicarte mi experiencia personal y cómo el hecho de informarme sobre el metabolismo, la digestión, las hormonas y otros aspectos me ha ayudado a cambiar mi vida.
Durante años, estuve gorda sin querer estarlo. También lidié con la prediabetes, la infertilidad, alergias, infecciones sinusales, dolor en las articulaciones, bronquitis y neumonías. Fui de un médico a otro para resolver mis problemas, y como soy muy aplicada, hice lo que me dijeron. Ingerí menos calorías. Hice ejercicio. Tomé medicamentos. Fui a terapia. Comí más frutas y verduras. Para acelerar mi lento metabolismo, consumí comidas más pequeñas con mayor frecuencia. Me operaron dos veces para ponerme una banda gástrica ajustable, y después me practicaron una gastrectomía en manga para reducir para siempre el tamaño de mi estómago. Cada una de estas intervenciones produjo unos resultados, pero lo que ocurría más a menudo era que perdía peso y lo recuperaba más adelante. En todo el proceso, nunca descubrí la raíz del problema.
Pensé que mi cuerpo no tenía remedio. Hasta que probé un nuevo enfoque.
A principios de 2018, eliminé el azúcar de mi dieta y reduje mucho el consumo de carbohidratos, con un resultado asombroso: dejé de tener hambre todo el tiempo. Fue un cambio drástico, y más que bienvenido. De repente, quise saber por qué y cómo había funcionado mi nuevo enfoque. Cuando leí El código de la obesidad, se encendió una luz en mi cabeza y me di cuenta de lo siguiente:
Mi gordura es un problema hormonal. Lo que como y cuándo lo como afecta a mis hormonas. Por lo tanto, si cambio estos dos factores, puedo perder peso.
Los médicos me habían dicho que era prediabética y que tenía problemas con mi insulina, pero nunca me habían explicado qué demonios significaba eso. ¿Por qué es importante la insulina? ¿Qué hace en el cuerpo? ¿Qué es la resistencia a la insulina? ¿Por qué toman insulina los diabéticos si el incremento de insulina es problemático? ¿Por qué estaba tomando metformina más allá del hecho de que me ayudaría a no pasar de ser prediabética a ser diabética?
El enfoque del doctor Fung me lo aclaró todo. Ahora entiendo que mi cuerpo puede enfocarse en almacenar energía